
Relaves mineros en Chile: De pasivos ambientales a la minería circular
Chile cuenta con 836 depósitos de relaves que almacenan más de 13 mil millones de toneladas de minerales. Mientras los antiguos representan un desafío ambiental, los modernos y los proyectos de reprocesamiento, permiten recuperar cobre, molibdeno y tierras raras, transformando estos pasivos en oportunidades económicas y sostenibles.
Por Cristián Venegas
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El manejo de los relaves mineros en Chile se ha convertido en uno de los mayores desafíos y, al mismo tiempo, en una ventana de oportunidades para el futuro de la industria. Según el Catastro de Relaves 2024 elaborado por el Servicio Nacional de Geología y Minería (Sernageomin), en el país existen 836 depósitos de relaves, concentrados mayoritariamente en las regiones de Coquimbo y Atacama, donde históricamente operó la pequeña y mediana minería.
La gran mayoría de estas instalaciones se encuentra inactiva (627, equivalentes al 74,7%), mientras que 129 están activas (15,4%) y 53 han sido abandonadas (6,3%). A esta cifra se suman 19 en construcción y 8 eliminadas, categoría que agrupa a aquellas que fueron reprocesadas, removidas o cubiertas por nuevas infraestructuras.
Para facilitar el acceso ciudadano se creó el Visor Público de Relaves, plataforma que muestra ubicación, estado y características de cada depósito. “Gracias a esta herramienta, Chile se ubica entre los países con mayor transparencia en la materia y reafirma su compromiso con una minería sostenible”, afirmó el director nacional (s) de Sernageomin, Andrés León.
El catastro también revela la magnitud del desafío: los relaves nacionales ya acumulan 13.367 millones de toneladas dispuestas, frente a una capacidad autorizada de 30.693 millones, lo que implica un 44% de ocupación.
Reserva de metales estratégicos
El valor de estos depósitos no se limita al desafío de su seguridad, también representan un potencial económico relevante. Según León, “el catastro geoquímico de 2023 revela la presencia de cobre, molibdeno, zinc, níquel, plomo, oro y plata, junto con tierras raras y elementos críticos como escandio, itrio, niobio y tántalo”.
En muchos casos, estos minerales permanecen en los relaves porque durante gran parte del siglo XX los procesos de concentración priorizaron únicamente al cobre y molibdeno. Hoy, en un contexto de transición energética, esos descartes son vistos como yacimientos secundarios estratégicos.
La posibilidad de reprocesarlos ya se está probando en distintas escalas. “Ya existen experiencias exitosas como Valle Central, que reprocesa relaves de El Teniente recuperando cobre y molibdeno, o CMP en Candelaria, que explora alternativas para aprovechar hierro y otros metales”, destacó el director de Sernageomin.
Riesgo de depósitos antiguos
El escenario no está exento de peligros, especialmente en un país sísmico como Chile. León advierte que “todo relave implica riesgos que deben gestionarse desde su diseño hasta el cierre”. Mientras los depósitos activos cumplen con normativas exigentes como el DS N.º 248 y la Ley N.º 20.551, el problema se concentra en aquellos antiguos, que fueron construidos bajo regulaciones menos estrictas o, incluso, sin regulación.
“Muchos de ellos, inactivos o abandonados, carecen de sistemas de monitoreo o historial de construcción y operación, lo que incrementa la posibilidad de inestabilidad o contaminación”, agregó. En este sentido, la Política Nacional Minera 2050 fijó como meta que hacia el año 2030 no existan relaves críticos en el país.
Innovación y usos alternativos
El desafío de reconvertir los relaves también ha sido asumido por la Empresa Nacional de Minería (Enami). Para el jefe de innovación y nuevos negocios de la Gerencia de Desarrollo y Proyectos, Andoni Torrontegui, el camino pasa por múltiples soluciones. “Personalmente creo que no hay una sola solución o respuesta a este desafío, sino más bien un conjunto de potenciales soluciones que deben ser complementarias”.
Entre ellas, Enami desarrolla junto a JRI Ingeniería una planta piloto en Taltal para recuperar hierro, cobre y tierras raras desde los relaves de la planta José Antonio Moreno. También participa en el Programa de Reconversión de Pasivos Ambientales, liderado por CIMS, donde se investigan nuevas formas de reutilización y remediación.
Por otra parte, Torrontegui sostiene que la mediana minería puede ser un terreno ideal para probar innovaciones. “La escala de la mediana minería permite ensayar soluciones que inicialmente son más flexibles, modulares y costo-eficientes (…) son volúmenes manejables que podrían hacer viable implementar tecnologías de reprocesamiento y reconversión en insumos para otras industrias”, señaló.
Normativas y oportunidades
La gerente de seguridad y sustentabilidad de Enami, Claudia Azola, reconoce que en Chile aún persisten algunas limitaciones: “existen barreras que dificultan masificar el reciclaje de relaves. Por un lado, las barreras normativas: la legislación vigente se enfoca principalmente en la seguridad y disposición, pero todavía no establece un marco claro que fomente su reutilización a gran escala”.
Pese a ello, Azola cree que el potencial es significativo: “Con un marco regulatorio más claro y más proyectos piloto que validen soluciones tecnológicas, Chile podría transformar los relaves en una oportunidad y no verlos únicamente como un pasivo”.
Estándares internacionales
El Consejo Minero, gremio que reúne a las grandes compañías del sector, también ha avanzado en este terreno. Para su presidente ejecutivo, Joaquín Villarino, la seguridad está garantizada en los depósitos modernos: “La seguridad de los depósitos de relaves activos en nuestro país se sustenta en una de las normativas más exigentes del mundo y en un sistema de monitoreo permanente que incorpora los mayores estándares internacionales”.
Villarino advierte que los riesgos se concentran en los relaves antiguos o abandonados, que no tienen monitoreo adecuado. Para enfrentar la falta de información, el gremio creó la Plataforma de Relaves, donde se reúnen datos actualizados sobre ubicación, capacidad, planes de cierre y emergencias, además de imágenes en tiempo real.
Asimismo, el Consejo Minero se comprometió con el Estándar Global de Gestión de Relaves para la Industria Minera, desarrollado por el International Council on Mining and Metals (ICMM). Este marco, de carácter obligatorio, busca garantizar la seguridad y sostenibilidad durante todo el ciclo de vida de las instalaciones.
30 años de experiencia
Un ejemplo concreto de minería secundaria lo aporta Minera Valle Central (MVC), empresa que trabaja desde los años 90 con los relaves de la división El Teniente de Codelco. Sobre esta experiencia, su gerente general Christian Cáceres, explicó que “llevamos más de 30 años tratando los residuos mineros de división El Teniente, a través de procesos que nos permiten recuperar cobre y molibdeno”.
Actualmente MVC procesa tanto relaves frescos como antiguos, alcanzando una producción anual de 30 mil toneladas de cobre y 1,4 millones de libras de molibdeno.
Para Cáceres, la relevancia económica de este enfoque es evidente: “La minería secundaria puede llegar a representar un porcentaje importante de la producción de una operación minera, llegando incluso a superar el 7% en el caso de la gran minería. La ventaja (…) es que no requiere grandes períodos de implementación ni tampoco grandes inversiones: el recurso ya está y es procesado de manera rápida y eficiente”.