
Morir de hambre en Gaza
Manos Unidas pide el fin de la utilización del hambre como arma de guerra en Gaza. Como organización que basa su existencia en la defensa los derechos humanos y en la lucha contra el hambre y sus causas, abogamos por la apertura segura de los corredores de ayuda humanitaria en Gaza y por la liberación de todos los rehenes.
Incapaces de mirar hacia otro lado ante tanto sufrimiento, en Manos Unidas nos unimos a las palabras del papa León XIV cuando reclama a la comunidad internacional un compromiso «para poner fin al conflicto en Tierra Santa, que ha causado tanto terror, destrucción y muerte».
Más de medio millón de personas en riesgo
Recientemente, Naciones Unidas ha comunicado que la hambruna es ya una realidad en Gaza. Una realidad tan patente que, si no se pone remedio a esta barbarie, cerca de 650.000 personas corren el riesgo de padecer hambre extrema al final de este mes de septiembre.
Se trata de la primera vez que se identifica una situación como esta en la región de Oriente Medio. Más del 20% de la población gazatí se encuentra en situación extrema de inseguridad alimentaria. Carecen de acceso suficiente a alimentos para sobrevivir y esto que provoca altas tasas de desnutrición, enfermedad y mortalidad. Además, más de un millón de personas se hallan en situación de emergencia humanitaria y se considera que, con el contexto actual, esta realidad va a empeorar.
No por ser una situación anunciada, y advertida hasta la saciedad por numerosas organizaciones y personalidades de relevancia, la noticia de la hambruna en Gaza ha perdido un ápice de su importancia: el hambre, que ha matado ya a centenares de personas en los territorios palestinos –fundamentalmente niños-, se está utilizando como arma para el sometimiento de una población víctima de un conflicto para el que no se atisba un final cercano.
Se trata de «un desastre provocado por el hombre, una crítica moral y un fracaso de la humanidad», aseguró recientemente António Guterres, secretario general de las Naciones Unidas, para añadir después que «[esta hambruna] no tiene que ver con la comida; es el colapso deliberado de los sistemas necesarios para la supervivencia humana».
Decisiones tomadas por humanos
Hogares enteros sobreviven sin comida durante días, niños mueren de desnutrición y los más vulnerables —ancianos, mujeres, personas con discapacidad— quedan sin protección ni acceso a lo básico para vivir. Y esto no es fruto de la naturaleza o del azar, sino el resultado de decisiones tomadas y sostenidas por humanos.
En una situación como esta, ya no podemos hablar solo de falta de alimentos. La comida existe, las medicinas están ahí –amontonadas en la frontera- pero no llegan a quienes la necesitan porque el bloqueo lo impide o porque los puntos de reparto de alimentos se han convertido en trampas mortales.
Manos Unidas no puede permitir ni normalizar que se utilice el hambre como arma de guerra. Es un recurso cruel e inhumano que condena a muerte o a tener secuelas de por vida a la población civil más vulnerable.
Por eso, desde Manos Unidas, reiteramos la necesidad de un alto el fuego inmediato y permanente, y el fin de la utilización del hambre como arma de guerra. Asimismo, reclamamos con firmeza la liberación de todos los rehenes, porque mientras existan personas privadas de libertad y familias rotas por la violencia, no habrá una paz justa ni duradera.
Pedimos la paz y que el derecho a la vida se abra paso en una tierra duramente castigada.