
El suelo de este país en Oriente Medio se hunde hasta 30 cm al año y pone en riesgo a millones de personas
La extracción masiva de agua subterránea en Irán está hundiendo el terreno a un ritmo alarmante. Un reciente estudio publicado en el Journal of Geophysical Research: Solid Earth determinó que el país sufre una subsidencia del suelo de hasta 30 centímetros por año en algunas zonas.
Este hundimiento progresivo ya impacta más de 31.000 kilómetros cuadrados del territorio. En sitios como Rafsanjan, en el centro del país, el suelo cedió más de 34 centímetros cada año. Si esta tendencia continúa, esa ciudad podría hundirse entre 3 y 4 metros en una década.
Irán depende en un 60% del agua subterránea para su abastecimiento. Sin embargo, una combinación de sequías prolongadas y una agricultura intensiva, centrada especialmente en el cultivo de pistacho, está agotando estos recursos a un ritmo insostenible.
Según el estudio, el 77% de las áreas con subsidencia superior a los 10 milímetros anuales se ubican en zonas agrícolas. Por ejemplo, en Bardaskan, al norte del país, el hundimiento ya afecta 1.110 km², lo que representa un aumento del 40% respecto a mediciones de 2008.
Los científicos advierten que esta deformación del terreno es irreversible. Cuando se extrae el agua de los acuíferos, el suelo pierde su capacidad de sostén, se comprime y se hunde de manera permanente. Aunque vuelvan las lluvias, el terreno no recupera su forma original.
Este colapso no solo reduce la capacidad de almacenamiento de agua, sino que también genera grietas e inestabilidad estructural. Las consecuencias ya se notan en edificios, carreteras y líneas férreas. En Karaj, cerca de Teherán, más de 23.000 personas viven en zonas calificadas como de alto riesgo.
Teherán, Isfahan y Shiraz, tres de las principales ciudades del país, también enfrentan consecuencias graves. Los investigadores reportaron edificios abandonados debido a las deformaciones en el suelo.
Además, el fenómeno agrava la crisis hídrica y compromete la seguridad alimentaria, ya que la agricultura depende del mismo acuífero en colapso.
Aunque el caso de Irán resulta uno de los más extremos, los expertos subrayan que este tipo de subsidencia ya afecta ciudades en otros continentes. El estudio funciona como una advertencia sobre el manejo inadecuado de los recursos hídricos subterráneos y sus consecuencias directas sobre la estabilidad del territorio.
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*La creación de este contenido contó con la asistencia de inteligencia artificial. La fuente de esta información es de un medio del Grupo de Diarios América (GDA) y revisada por un editor para asegurar su precisión. El contenido no se generó automáticamente.