
¿Por qué la próxima edad de hielo se ha cancelado (por ahora)?
Durante siglos, el clima terrestre ha seguido un ritmo casi matemático de edades de hielo y períodos cálidos. Sin embargo, los científicos advierten que ese ciclo natural podría haberse detenido. ¿Qué lo ha cambiado todo? El dióxido de carbono que hemos liberado a la atmósfera podría ser el factor que impida que la próxima glaciación llegue… durante mucho, mucho tiempo.
El Sol ya no marca el ritmo
Las variaciones en la actividad solar han influido históricamente en el clima, pero su impacto es limitado. Aunque existen ciclos solares, como el de 11 años o el de 80 años, sus efectos son ínfimos. Desde la década de 1960, el Sol ha reducido su actividad y está en mínimos históricos. Aun así, este enfriamiento no compensa el calentamiento provocado por los gases de efecto invernadero.
Según el IPCC, el descenso de energía solar desde la era preindustrial representa apenas una fracción del aumento de temperatura actual. Incluso un hipotético gran mínimo solar tendría un efecto insignificante comparado con el impacto del CO₂ acumulado.
La danza orbital y las glaciaciones
No todo depende del Sol. Los movimientos de la Tierra —su órbita, inclinación y el bamboleo de su eje— modifican cuánta luz solar llega a distintas zonas del planeta. Esta teoría, conocida como ciclos de Milankovitch, ha explicado con éxito las edades de hielo del último millón de años.
Estos ciclos, que ocurren cada 20.000 a 100.000 años, provocan variaciones de insolación en el hemisferio norte, clave para que se formen o derritan los grandes mantos de hielo. Sin embargo, hay otro actor que ahora interfiere en este mecanismo natural: el dióxido de carbono.
El CO₂: el gran saboteador del invierno
En épocas pasadas, las glaciaciones comenzaron con niveles de CO₂ inferiores a 300 ppm. Hoy, ya superamos las 420 ppm. Con esta concentración, incluso los mínimos de insolación más extremos no bastan para iniciar una nueva edad de hielo. Modelos climáticos sugieren que, mientras el CO₂ se mantenga tan alto, no veremos una glaciación en al menos 50.000 años, y probablemente mucho más.

Un reciente estudio afirma que estuvimos a punto de entrar en una nueva era glacial antes de la Revolución Industrial. Si el CO₂ hubiera sido solo un poco más bajo, los hielos habrían empezado a avanzar. Pero las emisiones humanas lo evitaron.
El reloj climático, en manos humanas
A largo plazo, la situación es aún más extrema. Si las emisiones continúan y superamos las 560 ppm, ningún ciclo orbital natural podrá inducir una edad de hielo en los próximos 500.000 años. Lo que estamos haciendo al planeta no solo afecta nuestro presente, sino también el futuro geológico de la Tierra.
La conclusión es clara: hemos interrumpido el ciclo climático más antiguo del planeta. El invierno eterno que alguna vez fue inevitable, ahora está suspendido. Y depende de nosotros decidir si volverá algún día.