
Enzo Ferrari y su particular gusto por los MINI
Aunque no lo creas Enzo Ferrari se dice que llegó a ser dueño de dos Minis. Aunque la mayoría de la gente piense que el fundador de una de las marcas de autos más legendarias, sólo se ponía tras el volante de autos de lujo o de altas prestaciones como los que fabricaba su compañía, está muy lejos de lo que aconteció realmente, puesto que su gran pasión era su equipo de carreras, por cuanto don Enzo fue piloto de carreras en su juventud, por lo que al momento de manejar autos en carretera no buscaba solamente la exclusividad, prestaciones y refinamiento. De ahí que dentro de su vasto garage tuviese varios Peugeot, como el 403 que aparece en la última entrega cinematográfica del aclamado ingeniero o un FIAT 128 que también manejo.
Cuando el Mini debutó en su variante más deportiva, el Cooper sólo era cuestión de tiempo para que pasase a formar parte de su colección. John Cooper afirmó en una entrevista una vez que «Enzo Ferrari poseía tres Cooper S diferentes en diferentes momentos, que solía subir a las colinas cuando se aburría». Si bien no vamos a dudar de una leyenda, parece que el legendario empresario poseía al menos dos con certeza.
Uno de esos Minis fue un modelo Cooper 1100 S, que más tarde regalaría a su hijo, Piero, cuando recibió un Mini Cooper 1300 S especial. Ese es el tipo de Mini que lograría victorias en el Rally de Montecarlo. Su automóvil específico le fue entregado personalmente por Sir Alec Issigonis, ya que la pareja se unió por su admiración por las innovaciones en ingeniería. Este auto fue modificado de múltiples maneras, siendo las más obvias los llamativos neblineros colocados bajo las luces del automóvil. Además, tenía un tablero de instrumentos de nogal, asientos especiales entre varias modificaciones diferentes, la mayoría de las cuales fueron diseñadas para darle al automóvil una apariencia más deportiva.
Aparentemente, el automóvil se pintó primero de rojo, pero, después de que el destinatario afirmara que solo un Ferrari podía pintarse de rojo, se volvió a pintar de gris metálico. Curiosamente, terminó siendo repintado de rojo más tarde en su vida. El motor también fue modificado, aumentando su velocidad máxima a 153 km/h.
El Mini más tarde se convertiría en propiedad de Giuseppe Navone, quien había ganado la Mille Miglia en 1948 al mando de un Ferrari 166 S y era jefe del equipo de pruebas de Ferrari para autos de producción en ese momento. El automóvil supuestamente todavía está en uso hoy en día, que es un legado tan bueno como cualquier Mini construido hace décadas podría esperar.