
La crónica | Los socios del Gobierno calibran el soporte a la legislatura
No es fácil dilucidar si habrá sido el pasado sábado o si será el próximo miércoles la jornada política más perturbadora que vivirá el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. No le salió mal el comité federal del 5 de julio, dadas las circunstancias. El apoyo fue casi absoluto, pero será inolvidable por haberse sumado a los problemas que le asolan un nuevo mazazo que le hizo tambalear. Y con él, a su partido. En la víspera del comité, mientras Sánchez preparaba su discurso de contrición por los casos de corrupción junto a la determinación de seguir y pedir al partido fuerza y compromiso para explicar la labor del Gobierno, le llegaba como una losa una noticia más que inquietante.
Se acababa de caer de la propuesta de nombramientos para la ejecutiva quien iba a ser uno de los impulsores del cambio, Francisco Salazar, muy conocido por ser, precisamente, uno de los más estrechos colaboradores de Sánchez. Hasta la noche del viernes, Salazar iba a ser, junto a Anabel Mateos y Borja Cabezón, adjunto a la nueva secretaria de Organización, Rebeca Torró, que sustituye a Santos Cerdán, encarcelado en la prisión de Soto del Real. Tuvo que renunciar tras ser acusado de presuntos comportamientos inadecuados en el trato a mujeres subordinadas laboralmente, según adelantó eldiario.es.
Un comité federal apesadumbrado por estos hechos apoyó finalmente los cambios en la ejecutiva decididos por Sánchez. Su partido sigue con él, no hay duda, señalan interlocutores territoriales, pero cada vez más inquieto, con más preguntas, con las dudas de si su líder está acertado en la reacción a los casos de corrupción. También surge machaconamente la interrogante sobre los entornos que ha creado que impiden que tenga conocimiento de los comportamientos de las personas a las que ha dado la máxima confianza y un gran poder, según asegura él mismo y los ministros con más alta responsabilidad. Sánchez se dijo traicionado y añadió que es el responsable de haber elegido a personas en las que no debía haber confiado. Los interlocutores consultados reconocen que el temor a que el descrédito del partido vaya en aumento atenaza a la organización. El año que viene empieza el ciclo electoral territorial, con Andalucía en la rampa de salida.
Antes del disgusto del sábado sí estaba interiorizado en el PSOE que el jefe de Gobierno vivirá probablemente el próximo miércoles la jornada parlamentaria más difícil desde que alcanzó la presidencia en 2018. Tendrá que dar cuenta de los casos de corrupción. La extremada dureza del PP se da por supuesta, con exigencia de que convoque elecciones de inmediato, pero el balance de ese pleno se medirá por la actitud de los diferentes socios parlamentarios. Es cierta la tesis de que ninguno de ellos quiere elecciones inmediatas, pero también lo es que a medida que pasan los días y los acontecimientos, sus dudas crecen sobre cuánto más pueden actuar de soporte del PSOE sin que sus apoyos electorales, a la baja, les den la espalda de manera irreversible.
Las medidas internas adoptadas el sábado por el comité federal de controles para detectar e impedir la corrupción quedan en el ámbito del PSOE. El listado de las que va a presentar Sánchez al pleno del Congreso, con afectación legislativa, se pulirán estas 48 horas previas a la sesión. De entrada, a Sumar le parecen del todo insuficientes, basándose en las declaraciones de esta formación tras la reunión de la pasada semana de la comisión de seguimiento del pacto de gobierno.
Sumar no va a dar el portazo al PSOE, pero sus exigencias sobre las medidas anticorrupción se unirán a las del desbloqueo de propuestas económico sociales. Se preparan para recibir este miércoles, a gritos, el reproche de “cómplices” de la bancada popular, como ocurrió en el último pleno. “No nos importa lo que diga Feijóo y el PP, sino los ciudadanos de izquierda que confiaron en nosotros”, señalan fuentes de Sumar. La realidad de que unas elecciones inmediatas va en contra de todos menos del PP y Vox, no se discute. También, de que sin cambios drásticos se hundirá toda la izquierda. Solo Podemos tienen sobradamente decidido que no quiere nada con este Gobierno. Poner coto al creciente y sostenido desapego de votantes de Sumar solo se puede conseguir si se percibe que son útiles por las reformas que pueden llevar adelante con su sello. Las medidas anticorrupción que ha preparado Sumar serán presentadas como iniciativas propias si Pedro Sánchez no acepta incorporar, al menos algunas, a las que él va a plantear. La creación de una Oficina de Prevención de la Corrupción, independiente de la Administración, rechazada de momento por el Gobierno, está en sus prioridades.
Perfeccionar los controles en las adjudicaciones de obras está en los planes del Ejecutivo. No son precisamente ligeros, incluso son reiteradas las quejas por el exceso de burocracia, pero es evidente que hay resquicios en alguna de las fases en torno a las licitaciones por las que se cuela la corrupción, los amaños y las consiguientes mordidas. ERC, a través de su portavoz, Gabriel Rufián, prepara una intervención de la máxima exigencia. Este pleno no pondrá fin a la legislatura, pero dará claves del estado de opinión de los socios del Gobierno.