
El lado b del vidrio: más microplásticos en botellas de vino, agua y cerveza – El Economista
Durante años, el vidrio se ha posicionado como el «campeón verde» de los envases: reciclable, reutilizable y percibido como más seguro para los alimentos y bebidas. Sin embargo, un estudio de la agencia francesa ANSES (Agence nationale de sécurité sanitaire de l’alimentation) cuestiona esa imagen: las botellas de vidrio pueden liberar hasta 100 partículas de microplástico por litro, más del doble que algunas de plástico o metal.
El origen de esta contaminación resulta sorprendente. No es el vidrio en sí, sino la pintura de las cápsulas metálicas y los procesos de sellado los principales responsables. Según el análisis, las tapas recubiertas con resinas alquídicas y pinturas PES/PET desprenden fragmentos microscópicos que terminan en el líquido, contaminándolo de forma silenciosa.
botellas de cerveza.
Un experimento riguroso para bebidas cotidianas
Para llegar a esta conclusión, los científicos seleccionaron bebidas de amplio consumo en Francia —agua embotellada, refrescos, cervezas y vinos— en diferentes tipos de envases: plástico, vidrio, brick y lata. Cada muestra se procesó bajo estrictas condiciones para evitar contaminación externa: limpieza con agua filtrada, etanol y aire comprimido, sellado controlado y análisis mediante estereomicroscopio.
Incluso tras protocolos de limpieza avanzada, las cápsulas nuevas continuaban liberando micropartículas idénticas a la pintura de su recubrimiento. Así, el problema no es solo del reciclado, sino de diseño industrial y almacenamiento de tapas antes del embotellado.
El efecto fue especialmente notable en bebidas almacenadas en botellas de vidrio con cápsulas pintadas: agua mineral, refrescos de cola, té helado, cervezas rubias y afrutadas, y vinos tintos, blancos y rosados. En la mayoría de categorías, el vidrio superó en contaminación al plástico y al metal.
Botella de cerveza con corcholata.
Para el sector vinícola y cervecero, que apuesta fuerte por la botella de vidrio como símbolo de calidad y sustentabilidad, el hallazgo representa un desafío. ¿Cómo mantener la percepción premium sin comprometer la seguridad alimentaria? La solución, apuntan los investigadores, podría estar en rediseñar tapas, usar recubrimientos menos contaminantes o extremar la limpieza antes del sellado.
Aunque la ciencia aún no define con certeza el impacto de la ingesta de microplásticos en la salud humana, su presencia masiva en agua potable, cerveza, vino y refrescos no pasa desapercibida. El estudio francés encontró partículas de entre 30 y 500 micras, con variaciones importantes según el envase y la bebida.
Estas cifras se suman a un panorama global alarmante: se han hallado microplásticos en océanos, suelos agrícolas, alimentos procesados y hasta en la sangre y cerebro humano. Para la industria de bebidas, el reto no es menor: limpiar su cadena de producción y ofrecer alternativas verdaderamente sostenibles.
Para consumidores preocupados por el medio ambiente y la salud, este estudio obliga a reflexionar. Elegir vidrio ya no garantiza inocuidad absoluta. La sostenibilidad debe contemplar todo el ciclo de vida del envase: diseño, fabricación, limpieza, sellado y reciclaje.