
Festejan medio siglo de El Chopo
▲ El Museo Universitario del Chopo fue sede del Museo Nacional de Historia Natural de 1913 a 1964 y albergó, entre otras piezas de importancia, una reproducción ósea del diplodoco, dinosaurio del periodo Jurásico.Foto tomada de la página de Facebook del recinto
Ángel Vargas
Periódico La Jornada
Jueves 14 de agosto de 2025, p. 3
El Museo Universitario del Chopo no cabe en los márgenes de lo institucional. Es “un centro social travestido de museo”, como lo definió Sol Henaro, su directora, al anunciar ayer el programa conmemorativo por su 50 aniversario, que arranca este 21 de agosto con la exposición Era un árbol y se convirtió en un bosque.
Refugio desde su origen en 1975 de lo feminista, lo roquero, lo marginal, la diversidad sexual, entre otras expresiones sociales, así como de la experimentación y las nuevas propuestas artísticas, El Chopo –como se le conoce de forma coloquial– llega a esta celebración consolidado como un centro cultural de referencia nacional.
Esto, en gran medida, gracias a la resonancia y la interacción que desde sus inicios ha mantenido con la comunidad, aspecto que, en ocasión de este festejo, fue reafirmado por su actual responsable: “Nuestro rol sigue siendo el mismo, de escucha, básicamente”.
Destacó que como parte del ejercicio de responsabilidad social que tiene al ser un recinto universitario –dependiente de la UNAM–, el museo ha mantenido vigentes muchos proyectos relacionados con la noción del barrio, adaptada ahora para no delimitarla a la colonia Santa María la Ribera, sino que abarque las aledañas y en general el norte de la ciudad.
Si bien el edificio de El Chopo tiene un programa anual de mantenimiento, su directora aclaró que el aniversario ha permitido realizar una intervención mayor, “no sólo para cuidar el inmueble, sino también para recibir y dar una mejor experiencia a nuestros usuarios”.
Desde el año pasado, detalló, se ha trabajado en la restauración y el mantenimiento de las puertas y el letrero histórico del recinto, y en lo que va de 2025 se hace lo propio en las rejas y la librería, obras que, aseguró, estarán listas antes del comienzo de las celebraciones.
Precisó que por tratarse de un recinto histórico –de principios del siglo XX–, las obras se realizan en coordinación con las direcciones generales de Obras y la de Patrimonio Universitario.
Asimismo, confirmó la intención de que el museo del Chopo obtenga la declaratoria de Monumento Artístico de México, proceso en el que ahora se encuentra el Museo Experimental El Eco, también de la UNAM. “Es algo muy largo, pero lo tenemos previsto”.
Renombran salas
Sol Henaro destacó que el programa conmemorativo de este 50 aniversario es resultado de un ejercicio colectivo, que ha involucrado tanto a ex directores y trabajadores de ese espacio como a integrantes de la comunidad.
“Intentamos generar un programa integral que diera cuenta de las muchas aristas que este museo alimenta (…) Era muy importante convocar lo que venimos diciendo mucho en esta gestión: que (El Chopo) es un centro social travestido de museo”, subrayó y acotó que tal visión no es nueva, sino que viene desde la gestión de Elena Urrutia, la primera directora del proyecto.
Como parte de este ejercicio de memoria, tres salas serán bautizadas con el nombre de personas que han sido relevantes para este museo, indicó. Las galerías Sur, Central y Rampas serán renombradas como sala Elena Urrutia, en homenaje a la primera directora del museo y agente pionera de los feminismos en México; sala Jorge Pantoja, impulsor del hoy conocido como Tianguis del Chopo dentro del Museo, y sala José María Covarrubias, fundador de la Semana Cultural Lésbica Gay, hoy Festival Internacional de Diversidad Sexual.
El programa conmemorativo también incluirá conciertos, un festival de cine de horror, un proyecto editorial para las infancias, la renovación de la página web del museo y el rediseño del repositorio del Archivo Desobediente, conformado por materiales diversos que dan cuenta de la producción cultural de colectivos y proyectos de la escena cultural no oficial, underground e independiente en México.
Además del trabajo con el Centro de Investigaciones de Diseño Industrial para crear mobiliario de descanso y nueva señalética, otro de los puntos centrales, resaltó Sol Henaro, será la investigación y el fortalecimiento de los archivos del museo; entre éstos, la colección artística, conformada por 368 piezas, que a lo largo de un año “será restudiada y recatalogada, con el propósito de dimensionarla con dignidad y hacerla pública”, tras digitalizarla e incluirla en un repositorio.
Laberinto de historia y afectos
Era un árbol y se convirtió en un bosque, según Karol Wolley, una de sus curadoras, es un laberinto de archivos y afectos que no sigue una línea cronológica, sino que está tejido a partir de cuatro modelos museísticos: el Gabinete de curiosidades, el Salón del siglo XVIII, el Centro de documentación y un apartado que reproduce una exposición contemporánea de documentos y arte.
La muestra recupera algunos contenidos y ejes de pensamiento que han atravesado la historia de ese emblemático recinto universitario, mediante la investigación en sus propios acervos artísticos y documentales, y que se complementa con “rastros ubicados en otros archivos y colecciones”, así como algunas colecciones artísticas.