
Callo de hacha en Bahía de Kino, la hazaña de pescar y repoblar el mar al mismo tiempo
La Paz, Baja California
Sur.- Un grupo de pescadores en Bahía de Kino, Sonora, no se sumerge a bucear
solo para pescar, sino para cumplir el reto de repoblar una zona productiva de
antaño de callo de hacha, que se convirtió en un desierto a causa de la
sobreexplotación.
Hoy tienen
una producción estable gracias a la implementación de una Zona de Manejo
Integral para el recurso, e implementan un sistema de etiquetas para garantizar
la trazabilidad de sus productos, contar su historia y concientizar a los
consumidores sobre el esfuerzo detrás de su alimento.
·
Consolidación
de la cooperativa
Después de
participar en el encuentro De
pescador a pescador en 2006, una iniciativa de la organización civil Niparajá que
reúne a pescadores de todo el país para el intercambio de experiencias, los
pescadores de Bahía de Kino quedaron revolucionados por las iniciativas de
otros pescadores organizados.
Fue tanto el
impulso que en el 2007, 17 pescadores libres se juntaron y crearon la
cooperativa Jóvenes Ecopescadores con el acompañamiento de la organización
Comunidad y Biodiversidad (COBI), dedicada a la conservación marina y el manejo
sostenible de los recursos pesqueros.
En el 2009
obtuvieron los permisos de pesca comercial para callo de hacha, sin embargo,
para ellos era evidente que no se podía seguir capturando la especie sin
contrarrestar la sobreexplotación.
“Era una
pesca libre, sin veda, y fue muy explotada desde los años 90 hasta la
fecha. Vimos la decadencia del producto,
la escasez por la sobreexplotación y el mal manejo que tenía, y que tiene
todavía. Cuando empecé a bucear en el 2003 sacábamos entre 30 ó 40 kilos en una
jornada de tres horas, rápido. Ahorita sacas cuatro o cinco kilos desde las
ocho de la mañana hasta las tres de la tarde”, señaló Daniel Torres, presidente
de la cooperativa.
La
sobreexplotación sólo frenó hasta el 2021 cuando se estableció
una veda para
restringir la pesca durante la temporada reproductiva de la especie que va del
1 de julio al 30 de noviembre en Bahía de Kino, además de una cuota de captura.
La captura de
callo de hacha se lleva a cabo en el noroeste del país, principalmente, en Baja
California Sur, Baja California y Sonora, donde el estatus de la especie es
“aprovechado al máximo sustentable”, de acuerdo con la Carta Nacional Pesquera.
Por esta
situación, la cooperativa se planteó una producción 100% sustentable. Eso
implicaba repoblar la especie para que su captura no abonara a la
sobreexplotación y así mantener estable tanto la población de la especie como
la producción.
“Está muy
sobreexplotado el recurso, pero nos hemos dado cuenta de que es muy noble
porque si lo dejas y lo cuidas si se recupera”, señaló Torres.
·
Repoblamiento
A finales de
mayo y principios de junio, Torres se lanza al mar con una manguera de oxígeno.
Alguien a bordo se encarga de pasarle un ancla y un colector de larvas que él
fija en el fondo marino, mientras otro pescador a cargo del motor registra el
punto en el GPS.
Así colocan
alrededor de 120 colectores que dejan por tres meses en el mar, después los
llevan a la orilla donde seleccionan la semilla del callo de hacha y devuelven
al mar las de otras especies.
Por último,
las semillas se colocan en unas cajas tipo nestier en el mar, y cada mes las
monitorean hasta que llegan a un tamaño de entre 8 y 10 centímetros, que es
cuando están listas para ser sembradas aproximadamente en el mes de enero.
Les ha tomado
años lograr un proceso exitoso. Al inicio el porcentaje de mortalidad era del
50% en las especies que sembraban, pero basados en sus experiencias fueron
modificando la técnica y los tiempos para disminuir la mortandad que
actualmente ronda entre el 5 y 10%. Al año siembran alrededor de 500 callos de
hacha.
En 2013 la
cooperativa obtuvo un permiso de pesca de fomento para callo de hacha, cuya
finalidad es la investigación, el estudio y la conservación de los recursos. El
permiso abarca 25.9 hectáreas donde desarrolló su propio instrumento de manejo
pesquero llamado Zona de Manejo Integral.
Con el
conocimiento de los pescadores, decidieron que la Zona sería de refugio con dos
áreas: una de maricultura, donde ponen los colectores y siembran el callo de
hacha; y otra de pesca. En ambas se repobla y se captura callo.
Actualmente,
la cooperativa Jóvenes Ecopescadores es la única en el Golfo de California que
hace repoblamiento de callo de hacha y con resultados positivos. Esto lo han
comprobado a través del monitoreo biológico submarino que hacen en el polígono
y en sus alrededores para conocer la biomasa de la especie.
“En el primer
monitoreo que hicimos de toda la zona no encontramos ningún callo. Al siguiente
año, cuando empezamos a trabajar, teníamos 100, y en el 2018, cuatro años
después ya teníamos como 10 mil. En los últimos monitoreos hemos encontrado
alrededor de 11 mil. Ha sido un 40% o 50% de manera natural y el otro de las
siembras que
nosotros
hemos realizado”, señaló Torres.
Al regenerar
el producto, no solo se benefician como cooperativa, sino a toda la comunidad,
ya que el 80% de los buzos de Bahía de Kino, El Sahuímero, El Choyudo y una
parte de la comunidad Comcaac, dependen de este recurso.
Desde 2022,
la cooperativa fue apoyada financieramente a través del proyecto “Innovación
Azul”, impulsado por la Agencia Francesa de Desarrollo en colaboración con
COBI, cuyo objetivo es mantener la resiliencia de los ecosistemas marinos y
aumentar la capacidad de adaptación de las comunidades costeras mediante la
promoción de soluciones de conservación y sostenibilidad.
La idea de
este modelo desarrollado por la cooperativa es que más comunidades del noroeste
con callo de hacha sobreexplotado se inspiren en él y lo repliquen con
adaptaciones, señaló Carlos Acevedo, integrante de COBI.
·
Trazabilidad
Al capturar
los callos de hacha, los pescadores abren y separan el molusco de la concha.
Una vez limpio llenan bolsas de cinco kilos para venderlas, principalmente, al
interior de la comunidad y venden las conchas de forma individual.
Desde el
2018, como parte del esfuerzo por lograr una producción sustentable, los
pescadores han implementado una etiqueta para los callos en su concha.
Cada etiqueta
lleva una numeración, lo que permite llevar un control de la producción y
garantizar la trazabilidad. También incluye un código QR que lleva a un video
donde cuentan la historia de la cooperativa y explican cómo funciona la Zona de
Manejo Integral.
“Con la
etiqueta quien lo compra puede ver realmente el origen del producto que se está
comiendo y que vean que es un producto 100% sustentable. Aparte de la difusión
del proyecto, queremos que la misma gente sea consciente de la importancia de
la veda y cuando puede y no consumirlo para respetar el tiempo de reproducción
de la especie”, señaló Torres.
Actualmente,
buscan mercados que paguen por el valor agregado de su producto y de esta
manera sea sostenible la producción, las labores de repoblamiento y el
monitoreo que realizan.
“Apenas
estamos en proceso de comercialización. Ahorita el porcentaje que hemos logrado
obtener es mínimo. Sin embargo, contamos con un valor agregado que nos
diferencia de otros pescadores comerciales. Al ofrecer el producto ofrecemos la
historia detrás de su producción y eso nos puede llevar a tener un precio un
poquito más elevado”, señaló Torres.
*Este
artículo se publicó originalmente en Causa Natura Media.