
“La definición de mi obra está en manos del fuego”, asegura Gustavo Pérez
▲ Gustavo Pérez cuenta con estudios en ingeniería, matemáticas y filosofía, y es considerado uno de los artistas de América Latina de mayor relevancia mundial.Foto Cecilia Rodarte

▲ Para Gustavo Pérez, la discusión sobre si la cerámica es arte menor o artesanía está rebasada: para mí, la cerámica es un medio de expresión artística, y se acabó
.Foto cortesía del artista
Ángel Vargas
Periódico La Jornada
Sábado 21 de junio de 2025, p. 3
Si algo ha aprendido Gustavo Pérez en su medio siglo de practicar el arte de la cerámica es a mirar con el tacto. También, que la última palabra en esta disciplina no la tiene el creador, sino el fuego –la temperatura–, que es lo que da forma y textura final a las piezas.
Originario de la Ciudad de México, donde nació en 1950, el maestro –considerado uno de los artistas de América Latina de mayor relevancia internacional a través del medio cerámico– regresa a la capital del país para mostrar su producción más reciente, luego de que en 2019 presentó la exposición Autorretrato: Blanco y negro en la Universidad del Claustro de Sor Juana.
Con el título de Juego infinito, reúne alrededor de 70 obras correspondientes a cinco series elaboradas en el lustro más reciente.
Son temas y técnicas distintas. Hay piezas hechas en torno, en construcción de placas, esmaltadas pintadas y otras sin esmalte
, detalla en entrevista, con lo que aclara por qué la muestra no tiene un tema específico ni hilo conductor.
Señala, sin embargo, que un factor en común de las piezas podría ser su esencia lúdica: He definido mi trabajo desde siempre como una investigación y un juego. Aunque ahora, con el paso de los años y sin dejar de lado la investigación, creo que estoy consiguiendo que el acento esté más puesto en la libertad del juego
.
En un análisis somero de lo hecho en estos cinco años, Pérez encuentra que hay una especie de mirada al pasado encaminada a descubrir nuevos horizontes y caminos para su quehacer. Algunas piezas, técnicamente, son un regreso de 25 o 30 años, sobre todo las que tienen dibujo a navaja, algo muy característico de mi trabajo. Entonces, ha sido volver a utilizar esa técnica, pero con resultados distintos. Son ideas nuevas que resultan de una experimentación en otras direcciones. Sí hay, pues, esa vuelta a temas del pasado, pero también, sobre todo con las piezas hechas con placas, una búsqueda en nuevas direcciones.
–¿Hacia dónde se perfila ahora esa búsqueda?
–No puedo definir hacia dónde me lleva; no puedo hacerlo al menos con palabras, sino con piezas, con obras. Es un trabajo que, si pudiera explicarlo, no lo haría. Pienso que si algo puede explicarse con palabras, pues hay que hacerlo así, y como no puedo escribir ni hablar sobre mi trabajo, lo hago.
De acuerdo con el artista, lo anterior es una situación similar a lo que ocurre con la disciplina que práctica: el artífice moldea las piezas y el horno se encarga del resto. En la cerámica existe esta definición última que está en manos del fuego. Entonces, la precisión o definición conceptual de lo que hago se la dejo a los críticos. Si acaso hay alguna definición de eso, pues adelante, pero a mí no me interesa especialmente
.
–¿La cerámica es reconocida de forma plena como arte en México?
–A lo largo de los 50 años que tengo inmerso en este medio, sí ha habido por mucho tiempo la discusión de si es arte menor o artesanía. Nunca he participado en ella, porque para mí la cerámica es un medio de expresión artística, y se acabó.
Es una discusión superada: muchísimos artistas en el mundo, varios de ellos muy importantes en el ámbito del arte contemporáneo, utilizan cerámica. Ésta ha conseguido poco a poco estar en las colecciones de los museos más importantes
, agrega.
Por ejemplo, estoy invitado a participar en octubre de este año en la reinauguración de la Fundación Cartier en París, en el Palais Royal. Es un lugar extraordinario al lado del Museo del Lourve, donde expondrán 10 piezas de mi autoría que ya son parte de su colección. Esa es para mí la evidencia de que la cerámica es arte, no hace falta decir mucho más.
Gustavo Pérez es el primer artista-ceramista mexicano que ha recibido una invitación de la Manufacture Nationale de Sèvres, una de las principales fábricas de porcelana europea ubicada en Francia, para realizar una estancia de trabajo, la cual abarcó de 2007 a 2009.
Sèvres tiene casi tres siglos. Es un lugar extraordinario en el cual encuentra uno las piezas que encargaron Napoleón, Luis XIV y Madame de Pompadour. Es adentrarse en un mundo muy especial, en parte de la historia de Francia. Ha sido muy interesante, rico y grato conocerlo.
–Antes de la cerámica, usted realizó estudios de ingeniería, matemáticas y filosofía. ¿Qué de ese bagaje se expresa a través de sus manos y el contacto con el barro?
–No puedo saber bien a bien, porque uno tiene como bagaje para su expresión todo lo que ha conocido en la vida, y se puede ignorar en muchos momentos de dónde proviene cierta forma de expresión, sensibilidad o conciencia del arte.
El interés que tuve por las matemáticas, por ejemplo, puede que se manifieste en lo que hago, en cierta forma, pero quizá se exprese más mi interés y pasión por la música y la literatura, que he seguido practicando también. No hago música, pero la escucho de manera muy atenta; seguramente, eso ha influido en mi trabajo.
Juego infinito permanecerá abierta hasta el 3 de agosto en la Galería 526 del Seminario de Cultura Mexicana (Presidente Masaryk 526, Polanco) de martes a domingo, de 11 a 18 horas. Entrada libre.