
Solo hay un país en el mundo que produce suficiente comida para alimentar a toda su población
En una era de interdependencia extrema, donde las rutas comerciales se tensan como cuerdas bajo tormentas geopolíticas, la autosuficiencia alimentaria aflora como una joya esquiva.
En un meticuloso estudio publicado en Nature Food, se han analizado los sistemas de producción agrícola de 186 países, descubriendo un dato tan sorprendente como revelador: solo uno de ellos logra cubrir todos los grupos de alimentos esenciales para una dieta saludable sin necesidad de importar un solo bocado.
El análisis se basó en la comparación entre la producción nacional de cada país y las necesidades dietéticas según el modelo Livewell del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), considerando siete grupos clave: frutas, verduras, lácteos, carnes, pescados, proteínas vegetales y alimentos básicos ricos en almidón.
La conclusión es inquietante: más de un tercio de los países no alcanza la autosuficiencia ni siquiera en dos de estos grupos.
Europa: bien posicionada
Al observar el mapa de la autosuficiencia global, se revelan patrones regionales inquietantes. En Europa y América del Sur se encuentran la mayoría de los países con autosuficiencia en al menos cinco grupos alimentarios. En cambio, seis países, entre ellos Afganistán, Catar y Yemen, no logran producir cantidades suficientes en ninguno de los siete grupos. Subregiones enteras como África subsahariana muestran deficiencias graves en carne, lácteos y vegetales.
En el caso de productos animales, el panorama es desigual. Si bien el 65% de los países cubren sus necesidades de carne, solo el 44% lo hace en lácteos. Para el pescado, los datos son aún más alarmantes: apenas uno de cada cuatro países puede considerarse autosuficiente.
Guyana es el único país que aparece en verde en cada uno de los siete mapas del estudio. Su combinación de tierras fértiles, baja densidad poblacional y climas favorables lo convierte en un raro oasis alimentario.
Otros países como China y Vietnam siguen de cerca a Guyana, alcanzando seis de los siete grupos. Sin embargo, su alta densidad poblacional y el estrés hídrico limitan sus márgenes de maniobra. La situación en África subsahariana es especialmente crítica, con solo un puñado de países logrando autosuficiencia parcial en vegetales y almidones.
Las uniones económicas no son la solución
Las uniones económicas tampoco logran una autosuficiencia completa. El estudio revela que, por ejemplo, el Consejo de Cooperación del Golfo solo es autosuficiente en carne, mientras que la Comunidad del Caribe alcanza apenas dos grupos. La excesiva dependencia de importaciones, especialmente de un único socio comercial, pone en jaque la resiliencia regional, como quedó demostrado durante el bloqueo del Canal de Suez en 2021.
La sobredependencia en unos pocos socios comerciales genera un patrón peligroso, especialmente en los pequeños estados insulares y regiones como Centroamérica, que confían casi exclusivamente en Estados Unidos para el abastecimiento de alimentos básicos. La diversificación de fuentes se vuelve una necesidad estratégica.
¿Qué podemos esperar?
En cuanto al futuro, los pronósticos para 2032 ofrecen un panorama de luces y sombras. Se espera una mejora moderada en la autosuficiencia de carne (12 puntos porcentuales en promedio), pero los avances en lácteos y pescado serán mucho más limitados. Las mejores perspectivas están en el ámbito vegetal: legumbres, frutas, almidones. Europa y África muestran un potencial significativo de mejora si se invierte en innovación agrícola.
Pero incluso con estos avances, pocos países podrán satisfacer sus necesidades solo con producción interna. Como explica el estudio, alcanzar la autosuficiencia total implica una combinación de factores: condiciones climáticas favorables, políticas agrarias inteligentes, tecnologías de cultivo de alta eficiencia y, sobre todo, voluntad política sostenida.
Y sin embargo, los modelos dietéticos más estrictos como el de EAT-Lancet elevan aún más la vara. Bajo este enfoque, que prioriza una dieta saludable y sostenible para el planeta, ningún país alcanza la autosuficiencia en más de cinco grupos. Solo el 16% logra producir localmente suficientes legumbres, frutos secos y semillas.
En un mundo cada vez más incierto, la autosuficiencia alimentaria se revela no como un lujo, sino como una aspiración necesaria. Porque quizá el verdadero lujo del siglo XXI no sea el oro ni el litio, sino la capacidad de llenar una mesa con comida variada.