
Las ramas y la corteza del cedro se están talando ilegalmente: ¿Cuál es el impacto?
Poco después de mudarse a un vecindario remoto cerca de Ocean Shores, Washington, Lisa Kemmerer comenzó a notar algo extraño.
Kemmerer recordó que caminaba mucho por toda su nueva comunidad. Durante esos paseos empezó a ver cedros despojados de sus ramas, mutilados, como ella los describió.
“Me alarmó mucho. Me preguntaba: ‘¿Qué está pasando aquí?’. A menos que camines, no te das cuenta. Así que nadie más lo estaba viendo”, dijo.
A Kemmerer le llevó más de una semana decidir a quién llamar. Finalmente, se puso en contacto con el Departamento de Recursos Naturales de Washington.
“Sabían que era un delito, sabían que era un problema y también sabían que era muy difícil de resolver”, explicó Kemmerer.
“En ese momento, empecé a anotar las matrículas de los vehículos y a intentar informar a los vecinos”, añadió.
Los cedros, según Lisa Kemmerer, fueron talados. Ella los describió como “árboles que alguna vez fueron hermosos”. (Cortesía: Lisa Kemmerer).
Básicamente, se convirtió en una vigilancia vecinal, aseguró.
El robo de ramas y corteza de cedro puede provocar el cierre de propiedades estatales. También daña los árboles.
Además, perjudica a los talladores culturales tradicionales, como Vincent Feliciano Jr., quien es miembro de la Nación Lummi.
Desde tiempos inmemoriales, los miembros de la Nación Lummi han tenido una profunda conexión con los cedros, afirmó Feliciano Jr.
“Desde el nacimiento hasta la muerte. Nacemos sobre esteras de cedro en casas de cedro. Y nos colocan en una caja de cedro o en una canoa de cedro. Era nuestro medio de transporte, eran nuestros remos, era nuestra casa comunal”, añadió.
Asimismo, señaló que esa es una de las razones por las cuales es difícil ver cómo los cedros son destruidos por la codicia o el vandalismo.
Feliciano Jr. ha pintado y tallado arte en cedro durante años. Creció viendo a los miembros de su familia hacer arte con cedro. Su tío, Dale James, era un maestro tallador. También lo era su tío Jewell James, o Praying Wolf, que tiene obras de arte por todo el país.
“La primera vez que tallé fui a Cherry Point, donde se encontraba uno de nuestros pueblos tradicionales, y simplemente canté una canción. Simplemente cogí un trozo de madera, lo até a la parte trasera de mi bicicleta, volví a casa y lo tallé más tarde”, contó.
Como dicta la tradición, regaló esa primera talla; a menudo, esa primera pieza se obsequia a un anciano. Feliciano Jr. cree que su cuñado todavía tiene esa talla. “Pero apuesto a que no sabe dónde está”, dijo riendo.
Feliciano Jr. manifestó que ha trabajado para desarrollar su propio estilo de tallado.
“La obra de arte habla del espíritu que hay detrás de los animales y de la conexión entre las personas, el lugar y nuestro entorno natural, conectado con todas las criaturas y todos los ámbitos de la vida. Desde las aves que vuelan, hasta los animales que caminan y se arrastran, pasando por los peces como el salmón. Desde el aire, la tierra y el agua, todos estamos conectados, unos influyendo en otros”, expresó.
Cuando busca un trozo de cedro para tallar, Feliciano Jr. dice que a veces viaja a zonas más inaccesibles, caminando por las tierras de sus antepasados. La mayoría de las veces, dijo, el cedro en estado silvestre es tan difícil de encontrar que tiene que comprarlo para tallarlo.
“Siempre me he sentido más cómodo en el bosque que en la sociedad. Pero he visto a gente talando en exceso. Hay prácticas tradicionales en las que no se arranca la corteza en determinados lugares”, indicó.
No se debe arrancar la corteza donde es visible. No se debe arrancar demasiado, tal vez solo el ancho de una mano, explicó. Del mismo modo, la recolección solo debe realizarse en determinadas épocas del año. Antes incluso de arrancar algo, hay que pedir permiso al árbol y darle las gracias, refirió Feliciano Jr.; por ejemplo, ofreciéndole tabaco.
Para Feliciano Jr. es duro ver árboles dramáticamente sobreexplotados o cubiertos de pintura en aerosol y rodeados de basura. Según dijo, los árboles a menudo no sobreviven si se extrae demasiado.
“Especialmente porque la mayoría de nuestros cedros ya no existen en el noroeste como antes. El álamo se impuso de forma natural. Así es como crece”, aseguró Feliciano Jr.
La mala gestión de los recursos es uno de los factores que dificulta sobrevivir solo del arte, mencionó. Los artistas del cedro Lummi están desapareciendo. Feliciano Jr. dijo que conoce a un puñado de personas que tallan cedro en la actualidad.
La importancia cultural de estos árboles es una de las principales razones por las que los agentes del Departamento de Recursos Naturales del Estado de Washington esperan proteger el cedro en las tierras estatales.
El estado colabora con las tribus para garantizar que puedan recolectar cedro, aseguró Ryan Rodruck, director de Comunicaciones del Departamento de Recursos Naturales.
“Este tipo de vandalismo es algo que está aumentando”, aseguró.
Si se encuentra con una tala ilegal, Rodruck aconseja no acercarse directamente a las personas. En su lugar, recomienda ponerse en contacto con los agentes del Departamento.
La recolección ilegal de cedro podría considerarse un robo tradicional o una destrucción de terrenos forestales estatales, según Mike Faulk, portavoz de la oficina del fiscal general del estado.
El robo de madera podría castigarse con 364 días de cárcel y una multa de hasta 5.000 dólares por delitos menores. Los delitos graves podrían castigarse con hasta 10 años de prisión y una multa de hasta 20.000 dólares. La recolección ilegal de un producto forestal especializado podría ser castigada con hasta 364 días de cárcel y una multa de 5.000 dólares. Eso significa que no se debe “vender ni intentar recolectar, poseer o transportar” ramas de cedro.
Sin embargo, Faulk indicó que el estado no ha presentado cargos por ningún caso de robo de corteza.
Al saber que se estaban llevando a cabo actividades ilegales en las cercanías, Kemmerer aseguró que no se siente segura caminando por los bosques cercanos.
Los delitos podrían reportar beneficios a algunos operadores ilegales. Muchas veces, terminan vendiendo cedro para su uso en arreglos florales. Los recolectores legales obtienen permisos y siguen las normas para no dañar los árboles, según el Departamento de Recursos Naturales.
“Están destruyendo algo que ha estado creciendo durante mucho tiempo y va a demorar reemplazarlo”, enfatizó Kemmerer.
La versión original de esta historia fue publicada, en inglés, el 23 de julio de 2025.