
Quién fue Vera Rubin, la mujer que nombró al nuevo observatorio en Chile que hará un «censo» del cielo
El Observatorio Vera C. Rubin, que acaba de comenzar sus operaciones en el Cerro Pachón, región de Coquimbo, en Chile, es el primero del mundo que fue nombrado en honor a una mujer, la astrónoma estadounidense Vera Florence Cooper Rubin y un ícono de la ciencia que estudia el universo.
Mejor conocida como Vera Rubin, pasó a la historia tras aportar las primeras evidencias convincentes de la existencia de materia oscura invisible en el universo.
Por su trabajo, es considerada una visionaria, ya que antes de sus observaciones, el concepto de “materia oscura” se comentaba, pero no se había investigado seriamente.
Mientras estudiaba un grupo de galaxias junto a su colega Kent Ford, descubrió que las estrellas en los bordes de exteriores de estas se movían igual de rápido que las del centro.
Esto significaba que algo extraño estaba ocurriendo en el universo, algo que no seguía a las leyes de la física.
No se aceptan mujeres
Vera Rubin nació en Pensilvania, Estados Unidos, por allá en 1928, por lo que le tocó forjar su carrera en una época donde las mujeres no eran bienvenidas en las ciencias.
Su interés se forjó desde muy pequeña, ya que su padre, Philip Cooper, fue un ingeniero aficionado a la astronomía y la inició en este tema, llevándola a charlas y fomentando su pasión por el universo.
De acuerdo con el Museo Americano de Historia Natural, al crecer, Rubin estudió en Vassar College, la prestigiosa universidad femenina, donde fue la única de su generación que se graduó con especialización en astronomía, en 1948.
Luego, quiso entrar al programa de posgrado en astronomía de la Universidad de Princeton, donde le negaron la plaza, diciéndole que “Princeton no acepta mujeres”, una política que se mantuvo hasta 1975.
*Vera Rubin midiendo espectros en 1974, en el Departamento de Magnetismo Terrestre de la Institución Carnegie en Washington, DC | Wikimedia Commons
Sin embargo, esto no la detuvo y solicitó una plaza en la Universidad de Cornell, donde estudió física, y finalmente consiguió hacer un doctorado en la Universidad de Georgetown, del que se graduó en 1954.
Después de eso se volvió imparable, dio clases en Georgetown y años más tarde comenzó a estudiar la dinámica de las galaxias, lo que la llevó a convencer a la comunidad científica sobre la materia oscura.
La evidencia de Vera Rubin
Rubin colaboró con Ford, ya que este desarrolló un espectrómetro avanzado que les permitía analizar las distintas propiedades de la luz que emiten las galaxias, como su intensidad y longitud de onda.
Juntos, estudiaron más de 60 galaxias, investigando el movimiento de las estrellas en su interior y sus velocidades orbitales, especialmente en galaxias espirales, como la Vía Láctea, donde se encuentra nuestro sistema solar.
Para los astrónomos, lo lógico era que las estrellas al centro de una galaxia espiral, donde está más poblado, se movieran más rápido que las estrellas de los bordes, pero descubrieron que las estrellas más exteriores se movían igual de rápido, lo que llamó su atención.
Eso era raro, porque la masa visible de una galaxia en su parte más exterior no tiene la suficiente fuerza de gravedad para que las estrellas allí orbiten tan rápido.
Rubin y Ford dedujeron que debía existir entonces una enorme cantidad de materia invisible en estas zonas de las galaxias, que están menos pobladas de estrellas visibles. Y en las más de 60 galaxias espirales que estudiaron ocurría lo mismo.
Así teorizaron que al menos el 90% de la masa de las galaxias -y, por lo tanto, del universo observable- podría ser invisible, es decir, materia oscura. Este hallazgo convenció a la comunidad astronómica de estudiar más a fondo ese tema.
“Desde entonces, los astrónomos han averiguado que la materia oscura constituye más del 80% de toda la materia del Universo, mientras que la materia regular representa menos del 20%”, señala el sitio web del Observatorio Vera C. Rubin.
Buscando la materia oscura del universo
Lo que hará el Observatorio Vera C. Rubin, es mapear todo el cielo visible durante 10 años, y uno de sus objetivos principales, es comprender la intrincada naturaleza de la materia oscura.
Pese a su aporte a la astronomía y la figura que significó Vera Rubin para las mujeres científicas, nunca recibió el Nobel, y estando viva, tampoco era reconocida como sí lo eran sus colegas varones.
Sin embargo, ahora está recibiendo un importante homenaje póstumo que inmortalizará su nombre para siempre.
Esta semana, el Observatorio Vera C. Rubin, que alberga al Simonyi Survey Telescope, con la cámara más grande del mundo, presentó sus primeras observaciones y ya marcó un hito por su impresionante capacidad para abarcar el cielo.
Con pocos días operando, ya captó alrededor de 10 millones de galaxias. En su década censando el cielo, planea captar unos 20 mil millones en total.
Asimismo, en solo 10 horas de observaciones pudo descubrir más de 2.000 asteroides que no habían sido identificados antes en nuestro sistema solar. Sin duda, un alcance sin precedentes.
Los astrónomos estiman que en sus 2 primeros años operando encontrará millones de asteroides nuevos, cuando normalmente los observatorios terrestres captan unos 20.000 al año.
Todo eso desde una montaña en Chile.