
Premia Francia libro sobre Tenochtitlan coeditado por López Luján y Harvard
▲ El 20 de agosto de 2015 se dio a conocer el hallazgo del Huey Tzompantli de Tenochtitlan, en Guatemala número 24, en el Centro Histórico.Foto cortesía del INAH

▲ El 2 de octubre de 2006, en uno de los extremos del flanco oriental del Templo Mayor, fue encontrada la gran escultura de Tlaltecuhtli, diosa de la Tierra.Foto cortesía del INAH
Ana Mónica Rodríguez
Periódico La Jornada
Martes 24 de junio de 2025, p. 2
El libro Mexico-Tenochtitlan: Dynamism at the Center of the World (México-Tenochtitlan: Dinamismo en el centro del mundo) fue galardonado con el Premio Raymond e Yvonne Lantier 2025, que otorga la Academia Francesa de Inscripciones y Bellas Letras, por ser considerado una obra de investigación de alta calidad de tema arqueológico e histórico
La publicación de Bárbara Mundy, Leonardo López Luján y Elizabeth H. Boone (editores), de Dumbarton Oaks (Universidad Harvard), analiza de manera minuciosa en 13 capítulos las razones en torno a la consolidación de Tenochtitlan, así como su ascenso al poder a partir del siglo XIII, cuando sus líderes la transformaron en el centro político, económico y espiritual mexica, el cual, incluso después de la invasión española y caída del imperio (1519-1521), siguió siendo un centro urbano dinámico, característica que perdura en la Ciudad de México.
El volumen, resultado de una reunión académica realizada al finalizar la pandemia, está dedicado al fallecido historiador y antropólogo Alfredo López Austin, quien contribuyó a la comprensión, tanto popular como académica, de la cosmovisión nahua y del pasado mesoamericano.
En la obra, que cuenta con ensayos de 15 académicos de México, Estados Unidos y Japón, se destacan descubrimientos desde la fundación del Proyecto Templo Mayor, por Eduardo Matos Moctezuma, así como de hallazgos sacados a la luz por la investigación arqueológica; además, analiza las excavaciones de ofrendas y entierros, y examina esculturas, manuscritos, objetos rituales, la producción artística e ideologías imperiales.
La Tlaltecuhtli
Entre los hallazgos hechos en el antiguo recinto ceremonial sobresale el del 2 de octubre de 2006, cuando en el Templo Mayor emergió, en uno de los extremos del flanco oriental, la gran escultura de Tlaltecuhtli, la diosa de la Tierra, la devoradora de hombres y del Sol, tras casi cinco siglos oculta.
La escultura fue descubierta por integrantes del Programa de Arqueología Urbana (PAU) encabezados entonces por Álvaro Barrera, cuya investigación científica está englobada en el Proyecto Templo Mayor (PTM), que dirige el arqueólogo Leonardo López Luján desde 1991.
López Luján, recién galardonado con el Premio Nacional de Artes y Literatura 2024, que recibirá el 22 de julio en el Palacio de Bellas Artes, escribe en el libro Escultura monumental mexica (Fondo de Cultura Económica): Tlaltecuhtli, Señora de la Tierra, progenitora y a la vez devoradora de todas las criaturas, es la mayor talla jamás extraída del subsuelo de la Ciudad de México, que asomó ese día uno de sus cantos, casi en la confluencia de las calles República de Argentina y República de Guatemala
.
A casi 20 años de ese hallazgo, las investigaciones se multiplicaron y los estudios hechos sobre el colosal monolito han arrojado abundante información y bibliografía sobre la historia del recinto sagrado, tierra santa
de la antigua Tenochtitlan.
Sobre todo, la aparición de esta divinidad del panteón mexica dio pie a la búsqueda de los restos de tres tlatoanis que, según describen y coinciden las fuentes históricas, se hallan cerca del lugar donde estaba el monolito.
López Luján refirió en entrevista con La Jornada que las investigaciones en ese punto de la antigua Tenochtitlan son muy importantes, porque estamos justo al pie de la pirámide, en una área donde existió mucha actividad ritual, pero ahora hay equipos trabajando: unos en el vestíbulo, otros en la zona arqueológica, y Raúl Barrera, coordinador del PAU, anda fuera
en otras exploraciones.
El multigalardonado director del PTM puntualizó: “fuentes históricas como Fray Diego Durán, o Alvarado Tezozómoc y Bernal Díaz del Castillo, entre otros clásicos, nos dicen que cuando morían los reyes eran cremados.
Cuando los tres hermanos Axayácatl, Tízoc y Ahuízotl murieron se hizo una gran pira para quemar sus cuerpos al pie del Templo Mayor. Después, recolectaban las cenizas y con una ofrenda gigantesca las enterraban justo aquí abajo.
Durante los trabajos “hemos abierto ofrendas, con decenas de miles de objetos, una tras otra, pero es fecha que no hemos encontrado una caja con las cenizas del rey; tal vez estén más para allá o abajo de este edificio o de aquél. No sabemos, pero todas las fuentes históricas y descripciones coinciden en decir esto; incluso en otros pueblos de Mesoamérica, como Guatemala y Michoacán, enterraban a sus reyes al pie de la pirámide.
Entonces, seguro están por aquí, pero un poquito más hacia otro lugar. Estamos en esa búsqueda, pero no somos videntes y no se nos ha quitado la intención de seguir. Vemos con cierta envidia a los colegas arqueólogos que trabajan en el área maya, en Oaxaca o en Veracruz, que encuentran tumbas reales a cada rato. En el caso de Teotihuacan tampoco se han hallado, pero ahí mis amigos y colegas continúan con las excavaciones.
Por ejemplo, añade el arqueólogo, “Bernal Díaz del Castillo describe: ‘sí, caminé por la plaza del Templo Mayor donde dicen todos que enterraban a los reyes’, así expresó en el siglo XVI, no creo que mintiera”
En torno a las ofrendas funerarias, prosiguió, se sabe que todos iban a las exequias y cada quien traía regalos. Y tal como sucedía en Egipto o Mesopotamia, cada vez que moría el rey, éste requería ayuda y mataban a sus mujeres, servidumbre, e incluso a sus caballos, para que los acompañara en el más allá; además del sacrificio de personas, también se enterraban presentes como joyas y utensilios que les pudieran servir tras su muerte
.
El académico y divulgador recordó: en el área maya hasta metates han aparecido. También hay que recordar que los monarcas tenían músicos, saltimbanquis, chocarreros, enanitos, jorobados, gente que divertía al rey. Todos podrían acompañar a los monarcas a su paso después de la vida
.
El terreno, un obstáculo
Otro aspecto que impide avanzar en la excavación, la cual ha llegado en algunos puntos a 13 metros de profundidad, es que no podemos hacerlo más abajo porque estamos sobre un lago, y ese terreno es el gran problema de esta ciudad porque es de arcilla compresible. El Centro Histórico es como gelatina, los edificios están chuecos y la Catedral Metropolitana es el ejemplo típico, pues estuvo a punto de colapsar
.
El problema “es que para proveer a la población de esta ciudad, 70 por ciento del agua no viene del Lerma, ni del Cutzamala, sino del subsuelo; entonces, se bombea para que llegue el líquido, porque no se puede dejar de hacer, pero al sacar todo, se va hundiendo.
Un equipo de especialistas japoneses con los que trabajamos vienen cada año a checar que el hundimiento en el Centro Histórico es de más o menos 30 centímetros anuales, lo cual pone en riesgo todo el patrimonio, así como los edificios. Por esta razón los ingenieros nos han dicho que ni se nos ocurra hacer un pozo de 30 metros o, peor aún, un túnel.
Desde que emergió la deidad de la Tierra, la advocación femenina de Tlaltecuhtli, de 12 toneladas, la cual está en el Museo del Templo Mayor, se han llevado a cabo varias exploraciones arqueológicas. Además, se hizo el registro de su contexto y excavación controlada de áreas específicas en torno a la zona del hallazgo, así como la restauración, la realización de un modelo tridimensional, el análisis y conservación de la paleta cromática, los valores estéticos, el análisis de la simbología y los relieves tallados en el monumento, y sus funciones litúrgicas, entre otras investigaciones multidisciplinarias, algunas en colaboración con instancias y especialistas extranjeros.
Si bien el hallazgo de Tlaltecuhtli va hacia su vigésimo aniversario, la conmemoración qué más se celebrará será el 15 marzo de 2028, cuando el PTM cumpla 50 años; se prepararan diversas actividades
.
Leonardo López Luján concluyó: nos gustan las efemérides, por eso cada año organizamos el ciclo de conferencias en torno a Coyolxauhqui
, monolito de la diosa lunar que fue descubierto de manera fortuita el 21 de febrero de 1978, hallazgo que dio origen al Proyecto Templo Mayor y a un museo de sitio, fundados por el arqueólogo Eduardo Matos Moctezuma.