
Mujeres del Pacífico colombiano mejoran su vida y el ambiente con una iniciativa pesquera
Tumaco, (Colombia), 31 ago (EFE).- Las hermanas Jaqueline y Jessi Sevillano caminan por las calles de Tumaco, en la costa pacífica del suroeste de Colombia, con la sonrisa inigualable que da la firme convicción de que los emprendimientos también pueden cambiar el mundo.
Las largas cuarentenas por la pandemia, la falta de recursos y el miedo que causa una crisis mundial fueron el motor para iniciar un sueño que hoy trasciende fronteras: hacer harina con cáscaras de camarón.
La iniciativa nació luego de recorrer su municipio, pesquero por tradición, e identificar que, por cada 15 toneladas de camarón extraído del mar, siete toneladas de cáscaras y la cabeza del crustáceo regresan como desechos que producen contaminación.
“Nos dimos cuenta que otras mujeres como nosotras habían perdido el empleo y nos tocaba reinventarnos, pero haciendo algo por la naturaleza; así nació la Asociación de Mujeres Emprendedoras para un Futuro Amigable con el Medio Ambiente (Asomefama), un sueño que hoy llena de sabor las cocinas”, indicó Jaqueline Sevillano a EFE.
De esa idea surgió la ‘CamHarina’, un producto rico en nutrientes, sin químicos, que realza el sabor de los mariscos y la cocina tradicional del Pacífico.
“Gracias a este emprendimiento, 800 kilos de desechos no regresan al mar y le damos empleo a 11 mujeres que hoy tienen autonomía económica, además de seis jóvenes que ven aquí el futuro”, agregó Sevillano.
Del mar a la mesa
Las hermanas recorren cada madrugada las pesqueras de Tumaco donde otras mujeres se encargan de pelar el camarón y ellas recogen los deshechos.
Luego, en la sede de Asomefama, el material es lavado, tostado durante siete horas a 80 grados, triturado y empacado. El resultado es un polvo de color rosado flamenco que se comercializa en la región y empieza a abrirse mercado fuera de ella.
“Es un producto muy rico y satisfactorio, porque sabemos que estamos apoyando a mujeres de la región que hacen un producto que resalta nuestra gastronomía. Es un producto que no vuelve al mar como desecho, sino que va a las mesas como sabor”, indicó a EFE Ruby Góngora, propietaria del restaurante Rico Sazón de Ruby, en Tumaco.
Investigación para romper fronteras
El emprendimiento ha recibido mentoría y acompañamiento científico y empresarial tras unirse al programa ‘CircularEconomy4Colombia (CE4C)’, impulsado por la Alianza Bioversity International y el Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT).
“Estas mujeres han demostrado, con trabajo constante y dedicado, que se puede emprender y transformar demostrando que este es el momento de unir esfuerzos y avanzar juntos hacia un modelo de desarrollo más sostenible”, precisó a EFE Guillermo Peña, investigador de esa alianza empresarial y líder de la iniciativa.
Con el conocimiento adquirido, las hermanas Sevillano sueñan con que su asociación se convierta en una gran industria, lograr certificación nacional y llevar su producto a todos los supermercados del país.
“No nos vamos a detener. Cada bolsa tiene impregnado el sueño de las mujeres que todos los días se levantan a cambiar el mundo a través de un producto: la ‘CamHarina’ tumaqueña”, concluyó Jacqueline.