
Un barco estadounidense que pescó ilegalmente en México muestra los vacíos para hacer …
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El Archipiélago de Revillagigedo se convirtió en 2017 en la mayor área marina protegida de Norteamérica. Ese año, el Gobierno mexicano le otorgó la categoría de conservación más restrictiva existente de su legislación y prohibió tanto la pesca como la extracción de recursos naturales en sus 14.808.780 hectáreas. En poco tiempo, la acción se posicionó como ejemplo de buena política de conservación a nivel mundial.
Pese a ello, se cree que un yate estadounidense lleva ocho años ingresando de forma ilegal en su ecosistema, según denuncian científicos del Scripps Institution of Oceanography. Se trata de Red Rooster III, un barco operado por la empresa Lee Palm Sportfishers, que organiza viajes de pesca deportiva desde San Diego, California. “Es una actividad completamente prohibida en Revillagigedo y no sería la única irregularidad que ha cometido esa embarcación”, declara Fabio Favoretto, analista de datos científicos en temas marino-costeros de ese centro de investigación que se encarga, entre otras actividades, de monitorear en tiempo real embarcaciones marinas a través de la plataforma satelital Skylight.
“Gracias a esta herramienta, de acceso gratuito, podemos detectar barcos que entran en el parque de forma ilegal y reportarlos a las autoridades correspondientes”, agrega Favoretto, parte del equipo que interfirió la presencia ilegal del yate con bandera estadounidense en aguas mexicanas. La alarma sonó por primera vez el 27 de enero de este año, cuando la plataforma Skylight se activó y avisó a investigadores y guardaparques de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp). Según los registros satelitales, Red Rooster III entró en el polígono de protección del Parque y se mantuvo cerca de la Isla Clarión, una de las cuatro volcánicas que conforman el archipiélago, mostrando movimientos zigzagueantes asociados generalmente a actividades de pesca de atún y wahoo, especies de alto valor comercial.

Además de presuntamente saltarse la prohibición de pesca, el barco estadounidense no avisó a las autoridades competentes sobre su entrada en el área protegida. El marco normativo de estos territorios establece que toda persona que haga uso del parque tiene que dar aviso a la Conanp, incluso si está observando fauna o flora, o haciendo buceo, las únicas actividades permitidas en el área. El yate estadounidense “tampoco estaba de paso inocente”, agrega Favoretto, como se le llama al permiso con el que deben contar todos los buques que atraviesen territorio marítimo de otros países. “Por lo que podría haber incumplido más de una ley mexicana”, matiza el científico.
Reconstrucción del historial
Según los registros satelitales, tras la primera alerta, la embarcación estadounidense navegó varios días por el área natural protegida sin dar señales hasta que, el 8 de febrero, cuando se encontraba cerca de la frontera con Estados Unidos, de regreso a su puerto base en San Diego, volvió a prender su Sistema de Identificación Automática (AIS). Este dispositivo transmite la ubicación, identidad, rumbo y velocidad de las embarcaciones con el fin de que otros buques y oficinas en los puertos puedan estar al tanto de su presencia y así evitar colisiones. El AIS es obligatorio para embarcaciones que superan ciertas dimensiones y todas las de pasajeros, independientemente de su tamaño. “Este barco, de 105 pies, cumple con los dos requisitos para tener la señal de forma obligatoria. No obstante, Red Rooster III tiene un historial de apagar el AIS justamente cerca del polígono de la reserva”, advierte el científico. “Esta vez, probablemente por error, dejaron la señal encendida y pudimos cacharlos e investigarlos”.
Además del rastreo satelital, su equipo también detectó una publicación en el canal oficial de Facebook del barco con evidencias de la actividad irregular. En una foto compartida en sus redes sociales, publicada el 29 de enero, días después de captar la señal dentro del Parque, aparecen dos pescadores posando con varios ejemplares de atún aleta amarilla recién capturados.

El 5 de marzo de 2025, el equipo científico y los guardaparques de la Conanp volvieron a recibir otro aviso de la entrada de la embarcación al polígono del Parque Nacional Revillagigedo. El 6 de marzo, gracias a un exhaustivo monitoreo, pudieron detectar que llegó a las inmediaciones de la isla Clarión.
“El último registro es del 14 de marzo, con su salida del parque”, aclara el experto, cuyo equipo consiguió detectar el historial del barco. “Gracias a la plataforma satelital, se pueden observar perfectamente los gaps (huecos) de cuando apagaron y encendieron el sistema, un grave error para ellos porque podemos reconstruirlo todo”, agrega. Al analizar los datos históricos disponibles de la actividad de la embarcación, obtenidos de la plataforma Global Fishing Watch, los investigadores se dieron cuenta de que este llevaba años entrando de forma ilegal en la mayor área natural protegida de Norte América. “Tenemos evidencias múltiples de todas las veces que ha entrado. Rastreando los viajes más antiguos, contamos con al menos ocho incursiones en el parque”, revela Favoretto. La evidencia muestra que, al entrar en el Parque Nacional Revillagigedo, el barco siempre apaga el AIS, “con todas las implicaciones que eso tiene”. Este medio contactó con la empresa Lee Palm Sportfishers para conocer su versión de los hechos, pero no obtuvo respuesta.
Descoordinación entre autoridades
Una vez reunidos todos los datos, la Conanp reportó la situación a la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa). “Ante las evidencias de presunción de delitos ambientales dentro de áreas naturales protegidas, nuestra obligación es elaborar un documento que esté respaldado técnica y jurídicamente con evidencia de que se presume de que haya una irregularidad”, declara Benito Bermúdez, director de la Región Península de Baja California y Pacífico Norte de la Conanp. Desde entonces, siguen a la espera de la acción de sus superiores. Profepa, con quien este medio contactó, no ha querido pronunciarse.
Por su parte, la Secretaría de Marina (Semar), dijo en una respuesta vía correo electrónico que “se ha incrementado el monitoreo de dicha área con la finalidad de intensificar los posibles movimientos en el Parque Nacional Revillagigedo por parte de la embarcación Red Rooster”. Sin embargo, informan de que “no cuentan con algún otro tipo de información”, además de las alertas de la plataforma satelital. Son declaraciones ante las que un guardaparques del área natural – que prefiere mantener su anonimato – reacciona con intranquilidad. “Nos preocupa la falta de capacidad de acción y atención ante un delito ambiental por parte de algunas de las autoridades involucradas en la protección del parque”.
Si bien el Gobierno anunciaba a principios de este año la implementación de tecnologías y estrategias innovadoras para la conservación y manejo del Parque Nacional Revillagigedo, “de nada sirve tener las tecnologías si no se acompaña la parte legal”, denuncia por su parte el científico Favoretto, quien también alerta sobre la falta de protocolos de acción cuando las embarcaciones apagan sus sistemas de monitoreo satelital.
Bermúdez, de Conanp, agrega que se está “trabajando mucho para que se hagan las regulaciones adecuadas y para la actualización de las formas de la normatividad en función a estas nuevas tecnologías”. En 2018, explica, tuvieron un caso parecido con una embarcación dedicada al turismo en las inmediaciones de Isla Clarión. Aunque la Conanp denunció y se llevó a cabo una inspección junto con agentes de la Secretaría de Marina, “no se pudo demostrar el delito, incluso con evidencias de que se había llevado a cabo actividad ilegal de pesca. Se cerró el capítulo y no quedamos satisfechos del procedimiento”, declara Bermúdez. Además, como dice, este nuevo caso es “ya competencia de la Profepa en coordinación con la Semar y las instancias diplomáticas, porque se trata de un buque extranjero. Se tiene que actuar apegado al derecho internacional”. Decepcionado ante la falta de acción de las autoridades correspondientes, Favoretto se lamenta: “¿De qué sirve proteger por decreto un área natural protegida si luego la ley no se respeta?”