
Lana sostenible y regeneración rural con Wooldreamers – Cepsa
Revalorizar la lana, dignificar el oficio y regenerar la tierra: con este triple propósito nació Wooldreamers. Hablamos con Ramón Cobo, su impulsor, sobre cómo la revitalización del sector lanero puede contribuir a regenerar el medio y fortalecer el sector primario.
Por Inma Mora Sánchez
Tu historia está muy vinculada a tu familia y a la tradición, pero también a un cambio en la forma de ver los recursos naturales. ¿Cómo nació Wooldreamers?
Nace de la necesidad de generar un cambio en el oficio familiar que llevábamos desarrollando durante más de cuatro generaciones. Se destruyó más del 85% de la industria textil vinculada a la lana y éramos uno de los pocos negocios que quedaban. Intentamos generar un cambio para ayudar a la revalorización y a la dignificación de este oficio y de esta materia prima, y queríamos hacerlo a través del pastoreo y de sistemas de producción que mejoran y regeneran el medio ambiente.
A pesar de ser una materia prima de gran calidad, la lana ha sido relegada en muchas ocasiones a residuo. ¿Qué ha pasado para que una fibra tan valiosa perdiera su lugar en el mercado?
El principal problema para la lana es el sobreuso de fibras sintéticas. Ahora mismo, la lana ha pasado de ser una de las fibras naturales más empleadas a no llegar a ser ni el 1% de las fibras que se utilizan a nivel mundial en la industria textil. Las fibras sintéticas no reflejan en su precio el verdadero coste ambiental y social que implican. Por eso, debemos percibirlo como una responsabilidad para mejorar no solo las comunidades rurales, sino también el medio ambiente y nuestros ecosistemas.
Cada vez hay más interés por las fibras naturales como la lana, pero su sostenibilidad depende mucho del modelo productivo. ¿Qué elementos hacen que la lana que producís sea realmente sostenible?
Nuestro modelo se basa en la protección del medio ambiente y la protección económica, social y cultural de las comunidades que intervienen en el proceso. Queremos que las cadenas se empoderen y tengan una retribución justa y equitativa para que no desaparezcan. Por eso, a través de una producción ética y con mucho cuidado, intentamos crear un impacto positivo en todas las etapas de la producción de la lana. Para nosotros, la excelencia no está en el resultado final, está en el cuidado de cada mini etapa que existe para conseguir este resultado final.
Trabajamos con pastoreo regenerativo, extensivo, rotacional, trashumante. Este tipo de pastoreo regenera los ecosistemas. Es decir, no solo no degrada el campo, sino que lo deja mejor que estaba. Por otro lado, nuestros procesos de producción son locales. Trabajamos en un radio de unos 300 o 400 kilómetros y buscamos la máxima responsabilidad social, medioambiental y económica para mantener una cadena de valor local y transparente.
En un mercado globalizado, ¿qué se necesita para lograr y sostener ese tipo de cadena de valor que proponéis en Wooldreamers?
Hace falta mucha pedagogía. Hace falta apoyo de instituciones, de todo tipo de agentes que puedan enseñar y transmitir los beneficios de crear una cadena de valor de corto recorrido. También son necesarias investigaciones que pongan sobre la mesa los datos positivos gracias a la creación de estas cadenas de valor y también los negativos para conseguir mejorarlos. Y, también, unión. Ahora mismo, estamos viendo que empieza a crearse un movimiento, una comunidad.
Wool4Life es la evolución natural de Wooldreamers. ¿En qué consiste este proyecto y cómo se estructura para generar un impacto positivo?
Wool4Life se divide en tres líneas. Por un lado, la producción de artículos de lana elaborados localmente con conciencia, a partir de la materia prima de Wooldreamers. Por otro, un centro de investigación y formación orientado a explorar nuevos usos de la lana y a transmitir el saber hacer tradicional. Y, luego, una línea de colaboración abierta a marcas y diseñadores que quieran generar impacto positivo en la cadena de valor utilizando esta fibra de forma responsable.
Tu proyecto demuestra que la tradición y la innovación no están reñidas. ¿Qué avances tecnológicos o cambios en el proceso productivo habéis implementado sin dejar de lado la parte artesanal?
Hemos recuperado los telares antiguos porque creemos que es parte de nuestra cultura, y es una forma de crear piezas sin sobreproducir, singenerar un impacto ambiental alto. También estamos desarrollando un programa de trazabilidad para conectar el origen de la materia y con el consumidor final, para que pueda ver toda la información de la transformación y todas las personas que han pasado en el proceso. De esta forma, queremos crear una comunidad y un puente con el consumidor final y que, aunque esté a kilómetros de aquí, pueda conocer el origen de la materia e, incluso, entablar conversación con las personas que la han hecho posible.
¿Qué tipo de actividades impulsáis desde la empresa para contribuir al desarrollo y bienestar de la comunidad local?
Tenemos varias iniciativas, como el apoyo a diferentes centros de personas con discapacidad, donde hacemos parte de nuestro proceso. También estamos haciendo un trabajo pedagógico para crear una conciencia cultural en las comunidades que giran alrededor de la lana, aportando y visibilizando la importancia de apoyar al sector primario. Para mí, no tiene sentido usar un producto que sea natural si luego no estamos cuidando las comunidades que lo producen.
¿Qué crees que hace falta para que más jóvenes se animen a emprender en el medio rural y recuperar oficios ligados a la tierra y a los cuidados del entorno?
En el medio rural, desde la agricultura, la ganadería, los oficios antiguos como el nuestro deberían tener mayor valoración social. Creo que no habría mejor aliciente que el reconocimiento y la dignificación de estos oficios para que la gente joven empiece a valorarlos y se sienta atraída por ellos.