
¿Estamos en el lugar más extraño del universo? La nueva teoría que podría resolver un viejo misterio cósmico
¿Qué pasaría si el problema no fuera cómo medimos el universo, sino desde dónde lo hacemos? Esa es la premisa detrás de una nueva teoría presentada por el astrofísico Indranil Banik, que sugiere que la Tierra se encuentra dentro de un gigantesco vacío cósmico. Un escenario que podría reescribir las reglas de la expansión universal.
La tensión de Hubble y el dilema de dos universos en uno
La constante de Hubble, que describe la velocidad de expansión del universo, ha generado un problema que desconcierta a los científicos: no da el mismo resultado si se mide con el fondo cósmico de microondas —la radiación remanente del Big Bang— que si se calcula a partir de objetos cercanos, como supernovas o galaxias próximas.
Esta discrepancia, conocida como “tensión de Hubble”, ha provocado debates durante años. Pero según la hipótesis de Banik, el problema no está en los instrumentos ni en la física… sino en nuestra ubicación. El investigador de la Universidad de Portsmouth sostiene que vivimos dentro de un vacío de mil millones de años luz de radio y con un 20 % menos de materia que el promedio cósmico.
Este entorno peculiar haría que las galaxias cercanas parezcan alejarse más rápido de lo que realmente lo hacen, debido al efecto gravitacional del espacio más denso que rodea el vacío.
Ecos del Big Bang y recuentos galácticos como pistas clave
La hipótesis no parte solo de suposiciones. Banik se apoya en el análisis de las oscilaciones acústicas de bariones (BAO), un “eco” del universo primitivo que dejó marcas en la distribución de galaxias. Estas huellas permiten medir cómo ha evolucionado la expansión cósmica con el tiempo.
Según su modelo, los datos actuales encajan cien millones de veces mejor con un universo que incluye un vacío local que con uno totalmente homogéneo. Además, los recuentos de galaxias cercanas muestran una menor densidad, lo que apoya la idea de que vivimos en una región menos poblada del cosmos.
Incluso el flujo de galaxias —el movimiento promedio de estos objetos en relación con la Tierra— coincide con lo que se esperaría si habitáramos el centro de ese vacío.
Una idea polémica que desafía la visión clásica del universo
Aceptar esta hipótesis implicaría romper con uno de los pilares de la cosmología moderna: el principio cosmológico, que dice que no ocupamos un lugar especial en el universo. Pero Banik argumenta que los datos observacionales son más compatibles con su modelo que con el estándar.
El próximo paso será confrontar esta teoría con otros métodos independientes, como los llamados cronómetros cósmicos: galaxias antiguas que ya no forman estrellas y cuya luz puede ayudarnos a reconstruir la historia de la expansión universal.
Si estos estudios confirman la hipótesis, no solo se resolvería la tensión de Hubble. También cambiaríamos para siempre nuestra percepción del lugar que ocupamos en el gran mapa del universo.