Celebremos la pesca y a las personas pescadoras – Periódico Noroeste
Nosotros en los restaurantes y en nuestras casas lo damos por sentado. Creemos que siempre habrá pescado sin detenernos a pensar en la labor titánica que realizan las personas dedicadas a la pesca
El Día Mundial de la Pesca debemos celebrarlo por todo lo alto, porque es reconocer el trabajo de dos millones de personas que permiten que tú, yo y millones de mexicanos comamos pescados y mariscos.
No faltará quien diga que en México hay poco que celebrar, pero se equivocan. Este día debemos hacer un alto y pensar en la importancia de las personas pescadoras que salen diariamente al mar para que podamos comer un rico pescado zarandeado, un ceviche con su tostada y salsas que nos hacen sudar, o para saborear un filete de pescado al mojo de ajo.
Normalmente nos sentamos en la mesa de nuestra casa o en un restaurante y comemos pescado sin pensar en el trabajo que hay detrás para poder comer esa delicia. Se nos olvida que el pescado de mar es el único alimento salvaje que consumimos, todo lo demás viene de una granja.
Son las personas pescadoras las que, día con día, buscan ese alimento que tanto disfrutamos, sin saber qué traerán, cuánto será y si será suficiente para sostener a sus familias.
Nosotros en los restaurantes y en nuestras casas lo damos por sentado. Creemos que siempre habrá pescado sin detenernos a pensar en la labor titánica que realizan las personas dedicadas a la pesca.
Oceana es una organización ambiental, pero sabemos que no hay forma de proteger el océano sin pensar en las personas que de él viven. Y en nuestra experiencia, han sido las personas pescadoras nuestras mejores aliadas para crear cambios que permitan pensar que podemos tener un futuro diferente, un futuro abundante.
Conocemos experiencias de comunidades pesqueras en Campeche y Oaxaca que cuidan tortugas; mujeres pescadoras en Baja California Sur que siembran mangle; mujeres en Sinaloa que, unidas, recuperan pesquerías en lagunas; cooperativas en Oaxaca que exigieron planes de manejo para recuperar la abundancia de sus pesquerías y hoy colaboran con las autoridades para construir un futuro mejor para sus hijos.
También conocemos cooperativas de pescadores en Nayarit que le han dado valor a su producto pesquero y mejoran la vida de sus comunidades; a pescadores en Yucatán y Campeche que crearon refugios pesqueros donde la vida se protege y la abundancia se restaura.
De las mujeres en la pesca de la red Marea Sostenible, he aprendido que restaurar ecosistemas significa también mejorar la calidad de vida de las personas, y cada que conozco sus experiencias me lo recuerdan; y yo, cada que hablo con tomadores de decisiones, llevo eso que ellas me enseñaron.
De ellas y ellos hemos aprendido mucho, pero, sobre todo, que tenemos que estar unidos para defender nuestro planeta y que debemos comenzar por el océano.
La situación de las personas pescadoras no es la mejor; atraviesan un abandono institucional que requiere políticas públicas que atiendan a un sector primario que batalla por mantenerse a flota y que necesita instituciones con presupuestos suficientes para cumplir con el encargo de proteger la cultura y las formas de vida de las comunidades pesqueras.
Pero aún frente al abandono institucional de décadas, yo sostengo que el Día Mundial de la Pesca debe celebrarse y que debemos reconocer la importancia que tienen las personas pescadoras para asegurar alimento en la mesa de las familias mexicanas.
La invitación es a que, la próxima vez que comas pescado o marisco, pienses en las personas que hicieron posible que puedas comer ese delicioso platillo. Que puedas pensar en los últimos seres humanos que salen en un ambiente de incertidumbre a ganarse la vida y mantener viva una cultura rica en significado, que le da sentido a la vida de la costa.
La autora, Renata Terrazas, es Directora Ejecutiva de Oceana.