
Hallazgos del Perseverance ofrecen potenciales signos de vida antigua en Marte
Tal vez sea algo más que una leyenda o una calentura mental de conspiradores. ¿Y si realmente existieron los marcianos?
Esta pregunta resulta este miércoles más adecuada que en otras muchas ocasiones. Circulando por la agreste tierra roja de Marte, el vehículo Perseverance, enviado por la NASA en el 2020 hasta el llamado cráter Jezero, se topó con unas rocas en las que había unos peculiares puntos coloreados de verde, azul, negro y blanco.
Tras una observación detallada de esas imágenes, los científicos llegaron a una conclusión alentadora, o todo lo contrario, depende de cómo se mire, del miedo a lo desconocido. Si esas rocas moteadas se formaron como en la Tierra, eso sería la prueba más clara de la existencia de vida en el pasado en el planeta polvoriento. La historia química de esos raros nódulos de minerales sugiere que podrían haberse formado en procesos prebióticos o microbianos, dos procesos relacionados con la vida.
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Estos hallazgos, realizados en el cauce de un río seco, constituyen los indicios más fuertes hasta el momento de vida antigua en Marte, sostuvo Joel Hurowitz, investigador que lidera un estudio publicado este miércoles en Nature.
La investigación
Un trabajo con participación española
Las muestras, analizadas por un equipo internacional de científicos con participación del Centro de Astrobiología (INTA-CSIC), la Universidad de Valladolid (UVA) y el Instituto de Geociencias del CSIC, contienen unos pequeños nódulos de minerales de arcilla enriquecidos con fosfato de hierro y sulfuro de hierro, compuestos asociados al carbono orgánico. Esto supone que podrían haberse formado en reacciones químicas que son la base de la vida.
El equipo confirmó además que estos procesos ocurrieron después de que los sedimentos fueran depositados en el lago y en condiciones de baja temperatura, lo que convierte a estas “extraordinarias muestras” en posibles biofirmas, o huellas de antiguos procesos químicos que podrían haber sido la base para el surgimiento de vida en Marte. No obstante, los autores del estudio son cautos y advirtieron de que los mismos indicios que señalan que estas rocas podrían haber sido formadas por microbios hace miles de millones de años, cuando en Neretva Vallis había agua, podrían ser producto de procesos geológicos abióticos (no biológicos).
Los especialistas de la agencia espacial estadounidense recalcaron que se precisa de análisis más en profundidad de las muestras recogidas por el Perseverance antes de dar por válidas estas primeras deducciones.

El planeta rojo
El vehículo, que empezó a indagar por el planeta rojo en el 2021, no pudo detectar vida directamente. En cambio, llevaba un taladro para penetrar en las rocas y recoger muestras en aquellos lugares que se establecieron como los adecuados para albergar vida hace miles de millones de años.
Estas muestras están a la espera de ser recibidas en la Tierra, un ambicioso plan que se halla en pausa mientras la NASA busca opciones más rápidas y baratas para ejecutarlo.
Los expertos calificaron estos avances de “descubrimientos emocionantes”, pero recordaron que se podría tratar de procesos no biológicos y por eso no pueden ir tan lejos para afirmar que esto se trata de una prueba positiva de vida.
Según su versión, lo que se puede decir es que, como posible explicación, se trata de vida microbiana, pero podría haber otras formas de hacer este conjunto de características.
Pese a estas prevenciones, Hurowitz remarcó que esta muestra es la mejor y más convincente hasta la fecha en la indagación del Perserverance por posibles señales de vida en Marte.
Las rocas, o lutitas, están compuestas de sedimentos firmemente compactados y cubiertas de motas que se asemejan a manchas similares a amapolas o de leopardo. El estudio detectó que esas coloraciones son minerales que en la Tierra tradicionalmente han formado parte de la actividad microbiana. Ahora solo les falta tocar para creer.