
Confianza en la minería: una mirada desde la ciudadanía y el territorio – Mch
Los resultados más recientes del Barómetro Regional de Antofagasta, elaborado por Feedback Research para el Instituto de Políticas Públicas de la Universidad Católica del Norte, ofrecen un insumo clave para comprender cómo perciben los habitantes de la región la actividad minera. Aunque se trata de percepciones, y no de verdades absolutas, estas opiniones entregan pistas relevantes sobre el vínculo entre ciudadanía e industria. Que la mayoría valore positivamente el rol de la minería es un dato que no solo alegra, sino que también compromete.
Hoy, un 71% de los encuestados respalda la presencia y desarrollo de la minería en la región, superando significativamente el 57% que lo hacía hace solo dos años. Además, siete de cada diez personas destacan el aporte del cobre al crecimiento regional, y seis de cada diez reconocen también el impacto del litio. Este giro no es anecdótico: refleja un cambio en la manera en que se concibe el desarrollo, entendido ahora como un proyecto común en el que cada actor tiene una parte que cumplir.
Esta transformación en la percepción no ocurre por sí sola. Es el resultado de años de trabajo en los que el sector minero ha ampliado sus formas de relacionamiento, promovido espacios de conversación más horizontales y asumido un rol activo en mostrar con transparencia su contribución al bienestar colectivo. La industria ha interiorizado que el respaldo social no se hereda, se construye con consistencia y coherencia. Y ese proceso, aunque aún en curso, empieza a dar frutos.
En ese contexto, Escondida | BHP alcanza un doble liderazgo en la encuesta: es la compañía minera más conocida (88%) y también la que genera mayor confianza entre la ciudadanía. Lo valoramos profundamente, pero entendemos que ese reconocimiento viene acompañado de una mayor exigencia. Nuestra visión de la minería pone en el centro la calidad de vida, la sostenibilidad ambiental y la generación de valor conjunto con los territorios en los que operamos. Esta visión también se refleja en iniciativas como el CEIM y Fundación Minera Escondida, que contribuyen desde la formación y la empleabilidad al fortalecimiento del tejido social.
Optar por energías limpias al 100% y operar únicamente con agua desalada no son decisiones simbólicas, sino apuestas concretas por un modelo de desarrollo sustentable y respetuoso con el entorno. Esos principios también guían nuestra relación con comunidades, proveedores locales y actores del ecosistema regional. Todo este trabajo se articula con la Estrategia Minera para el Bienestar de la Región de Antofagasta (EMRA), una hoja de ruta que materializa, con visión de futuro, los esfuerzos colectivos.
En tiempos marcados por la incertidumbre, estos resultados deben servir como estímulo para profundizar el trabajo conjunto. La minería del siglo XXI no puede pensarse como un esfuerzo aislado, sino como un engranaje dentro de una estructura más amplia, donde convergen comunidades, empresas, academia, Estado y sociedad civil. Solo a través de esa alianza amplia y sostenida es posible consolidar un desarrollo regional que sea justo, equitativo y duradero.