La CPI condena al líder de la milicia Janjaweed de Darfur a 20 años de prisión
Los jueces de la Corte Penal Internacional condenaron el martes a un líder de la milicia Janjaweed a 20 años de prisión por las atrocidades cometidas en la región sudanesa de Darfur, entre ellas la muerte a golpes con un hacha de varios detenidos.
Ali Muhammad Ali Abd-Al-Rahman, también conocido como Ali Kushayb, fue condenado en octubre por 27 cargos de crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad, entre ellos asesinato, tortura y organización de violaciones y otras atrocidades cometidas por las milicias Janjaweed hace más de 20 años.
En su sentencia, los jueces han rechazado los argumentos de la defensa de que Abd-Al-Rahman tenía una autoridad limitada y expresaron su empatía por las víctimas. «Abd-Al-Rahman no solo dio las órdenes que condujeron directamente a los crímenes, sino que en Mukjar y Deleig también perpetró personalmente algunos de ellos, utilizando el hacha que llevaba para golpear a los prisioneros», ha dicho la jueza presidenta Joanna Korner.
La sala del tribunal ha impuesto una pena conjunta de 20 años, lo que probablemente significa que el hombre de 76 años morirá en prisión. Los fiscales habían solicitado cadena perpetua, describiendo a Abd-Al-Rahman como un asesino con hacha por matar a dos detenidos en una comisaría y como un perpetrador entusiasta, enérgico y eficaz de los abusos.
Su defensa argumentó que era víctima de una confusión de identidad, asegurando que cualquier sentencia superior a siete años equivaldría a una cadena perpetua de facto, dada su edad.
Tanto la fiscalía como la defensa pueden apelar la condena y la sentencia, pero ambas partes afirmaron que estudiarían las resoluciones antes de tomar esa decisión.
La sentencia pone fin al primer juicio de la CPI sobre el «genocidio» de Darfur
La sentencia pone fin al primer juicio de la CPI sobre el conflicto de Darfur, que estalló en 2003 cuando rebeldes, en su mayoría no árabes, tomaron las armas contra el Gobierno de Sudán, acusándolo de marginar a la remota región occidental.
En respuesta, el entonces Gobierno de Sudán movilizó a las milicias árabes conocidas como Janjaweed para aplastar la revuelta, desatando una violencia que, según Estados Unidos y los grupos de derechos humanos, equivalía a un genocidio.
El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas remitió el caso a la CPI en 2005. El tribunal con sede en La Haya se creó para juzgar los delitos más graves cuando los tribunales locales no pueden hacerlo.
En 2023 estallaron nuevos enfrentamientos en Darfur y en todo Sudán entre el ejército y las Fuerzas de Apoyo Rápido, consideradas por muchos como las sucesoras de los Janjaweed. Los combates en Darfur, especialmente en la ciudad de Al-Fashir, han desencadenado oleadas de asesinatos por motivos étnicos y han provocado desplazamientos masivos.