
¿Cómo influye el ambiente en la mesa en la forma en que comen los niños? – NotiPress
Un equipo de investigación de Aston University analizó más de 1,700 interacciones alimentarias entre padres e hijos menores de 5 años en Reino Unido. Los resultaron arrojaron que un ambiente positivo o neutral durante las comidas está vinculado con prácticas de alimentación estructuradas y orientadas a la autonomía. El trabajo se publicó en International Journal of Behavioral Nutrition and Physical Activity en mayo de 2025.
Así, los participantes fueron 109 padres de niños con perfil de apetito ávido, caracterizado por una alta sensibilidad a estímulos alimentarios y menor respuesta a señales de saciedad. Esta población representa aproximadamente uno de cada cinco menores en el país, y presenta mayor susceptibilidad al desarrollo de obesidad infantil.
La investigación empleó la metodología de Evaluación Ecológica Momentánea (EMA), herramienta que permite captar información en tiempo real sobre experiencias cotidianas. Durante un periodo de diez días, los padres utilizaron una aplicación móvil para registrar su estado de ánimo, sus metas alimentarias y las condiciones contextuales de cada interacción con alimentos, ya fuera una comida o una solicitud espontánea por parte del menor.
En ambientes emocionales tranquilos, los adultos tendieron a compartir la mesa con los niños, organizar el lugar donde se comía e involucrar a los menores en la toma de decisiones alimentarias. Este conjunto de comportamientos fue clasificado como no coercitivo, al promover la estructura sin ejercer presión directa sobre los menores.
Por el contrario, en contextos calificados por los adultos como tensos, caóticos o apresurados, se registró mayor uso de estrategias como supervisar lo que se comía, motivar al menor a ingerir alimentos o negociar porciones. Aunque estas acciones también forman parte de la dinámica alimentaria familiar, los autores las diferenciaron por su posible conexión con una atmósfera menos favorable para el desarrollo de hábitos saludables.
El estudio también identificó otros factores vinculados a la implementación de prácticas estructuradas. Uno de ellos fue la iniciativa del adulto para comenzar la comida, en lugar de esperar una señal del niño. Además, se señaló una mayor consistencia en estas prácticas cuando los cuidadores tenían metas claras relacionadas con la salud, como asegurar una dieta equilibrada o mantener una rutina establecida.
Igualmente, las diferencias entre días laborales y fines de semana también influyeron. En jornadas de descanso, los padres tendieron a mostrar mayor participación conjunta en la mesa y a integrar a los niños en las decisiones. Durante los días hábiles, predominó la organización más estricta y la supervisión del tipo de alimentos.
Más allá de los datos cuantitativos, los autores destacan que el ambiente emocional durante las comidas es un componente inmediato y concreto que influye en la calidad de las decisiones alimentarias. Para profesionales de salud pública e investigadores, este resultado sugiere una oportunidad clara para diseñar intervenciones centradas en el entorno doméstico, con miras a reducir el riesgo de obesidad infantil a través de prácticas parentales estructuradas y no coercitivas.