
Arrojan pintura roja a cuadro de Cristóbal Colón en un museo de Madrid
Armando G. Tejeda
Corresponsal
Periódico La Jornada
Lunes 13 de octubre de 2025, p. 3
Madrid. Al grito de “¡12 de octubre, nada qué celebrar!”, dos activistas de la plataforma Futuro Vegetal arrojaron pintura roja sobre un cuadro de José Santiago Garneldo y Alda, expuesto en el Museo Naval de Madrid, pintado en 1892.
El cuadro recrea la escena de la llegada de Colón a las Indias, en las que aparece el navegante español con gesto heroico mientras un grupo de indios se inclina ante él y con actitud sumisa le otorgan ofrendas como “agradecimiento” a su llegada.
La acción de protesta pretende denunciar “los siglos de opresión, explotación y genocidio” de los pueblos originarios de América, que siguen reclamando un perdón público de la corona y el Estado españoles por los atropellos perpetrados durante la época de la Conquista y la Colonia.
En las calles del centro de Madrid se llevaba a cabo en ese momento el tradicional desfile militar del 12 de octubre, que en España llaman el Día de la Hispanidad, que además es una de las fiestas nacionales del año. Así que, al momento en que sobrevolaban la ciudad aviones y helicópteros de ejército español, y soldados desfilaban, las dos activistas de Futuro Vegetal irrumpieron en la sala del Museo Naval donde se aloja esa obra. Mientras gritaban: “¡12 de octubre, nada qué celebrar!” y “¡No más genocidio y explotación!” arrojaron pintura roja vegetal biodegradable sobre la obra artística, que se podrá reparar con una sencilla labor de restauración.
▲ Dos activistas de la plataforma Futuro Vegetal al momento de manchar la pieza elaborada en 1892.Foto Europa Press
En sus consignas, desde la plataforma que lucha contra la industria agroalimentaria explicaron que actuaron de esa manera porque “la conmemoración del 12 de octubre es la celebración de siglos de opresión, explotación y genocidio de la población originaria de Abya Yala”, y porque “los pueblos originarios están demandando el reconocimiento de las injusticias históricas y la promoción de reparaciones a sus comunidades. Con esta protesta nos unimos a sus reivindicaciones”.
Instantes después de la protesta, el personal de seguridad del museo inmovilizó a las dos activistas y las llevó en volandas hasta la salida, donde ya las esperaba una patrulla de policía. Cuando las llevaba el personal de seguridad, varios visitantes y personal del museo les increparon con insultos como “ratas”, “incultas” e “idiotas”.