
Contradanza rendirá hoy homenaje al iluminador escénico Francisco Muñoz
▲ Un momento de la coreografía Latidos, de Cecilia Appleton, la cual se presentará hoy en función especial como parte del homenaje a Francisco Muñoz Ávila en el Teatro de la Danza.Foto cortesía de Gerardo Castillo
Merry Macmasters
Periódico La Jornada
Martes 2 de septiembre de 2025, p. 3
El iluminador y creador escénico Francisco Muñoz Ávila (1956-2025) aprendió su oficio al transitar por un sinnúmero de agrupaciones dancísticas y teatrales, así como instituciones oficiales. Formado primero como actor, fue en el Grupo Zumbón donde empezó a dedicarse a la escenografía y la iluminotecnia. Contradanza fue la compañía con la que más trabajó, a partir de 1996 y a lo largo de 29 años.
Fallecido el pasado 26 de mayo, Muñoz Ávila hoy será objeto de un homenaje póstumo de Contradanza. Titulado Reminiscencias: En memoria de Francisco Muñoz Ávila, artista de expresiones de formas con sentido, el acto se hará en dos partes: la mesa Diálogos de vida, a las 17:30 horas, en el Laboratorio de Creación Escénica, y a las 20 horas una función especial de la pieza Latidos, de Cecilia Appleton, coreógrafa y directora de Contradanza, en el Teatro de la Danza del Centro Cultural del Bosque (CCB).
“Al conocernos, Francisco se interesó en iluminar las coreografías que creaba Contradanza”, expresa Appleton, su viuda. “Siempre digo que desayunábamos las ideas. No sólo eran reuniones concretas para trabajar, Francisco sabía claramente lo que yo buscaba. Al mismo tiempo fue una persona que escuchaba mucho, que solía conciliar, no sólo con los artistas, sino también con los técnicos de los teatros”.
Muñoz Ávila fue jefe de foro del Foro Shakespeare, del teatro del Centro Cultural Acatlán de la Escuela Nacional de Estudios Profesionales Acatlán y del teatro Raúl Flores Canelo. Colaboró en el Centro Nacional de las Artes como subdirector de Ingeniería Teatral; coordinador técnico e iluminador de la Compañía Nacional de Danza del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura, y del Taller Coreográfico de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Con el tiempo desarrolló un lenguaje personal que dotó de un sello particular a Contradanza: “Alguien me decía hace poco que asistir a una función de la compañía era también ver la propuesta lumínica de Francisco. Usaba todavía un equipo clásico, porque le gustaban los ambientes cálidos. No se acostumbraba a los leds de ahora, que son más fríos, aunque los mismos teatros lo llevaron a incursionar en ellos.
“Fue con Danza de los cisnes (2012) que Francisco empezó a utilizar unos ambientes mucho más fuertes, fluorescentes, porque deseaba recrear ese mundo fantástico contenido en la obra. Le gustaba mucho relacionarse con una serie de globos de cristal que crean ciertas relaciones móviles”. Sin ser docente, abrió ciertas “brechas” en la iluminación que después tuvieron impacto en sus colegas.
Maestro involuntario
−¿Dejó escuela?
−Tras su muerte, personas que ahora se dedican a la iluminación se han acercado para decirme que acudían a ver su trabajo para darse cuenta por dónde incursionaba. Su forma de trabajar la luz influenció también a los fotógrafos.
Appleton trae a colación cuando alrededor de 2008 la compañía empezó a incluir multimedia en sus obras. “Francisco aprendió a equilibrar la iluminación con el video para que no compitieran”.
Según la coreógrafa, la relación del homenajeado con la estética estaba “muy ligada a la marxista”, en el sentido de que “el arte se vinculaba con algo ideológico. No sólo una estética de lo bello, sino de lo sensible y lo social”.
Aparte de contrastar “ambientes cálidos con fríos”, a Muñoz Ávila le gustaba utilizar la luz para que los cuerpos de los bailarines se vieran “bien formados”. Tenía gusto, además, por las “luces laterales, llamadas de la calle”, una forma de iluminar que “se ha ido perdiendo”, pero que “daba una presencia singular al cuerpo del bailarín”. Los suyos eran ambientes “relacionados en lo dramático con la expresión de la coreografía”. Es decir, “no siempre creaba iluminaciones generales, sino a veces espacios como esos territorios donde se habitaba la expresión coreográfica”.
Casi todo el repertorio de Contradanza es obra de Appleton, aunque también comprende trabajo de coreógrafos invitados, algunos extranjeros: “Muchos decían que la iluminación de Francisco era de mucha sensibilidad. Que gustaba intimar con las obras, en vez de dejar los espacios muy abiertos. Para mí, eso tenía que ver con su carácter actoral anterior”.
El Laboratorio de Creación Escénica y el Teatro de la Danza se ubican en el CCB (Paseo de la Reforma y Campo Marte sin número).