
Muestra en el MNA resaltó la importancia del barro en los estudios arqueológicos
Muestra en el MNA resaltó la importancia del barro en los estudios arqueológicos
▲ Para esta exhibición se seleccionaron objetos que datan del año 600 aC al 1500 dC que provienen de proyectos de investigación realizados en Sinaloa, Nayarit, Jalisco, Colima, Michoacán y Guerrero, informó el curador e investigador de la sala Culturas de Occidente del MNA, Eliseo Padilla Gutiérrez.Foto Carmen Mondragón / INAH
De La Redacción
Periódico La Jornada
Lunes 2 de junio de 2025, p. 3
La exposición Cerámica, voces del barro antiguo, organizada por el Museo Nacional de Antropología (MNA) y el Centro de Estudios Mexicanos y Centroamericanos (Cemca), tendió un puente hacia el entendimiento de la trascendencia de los objetos de barro, desde su descubrimiento en excavaciones arqueológicas, hasta su restauración y tratamiento museográfico, así como su importancia en tanto fuente de información para comprender a las sociedades del pasado.
La muestra, ubicada en la sala de Exposiciones Temporales A1 de ese recinto, reunió más de 70 piezas prehispánicas, entre vasijas, figurillas, orejeras y utensilios de uso cotidiano y ritual procedentes del Occidente de México.
El curador e investigador de la sala Culturas de Occidente del MNA, Eliseo Padilla Gutiérrez, señaló que para esta exhibición se seleccionaron objetos que datan de los periodos Preclásico y Posclásico −del año 600 aC al 1500 dC−, que provienen de proyectos de investigación realizados en Sinaloa, Nayarit, Jalisco, Colima, Michoacán y Guerrero.
Además, estas piezas precolombinas dialogan con objetos cerámicos del siglo XX, a fin de mostrar cómo el proceso de creación de una vasija en comunidades actuales permite comprender la manera en que se elaboraban en épocas remotas. Esto permite al público contrastar las semejanzas de un ánfora blanca granular del sitio Xochipala, en Guerrero, del 300-400 dC, con la alfarería que se realiza hoy en la población de Ameyaltepec, por ejemplo.
La curaduría de la exposición estuvo a cargo del propio Padilla y de la arqueóloga asociada al Cemca, Véronique Darras, y comienza con una pequeña pero elocuente obra: la figurilla de un alfarero con una vasija entre las manos (200-400 dC), recuperada de las excavaciones en Cañón de Bolaños.
Colaboración de la UNAM
El experto comentó que todos estos materiales fueron obtenidos en excavaciones arqueológicas controladas, lo que permite obtener información sobre cómo vivían y pensaban las antiguas culturas, y sus estilos llevan a diferenciar culturas, fechar sitios y descubrir sus usos.
En tanto, métodos como el análisis petrográfico y químico ayudan a identificar materiales y pigmentos utilizados, revelando sus orígenes y técnicas de manufactura.
Los análisis revelan que el pigmento rojo proviene de un mineral llamado hematita, a veces mezclado, lo que da brillo a las piezas. El color blanco se lograba con arcillas como la caolinita y la montmorillonita, mientras los tonos negro y marrón resultan de óxidos de hierro y manganeso.
Para obtener estos datos, se contó con la colaboración de la Universidad Nacional Autónoma de México, por conducto del Laboratorio Nacional de Ciencias para la Investigación y la Conservación del Patrimonio Cultural, coordinado por el doctor José Ruvalcaba Sil, que facilitó el Sistema de Análisis No Destructivo de Rayos X. Este equipo permite identificar químicos presentes en los decorados y en los materiales de las cerámicas como hierro, calcio y silicio.
La muestra Cerámica, voces del barro antiguo concluyó ayer.