
La muestra ¡Manos a la obra! recrea la construcción del Templo Mayor
▲ Escultura mesoamericana precolombina conocida como Chac mool, en el Templo Mayor en la Ciudad de México.Foto Ap
Ana Mónica Rodríguez
Periódico La Jornada
Sábado 30 de agosto de 2025, p. 4
Desde su erección en el siglo XIV, el Huei Teocalli, o Templo Mayor de Tenochtitlan, fue objeto de incesantes agrandamientos hasta el momento de su destrucción, 200 años después, con motivo de la Conquista española. Este monumento religioso, que llegó a tener 45 metros de altura, creció en la medida que cobraba esplendor el imperio mexica.
Los variados materiales, recursos humanos, sistemas de medición y técnicas constructivas utilizadas en la edificación de la pirámide y de otros adoratorios del recinto sagrado son abordados en la exposición gráfica ¡Manos a la obra! Cómo construir una pirámide, la cual será inaugurada el primero de septiembre en el puente liga de las calles Guatemala y Argentina, en el Centro Histórico de la Ciudad de México, frente a la zona arqueológica y el Museo del Templo Mayor.
La muestra es una iniciativa de la Secretaría de Cultura, a cargo de Claudia Curiel de Icaza, así como del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), dirigido por Joel Omar Vázquez Herrera, y condensa los resultados del Proyecto Templo Mayor (PTM), encabezado por el arqueólogo Leonardo López Luján desde 1991.
La historia del Templo Mayor de Tenochtitlan, que estuvo dedicado a los dioses Huitzilopochtli y Tláloc, se desarrolla de manera sencilla para quienes se detengan a atender la información vertida por Michelle de Anda Rogel y Leonardo López Luján, curadores de la exhibición, que mediante imágenes de códices, planos, dibujos de las etapas constructivas, fotografías y tablas cronológicas da cuenta de la importancia de este monumento religioso.
El recorrido será desde la fundación de la gran Tenochtitlan, en un islote del Lago de Texcoco, y de la edificación del Huei Teocalli, cuyas exploraciones arqueológicas han permitido develar que tuvo siete ampliaciones totales y seis parciales (de una o dos fachadas), así como renivelaciones, arreglos menores de la caras laterales e incrementos en el nivel de los pisos de la plaza circundante, según refieren los investigadores.
Los espectadores también conocerán los materiales que fueron utilizados, sobre todo de los de origen volcánico, como el basalto, la andesita de lamprobolita y la de piroxenos, o bien, la escoria volcánica o tezontli. A cada una se le daba un uso especial en la construcción del Templo Mayor, que requería en cada ampliación gigantescos volúmenes de tierra para clausurar una etapa y construir sobre ella la siguiente.
Los mexicas también requirieron de madera, cal y arena que provenían de varios puntos de la Cuenca de México. La muestra también da cuenta de cómo eran transportados los materiales, ya fuera con tlamamaques o portadores en canoas o mediante el acarreo con ayuda de mecapales.
Se aborda asimismo el sistema de medición desarrollado, los vínculos de la arquitectura con la geometría del universo y las fechas calendáricas, así como el conocimiento para mantener estable el gigantesco recinto ceremonial, edificado sobre un subsuelo proclive a hundimientos.
Sobre la pintura mural se detalla su reducida paleta pictórica, compuesta por rojo, ocre, azul, negro y blanco, y la manera en que eran preparados estos pigmentos, sin olvidar el simbolismo de los imponentes monolitos, esculpidos en basalto y andesita, totalmente policromados. Al pie del Templo Mayor fueron descubiertas la deidad lunar Coyolxauhqui y la de tierra Tlaltecuhtli, entre otras esculturas menores.
La exhibición es una reconstrucción visual del resultado de los levantamientos topográficos de los vestigios arquitectónicos que se han excavado para el PTM, fundado en 1978 por el investigador emérito del INAH Eduardo Matos Moctezuma.
En un atractivo formato, diseñado por Samara Velázquez, la exposición incluye imágenes de cómo pudo haber lucido esta gran pirámide mesoamericana hasta su destrucción, en el siglo XVI; se aborda la importancia que tuvo el Templo Mayor para los gobernantes de la urbe, y cómo esta estructura fue, mediante sus ampliaciones, un reflejo de la política expansionista del imperio mexica.
¡Manos a la obra!… es la sexta instalación fotográfica del PTM en el citado puente liga.
Desde 2016 se han montado otras, como la del 40 aniversario del proyecto o la de las ofrendas florales y de estrellas de mar dejadas en tiempos remotos dentro del edificio, que fueron vistas por millones de personas, generando nuevos públicos para la zona arqueológica y el Museo del Templo Mayor.