
Inversiones en minería: del mito del 3% a la dura realidad del cero – MDZ Online
Pensar en condicionar o intentar bloquear un proyecto minero por cuestiones como las regalías, es tener una visión mínima y también sesgada. La idea de que la minería solo deja un 3%, demuestra desconocimiento profundo de la industria y sus procesos.
Si no hay una mirada profunda sobre el panorama completo del aporte económico y social de la industria, puede ser por una falta de conocimiento sobre el desarrollo de proyectos o por una intención directa de informar mal. La minería va donde nadie va, un tema especialmente importante en una provincia como Mendoza, donde escasean las compañías con más de 200 empleados y son casi inexistentes en zonas rurales, por lo que se convierte en un motor económico amplio.
La conclusión es simple y directa: si no hay inversión, no hay regalías ni motor económico. En un contexto donde la actividad le llegada de inversiones es baja, el 3% de cero es cero. Es por eso que en distintas regiones se otorgan beneficios y seguridad jurídica para atraer capitales, porque más allá de tener el mineral, la clave es atraer inversiones, que no son pequeñas.
Para entender el valor de la minería, es crucial desglosar los ingresos que genera, las etapas que atraviesa y la responsabilidad del Estado en su administración.
Las inversiones y la seguridad jurídica en minería
Es importante entender por qué se anuncian regímenes impositivos diferenciados para minería. La razón es que se trata de inversiones muy grandes que se recuperan de manera muy lenta. Hablamos de montos y tiempos que no cualquier empresa puede sostener.
Para que estas empresas asuman el riesgo y destinen capital a un territorio, necesitan un marco de seguridad jurídica muy sólido (algo cada vez más fundamental) y condiciones que les permitan recuperar la inversión a largo plazo. Sin estas condiciones, es muy difícil atraer capitales para desarrollar proyectos de esta envergadura.
Los números de la rentabilidad y la volatilidad
Un discurso común, pero equivocado, es que las mineras tienen una rentabilidad exagerada. La realidad, según el promedio de los últimos 20 años a nivel mundial, es que los proyectos mineros se mueven en un rango mucho más conservador, entre el 8% y el 12%. Hablar de un 50% de ganancia es, en la mayoría de los casos, un dato sin sustento.
Esto se debe a que la minería es un negocio de márgenes ajustados, donde los grandes ingresos por la venta de mineral se deben compensar con grandes costos e inversiones. Por ejemplo, los salarios en la minería son sustancialmente superiores a los de otros sectores, y mantener a cientos o miles de empleados con esos valores es un costo operativo muy importante. A esto se suman gastos de gran magnitud, como los insumos: a modo de referencia, una sola rueda de un camión minero o CAEX puede costar US$40.000.
Esta realidad, sumada a una caída en el precio del mineral, puede afectar la viabilidad del proyecto de manera drástica. El caso de Potasio Río Colorado es un ejemplo contundente: era un proyecto en pleno desarrollo, con más de US$1.500 millones ya invertidos, cuando el desplome del precio del potasio en el mercado lo hizo inviable y paralizó la actividad. Este caso demuestra la volatilidad propia de los commodities y el riesgo que asume la industria.
Del papel a la inversión: el costo de la precisión
Los proyectos mineros avanzan por etapas bien definidas, y cada una tiene sus propios números. La prefactibilidad se basa en cálculos estimativos, ya que los precios de los minerales son volátiles y es aún es la etapa previa a la certeza del desarrollo de la mina. Por ejemplo, en el caso de PSJ, los valores de referencia para el cobre que se utilizaron en el informe de impacto ambiental son de US$7,496 por tonelada y para el oro de US$1,750. Se trata de números de referencia del momento en que se hizo el informe y que también sirven para marcar, por ejemplo, los pisos de precio bajo los cuales el proyecto puede desarrollarse.
Un punto clave, y a menudo malinterpretado, es el que se vio durante la audiencia pública de PSJ. El exgobernador Arturo Lafalla realizó un cálculo de rentabilidad tomando la producción estimada del proyecto, pero en lugar de usar el precio de referencia del informe, utilizó el precio actual del cobre. Esto dio como resultado una rentabilidad mucho más alta, pero errónea, ya que se basa en un valor actual y no en el valor técnico establecido para los cálculos.
La etapa para las precisiones técnicas y financieras es la factibilidad, cuando se realiza la ingeniería de detalles. En el caso de PSJ, de aprobarse el proyecto -tanto en la parte técnica como política- apenas tenga aprobación se iniciará esa etapa, el último paso previo a la construcción. Esta fase implicará una inversión de $15 millones de dólares, lo que demuestra la magnitud de los recursos que se invierten para ajustar los números finos.
La barrera de las autorizaciones: un freno en el RIGI
Mientras que en otras provincias, como en San Juan, proyectos como Vicuña ya pueden postular al RIGI (Régimen de Incentivos para Grandes Inversiones) y consolidar sus montos de inversión, que en este caso particular implicaría una inyección de capital entre US$12.000 millones y US$15.000 millones, en Mendoza la situación es diferente.
Un proyecto como PSJ Cobre Mendocino no puede siquiera postular al RIGI, ya que primero necesita la autorización legislativa definitiva de su Declaración de Impacto Ambiental. Este paso previo, exigido por la ley provincial, es el que determina si un proyecto puede o no avanzar a una etapa de inversión formal.
El RIGI lo que hace es compensar la carga impositiva para hacer a la Argentina competitiva frente a países con fuerte tradición minera como Chile y Perú, los que -por ejemplo- ofrecen una seguridad jurídica y una economía sana, por lo que con el historial argentino -aún teniendo mineral- hay que dar señales y acciones que permitan atraer estos capitales. Al contrario de lo que se piensa, en la actualidad hay mucha competencia por estos capitales en el mercado de la minería, por lo que una inversión que no se haga en un lugar, ya tiene en la fila varios postulantes en otras zonas del planeta.
El rol del Estado y el valor del «cero»
Finalmente, el aporte de la minería no se limita ni por asomo sólo a las regalías. Según Mario Capello, ex subsecretario de Minería de la Nación, «el aporte real de la minería es su nivel de inversión y cómo tracciona la economía». Capello también destaca que la política suele estar más interesada en las regalías porque es un ingreso que se maneja directamente desde la administración de turno. De hecho, el mismo referente minero sanjuanino es un crítico del manejo de recursos que se han hecho en algunos departamentos de la vecina provincia.
Este dinero que aporta la minería, más allá de generar recursos, implica una gran responsabilidad para el Estado, que debe invertirlo de manera correcta en la comunidad.
En conclusión, el aporte de la minería no se limita a las regalías. Un análisis completo debe considerar todos los impuestos, las retenciones, los salarios, los bienes y servicios que un proyecto genera, y el valor del empleo. Es un debate que debe sustentarse en datos técnicos y en una comprensión clara de las etapas, los costos y los riesgos que implica una industria de esta envergadura.