
Medio ambiente y energía: el debate sobre el fracking en Colombia | Canal Trece
El fracking, o fracturación hidráulica, ha sido uno de los temas más polémicos en materia ambiental y energética de los últimos años en Colombia. Mientras algunos sectores lo defienden como una alternativa para fortalecer la autosuficiencia energética y aprovechar los recursos del subsuelo, otros advierten que sus impactos ambientales podrían ser irreversibles.
En un país que busca transitar hacia una matriz energética más limpia y sostenible, el debate sobre el fracking enfrenta a expertos, ambientalistas, comunidades y autoridades en torno a una pregunta central: ¿es posible impulsar el desarrollo energético sin comprometer los ecosistemas y el agua del futuro?
¿Qué es el fracking?
El fracking o fracturación hidráulica es una técnica utilizada para extraer gas y petróleo no convencional de formaciones rocosas profundas. Consiste en inyectar agua, arena y productos químicos a alta presión para fracturar la roca y liberar los hidrocarburos atrapados en su interior.
Aunque esta técnica ha sido ampliamente utilizada en países como Estados Unidos y Argentina, su aplicación en Colombia ha estado rodeada de controversias, principalmente por los riesgos ambientales que implica: contaminación de fuentes hídricas, sismos inducidos y afectaciones al suelo y la biodiversidad.
Las posturas en Colombia
El Gobierno Nacional ha tenido posturas cambiantes frente al tema. En años anteriores, se impulsaron proyectos piloto de investigación integral (PPII) en el Magdalena Medio, con el objetivo de estudiar de manera controlada los impactos del fracking antes de tomar una decisión definitiva sobre su uso a gran escala.
Sin embargo, el debate se reactivó en 2025 tras nuevas discusiones en el Congreso y pronunciamientos de la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH) y el Ministerio de Minas y Energía, que buscan equilibrar la seguridad energética del país con la protección del medio ambiente.
Los defensores del fracking sostienen que Colombia podría aumentar su producción de gas y petróleo y reducir la dependencia de las importaciones, garantizando la sostenibilidad económica y energética. Según estudios de la ANH, el país tiene un potencial significativo de hidrocarburos no convencionales en cuencas como la del Magdalena Medio, el Cesar-Ranchería y Catatumbo.
Por otro lado, organizaciones ambientalistas, académicos y comunidades locales han manifestado su rechazo. Argumentan que los riesgos superan los beneficios y que la prioridad debería ser acelerar la transición energética hacia fuentes limpias como la solar, eólica y geotérmica.
Comunidades en resistencia
En municipios del Magdalena Medio y el Cesar, comunidades campesinas e indígenas han liderado movilizaciones y acciones legales contra los proyectos de fracking. Denuncian que no se ha garantizado la consulta previa ni la participación ciudadana, y temen por la contaminación del agua, la pérdida de cultivos y los impactos sobre la salud.
Para muchos habitantes, el debate no es técnico, sino de supervivencia: se trata de defender los territorios y el acceso al agua frente a una actividad extractiva que podría alterar ecosistemas frágiles y las economías locales basadas en la agricultura.
Transición energética y futuro sostenible
El Gobierno ha reiterado su compromiso con la transición energética justa, pero el país enfrenta un reto: mantener la seguridad energética mientras reduce la dependencia de los combustibles fósiles.
Expertos señalan que Colombia aún depende en gran medida del petróleo y el gas para su economía y sus exportaciones, por lo que una decisión definitiva sobre el fracking debe contemplar alternativas reales para garantizar ingresos, empleo y energía asequible.
En paralelo, aumenta la inversión en energías renovables. Proyectos solares y eólicos en la Guajira, Cesar y Valle del Cauca están marcando el inicio de un cambio estructural. Sin embargo, la velocidad de esa transición será clave para determinar si el país puede prescindir del fracking sin afectar su estabilidad energética.
Un debate que sigue abierto
El futuro del fracking en Colombia sigue en discusión. Más allá de la técnica y la economía, el país enfrenta un dilema ético y ambiental: cómo aprovechar sus recursos sin poner en riesgo la vida, el agua y los ecosistemas.
Mientras tanto, la sociedad civil, las universidades y los movimientos ambientales continúan presionando para que las decisiones se tomen con base en la ciencia, la transparencia y la participación ciudadana.
El debate sobre el fracking no solo es un tema de energía: es una conversación sobre el modelo de desarrollo que Colombia quiere construir.