
Recursos naturales: el activo que sostiene nuestra economía – El Financiero
En economía, un activo es todo aquello que genera valor: una inversión que produce intereses, una máquina que fabrica, un inmueble que renta. Pero hay un activo que rara vez aparece en los balances financieros y del que dependen todos los demás: nuestros recursos naturales.
En México, la naturaleza es mucho más que paisaje. Es la base que sostiene sectores enteros de la economía:
• El turismo, que aporta el 8.5% del PIB (INEGI, 2024), depende de playas limpias, arrecifes sanos y selvas que atraen a más de 40 millones de visitantes cada año (SECTUR, 2023).
• La agricultura y la pesca, responsables del 3.8% del PIB y millones de empleos, requieren suelos fértiles, agua limpia y ecosistemas saludables (FAO, 2023).
• La minería, donde México es primer productor mundial de plata y uno de los principales en oro y cobre, generó más de 1.2 billones de pesos en 2023 (Camimex), abasteciendo a industrias clave que dependen de un manejo responsable para prolongar su vida útil.
Cuando estos recursos se degradan o agotan, el impacto es doble: económico y social. Un arrecife destruido no solo pierde biodiversidad: reduce hasta en 40% la protección natural contra huracanes (NOAA), elevando el costo de los seguros, dañando infraestructura y afectando la economía local. La deforestación, que en México promedia 89 000 hectáreas perdidas al año (CONAFOR), compromete la disponibilidad de agua, encarece la producción agrícola y debilita la resiliencia frente a sequías.
En finanzas, sabemos que un activo se deprecia si no se mantiene. Con la naturaleza sucede lo mismo, pero su deterioro es silencioso… hasta que es irreversible. El Banco Mundial advierte que la pérdida de servicios ecosistémicos podría costar hasta el 10% del PIB a largo plazo. Y a diferencia de una máquina o un edificio, un ecosistema destruido no se puede “recomprar” en el mercado.
Cuidar ríos, mares y bosques no es un lujo ambiental: es una estrategia de seguridad económica. Cada manglar protegido es una inversión que rinde intereses en forma de pesca abundante, agua potable y protección frente a tormentas. Cada playa limpia mantiene el valor de la marca “México” como destino turístico. Cada bosque conservado regula el clima y asegura la producción agrícola.
El reto es asumir que, así como se da mantenimiento a los activos tangibles para que sigan generando valor, debemos hacer lo mismo con el capital natural. Esto requiere políticas públicas que lo protejan, inversión en su restauración y una ciudadanía que entienda que el medio ambiente no es un gasto, sino el activo más rentable que tenemos.
México es uno de los 17 países megadiversos del planeta (CONABIO). Esa posición no solo es un orgullo: es una ventaja competitiva. Pero la riqueza natural no es infinita. Si queremos que siga produciendo beneficios para las próximas generaciones, debemos gestionarla con la misma disciplina con la que cuidamos cualquier inversión estratégica.
Porque cuando se agota un recurso natural, no hay rescate financiero que lo recupere.