
‘Crisálida’, una nave espacial para un viaje sin retorno de 2000 personas hacia Alfa Centauri
El proyecto Crisálida sigue dando de sí dentro de la comunidad científica. En esta ocasión se está planteando la posibilidad de un viaje interestelar sin retorno hacia Alfa Centauri, el sistema estelar más cercano a nuestro Sol.
A pesar de encontrarse a unos 4,37 años luz de distancia (más de 40 billones de kilómetros), se considera el destino más accesible para la exploración interestelar.
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Dentro de este sistema se encuentra Proxima Centauri b, un exoplaneta de tamaño similar a la Tierra y que, según los astrónomos, podría reunir condiciones habitables.
La magnitud del desafío exige naves generacionales, estructuras autosuficientes en las que varias generaciones vivirían y morirían antes de alcanzar el destino.
Diseñada para el concurso Project Hyperion, Crisálida se presenta como la visión más ambiciosa hasta la fecha. La nave, concebida con una longitud de 58 kilómetros (casi la distancia entre Madrid y Guadalajara), tendría capacidad para unas 2.400 personas, aunque la población se limitaría a unas 1.500 mediante planificación de nacimientos para mantener el equilibrio ecológico.

Proyecto Crisálida
El trayecto se estima en unos 400 años, lo que convierte el proyecto en un viaje de una sola dirección en el que la mayor parte de los colonos nacerían y morirían a bordo.
La estructura de la nave se organiza en capas concéntricas, semejantes a una muñeca rusa, con un núcleo central reservado para los transbordadores de descenso y las comunicaciones. La primera capa estaría destinada a la producción de alimentos en entornos controlados que incluirían desde cultivos hasta ecosistemas completos como bosques tropicales y boreales.
Un proyecto a 25 años vista
La segunda se dedicaría a espacios comunitarios ya sea parques, escuelas, hospitales y bibliotecas, mientras que la tercera alojaría viviendas privadas con sistemas de ventilación y climatización.
Más allá se ubicarían las áreas industriales para reciclaje, producción farmacéutica y fabricación de estructuras, y la capa exterior funcionaría como un gigantesco almacén operado principalmente por robots.
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Previo al embarque, los futuros colonos deberían pasar entre 70 y 80 años en condiciones de aislamiento extremo en la Antártida, un entrenamiento psicológico diseñado para prepararles ante el confinamiento prolongado.
Los creadores estiman que la construcción de Crisálida podría completarse en 20 a 25 años si se alcanzara un avance clave aún pendiente: la fusión nuclear comercial.