
Tres libros de Michel Nieva, creador del “gaucho punk”, llegan a México
▲ El investigador y profesor en la Universidad de Nueva York publica con Anagrama los ensayos Ciencia ficción capitalista: Cómo los multimillonarios nos salvarán del fin del mundo, Tecnología y barbarie, y la novela La infancia del mundo. Foto Ignacio Sánchez
Hernán Muleiro
Especial para La Jornada
Periódico La Jornada
Martes 30 de septiembre de 2025, p. 3
Tres libros del autor Michel Nieva (Buenos Aires, 1988) se encuentran en librerías locales editados por Anagrama: los ensayos Ciencia ficción capitalista: Cómo los multimillonarios nos salvarán del fin del mundo y Tecnología y barbarie, y la novela La infancia del mundo. Investigador y profesor en la Universidad de Nueva York, en el año 2022 ganó el prestigioso premio literario O. Henry.
Los ensayos y la novela tienen en común un sentido del tiempo dislocado, que parece estar situado muchos años en el futuro, pero tienen la urgencia de un desastre en tiempo presente.
De lo micro a lo macro: no hay manera de establecer la continuidad de hechos fantásticos en una historia, si no se cuenta con una buena cantidad de personajes creíbles, que atrapen al lector más allá de la línea narrativa general. En La infancia del mundo (2023) existen sucesos sobrenaturales, desparramados sobre la historia y envueltos en narraciones, capaces de abarcar con naturalidad tanto la historia familiar de un insecto, como los misterios insondables del universo.
Aplicación de la geografía en la ficción
Nieva construye un Caribe pampeano y le asigna una nueva condición interoceánica, en una sociedad futurista que tiene las mismas carencias que el mundo actual y termina por resultar dolorosamente cercana. El mapa es reconfigurado según esa nueva visión de La pampa tropical, idea tomada de HP Lovecraft, citado al principio de la novela con la frase: “El continente antártico alguna vez fue templado e incluso tropical”.
También hay una geografía del apocalipsis. En la línea de un debate que desató la adaptación a miniserie de El eternauta (historieta guionada por Germán Oesterheld y publicada por primera vez en 1957), la novela de Nieva plantea la necesidad, en el contexto de la ficción, de un apocalipsis intencionalmente sudamericano: una cura para todas esas invasiones extraterrestres y todos esos posibles finales que sólo sucedieron en Estados Unidos y que vimos en el cine, cuando aún no entendíamos que cada representación del apocalipsis contiene un mensaje político.
En su libro de ensayos Ciencia ficción capitalista: Cómo los multimillonarios nos salvarán del fin del mundo, el autor explica una idea utilizada en La infancia del mundo, en la que dos corporaciones interestelares compiten por el control de la Tierra, generando ecosistemas veloces por enormes ganancias, en un mundo arrasado por el cambio climático, con cualquier técnica espuria; Nieva enfatiza en el sinsentido de utilizar las tecnologías que arruinan el planeta aplicadas fuera de la Tierra.
Una parte del argumento de la novela trata sobre las mismas corporaciones pujando por crear virus, infectar a la humanidad y vender el antídoto, una historia tan parecida a las conspiraciones sobre el covid, que lo de Nieva es ciencia ficción inspirada en un pasado reciente, en el que una élite de tecnócratas desquiciados, alimentados por la ciencia ficción, luchan por el mando total.
En La infancia del mundo coexisten mundos virtuales como mamushkas, impulsados por videojuegos tan realistas que resultan más vívidos que el mundo exterior. Los niños que se ven inmersos dentro de estos juegos no saben necesariamente asimilar o resolver los hechos metafísicos que sacuden a la novela. En ese mundo dentro de La infancia del mundo se recrean antiguas batallas de la conquista, en un título llamado Indios vs cristianos. La calidad de estos metaversos inmersivos depende, como siempre, del poder adquisitivo del usuario para comprar la versión original o su réplica pirata.
Hay elementos de los autores estadunidenses Philip K. Dick y William Burroughs en La infancia del mundo, en extrañas y novedosas drogas sintéticas y juguetes sexuales infrahumanos, que son contrabandeados a lo largo del corredor interoceánico del Caribe pampeano, en un tráfico exento de tarifas impositivas. Spoiler: como sucede en los suburbios de las novelas de JG Ballard, en este futuro del Caribe interoceánico no sólo no se ha solucionado la crisis de vivienda, sino que la brecha económica se ha expandido a límites difíciles de comprender, aumentando el aislamiento entre las clases sociales. Más allá de sus influencias, es en la capacidad de formar un contexto de colonialismo futurista donde el autor hace propios todos los recursos.
La infancia del mundo es nombrada desde su faja publicitaria como “gaucho punk”; la parte gaucha se sobrentiende, ya que el territorio es parte fundamental de la historia. ¿Cuál es el punk? Si tal como describe en Ciencia ficción capitalista… una porción mínima de los escritores de ciencia ficción se han convertido en oráculos de magnates, y otra porción, de Verne en adelante, ha servido de inspiración para diversos avances tecnológicos, la onda punk de Nieva podría ser poner su imaginación al servicio de la historia, no anticipar la fabricación de un objeto específico de aplicación práctica más allá de su novela, un cuestionamiento a un mundo sin una solución aparente, cuya mejor aplicación es literaria.
Los acontecimientos en La infancia del mundo son tan extraordinarios, que sirven de recordatorio de que los escritores de ciencia ficción nunca leen sólo ese género, sino también desde teología hasta física, pasando por ingeniería; siempre ha incorporado autores con otras especialidades. Nieva es egresado de filosofía de la universidad pública de Buenos Aires.
En Tecnología y barbarie, cuya primera tirada data de 2020, Nieva exhibe varios de sus intereses: postula un origen distópico para los comienzos de la literatura argentina del autor Faustino Sarmiento, indaga en la forma antihumana en que los europeos consideraban a los integrantes de comunidades indígenas. Llevando este concepto hasta el presente, el autor traza paralelos entre estos conceptos discriminativos y el miedo a los virus como un temor al otro; encuentra una continuidad entre un presente/ futuro de catástrofes constantes, signados por un pasado terrible.