
Viento a favor para las renovables y alianzas con la CFE: las oportunidades de Cox en el mapa energético mexicano
Después de 26 años en México, Iberdrola abandonó territorio mexicano para mirar a otras latitudes. Por 4.200 millones de dólares, la multinacional bajo las riendas Ignacio Galán ha dejado sus proyectos en territorio mexicano y ha entregado la estafeta a Cox, otra empresa española, quien será la dueña de 15 centrales eléctricas verdes en el país. El parqué vendido incluye centrales eólicas, fotovoltaicas, de cogeneración y ciclos combinados. Todas, suman 2.600 megavatios de electricidad. Incluida esta transacción, Cox prevé invertir en el país unos 10.700 millones de dólares en los próximos cinco años.
En el sexenio pasado, Iberdrola fue una de las empresas más criticadas por el entonces presidente Andrés Manuel López Obrador por los precios de la electricidad que le vendía a la paraestatal CFE. En línea con la autollamada “soberanía energética” del pasado sexenio, Sheinbaum firmó a principios de este año nuevas leyes eléctricas para fortalecer el papel de la CFE, en detrimento de los privados. A la vez, el gobierno busca impulsar proyectos verdes.
El nuevo marco normativo establece que la empresa pública estatal generará más del 54% de la electricidad en el país, no obstante, para el nuevo jugador español, México ofrece una “sólida seguridad jurídica”. Los analistas confían en que Cox aproveche la inercia de hacer negocios sin el desgaste que arrastraba su antecesora. No descartan, por ejemplo, proyectos de inversión mixta entre este nuevo jugador y la CFE, ya que la paraestatal requiere ingresos y conocimiento técnico sobre los proyectos de energía verde. Aunque también subrayan las incertidumbres regulatorias en materia eléctrica, dilación en permisos y una falta de claridad sobre el modo en que operará el nuevo órgano regulador de Energía
Lejos de los reproches a las privadas eléctricas, la Secretaría de Energía dio una cálida bienvenida al nuevo actor privado del mercado eléctrico, asegurando que es un timbre de muestra sobre la confianza que existe para invertir en el país. “Nos congratulamos por la inversión de Cox, empresa española especializada en energías renovables y agua, cuyo perfil se alinea con los planes de expansión del sector eléctrico y las metas del Plan México”, indicó en un comunicado. En un entorno de incertidumbre comercial global y de bajo crecimiento económico en México, el anuncio de inversión de Cox por 10.700 millones de dólares en los próximos cinco años no es menor.
Cox, fundada en 2014, tenía desde hace años el permiso de la Comisión Reguladora de Energía para comercializar electricidad en el mercado mayorista de México, luego de adquirir una participación en un proyecto en el Estado de Veracruz. No obstante, la compra de los activos a Iberdrola, supone un salto de gran calado. Por escrito, la empresa detalló que además de hacerse de los activos de Iberdrola, desembolsará 4.000 millones de dólares en proyectos energéticos, hasta 1.500 millones de dólares en activos de concesión de agua y coinversiones con la CFE.
La firma española detalló a sus inversionistas que México es el segundo mercado eléctrico más importante de Latinoamérica y, por ende, ofrece un amplio potencial para apalancar su posición regional. “Cox integrará la plantilla de Iberdrola México, compuesta por más de 800 profesionales. Esta integración generará empleo, proporcionará un suministro eléctrico competitivo y ofrecerá soluciones de agua adaptadas a las necesidades locales”, indicó a través de un comunicado.
César Hernández, subsecretario de Electricidad en el gobierno de Enrique Peña Nieto, explica que Cox llega con nuevos bríos y sin el desgaste de marca de Iberdrola. “Cox llega a aprovechar oportunidades que se pueden abrir en un entorno donde hay un discurso favorable a las energías renovables y sin tener esta animadversión que existía sobre Iberdrola por parte de la Administración pública y de la CFE”, indica. Hernández, por ejemplo, ve factible la inversión mixta con la CFE, por la valiosa aportación tanto de ingresos como de conocimiento técnico sobre los proyectos de energía verde.
El Gobierno de Sheinbaum se encuentra ante el desafío de sostener un modelo eléctrico bajo la tutela de la paraestatal CFE, al mismo tiempo que impulsa un esquema mixto con la participación de privados. Es bajo este telón de fondo que desembarcarán los nuevos proyectos de Cox en el país. “México será un buen laboratorio para Cox, una buena prueba piloto, para entrar en un futuro al mercado energético de Estados Unidos. Las plantas van a seguir operando por los anteriores empleados de Iberdrola, eso dará una mayor certeza a la empresa”, indica Ramsés Pech, experto en temas energéticos.
México es el segundo país con mayor demanda eléctrica en América Latina, solo detrás de Brasil, con un consumo promedio por encima de los 50.000 megawatts. De esta demanda nacional, un 75% se cubre con combustibles fósiles y el 25% restante proviene de fuentes verdes como parques solares o eólicos. No obstante, este gobierno tiene en la mira detonar más proyectos verdes. Su estrategia contempla la incorporación de 21.846 megawatts al país en los próximos cinco años, de los cuales se prevé un papel central de la CFE.