Muestra de los Siameses Company en el Estanquillo, una “autobiografía” creativa

Ángel Vargas

Periódico La Jornada
Lunes 15 de diciembre de 2025, p. 3

La exposición Bipolaridad visual, que recorre cuatro décadas de la aventura artística de Marisa Lara y Arturo Guerrero –el dúo conocido como Siameses Company–, representa un hito para el Museo del Estanquillo.

Inaugurada en abril y planeada originalmente para concluir en septiembre, su éxito de público, con más de 63 mil visitantes a la fecha, “ha batido récord” y propició su extensión durante tres meses más, por lo que podrá visitarse hasta finales de diciembre.

El sábado pasado, la muestra tuvo su 13 activación pública, con el recorrido-performance El nado de los sueños: Brazadas de imaginación, en el que los propios artistas guiaron al público a través de los polos opuestos y complementarios de su universo creativo.

Interpretando a su personaje siamés –unidos por el tronco y usando una misma vestimenta–, iniciaron una inmersión por las intensas y coloridas aguas de la experiencia artística

“Trabajamos la dualidad”, explicaron. “Esta exposición juega con el sarcasmo del término bipolaridad. Somos bipolares encarnados en una especie de puente. La contradicción –como la del aceite y el agua, la vida y la muerte– es un juego para que fluya la experiencia. Hoy los invitamos a nadar en esas aguas”.

El recorrido desentrañó los núcleos conceptuales de una muestra que es, al mismo tiempo, “una autobiografía”, aclararon. “Celebramos-recordamos 40 años desde nuestra primera exposición profesional. Siempre hemos trabajado de forma conjunta. El personaje siamés representa que trabajamos sobre la misma obra al mismo tiempo, ya sea pintura, escultura o fotografía”.

En esta exhibición, conformada por 300 obras –entre pintura, escultura, foto y cerámica–, Lara y Guerrero no sólo son los creadores, sino también los curadores. “Organizamos los conceptos en núcleos alquímicos, haciéndolos accesibles con literatura y filosofía”.

El agua, tema central del recorrido, fue presentada como una fuerza ambivalente: “Es amiga y contrincante. Nos ha inundado, pero también simboliza los problemas que nos abruman. Sin embargo, siempre surge una mano amiga que salva”.

Para ejemplificar, contaron que un árbol destruyó su taller hace dos años. “Lo volvimos arte. Porque el arte es una catarsis que cura y ayuda a sobrevivir y a ser felices. Aunque en la exposición también hay mucha tristeza. Recordemos que está hecha a partir de contradicciones, porque, como todos, nos movemos bipolarmente entre la alegría y la tristeza, entre la felicidad y el dolor”.

La activación fue un diálogo constante con las obras. Los Siameses Company señalaron piezas que representan el choque, el encierro y, luego, la utopía como “la posibilidad de seguir nadando”, dijeron frente a una pintura de un barco que simboliza la amistad redentora.

Recomendaron la lectura del filósofo Gaston Bachelard y mostraron unos zapatos intervenidos con dibujos que, a su decir, permiten a quien los calza “entrar en la dimensión del arte y transitar la frontera entre el sueño y la vigila”.

Arriba de esas piezas, dos sombrillas, también intervenidas con pinturas, representan los puntos cardinales. “La vida es una aventura incierta. Vas al norte y de pronto la brújula se pierde”, apuntaron.

Lara y Guerrero mostraron un biombo pintado en los años 90 que retrata la cuestión urbana y habla de las emociones en el Metro, del tráfico, de los viene-viene. “Pero también hay deseo, está la travesura erótica, el hotel de paso, los amores furtivos, el vouyerismo”.

El recorrido llegó a Goles por la igualdad, pieza hecha a partir de un futbolito en el que embarazadas juegan contra varones con corbata. “Jugamos con los antagónicos. La desigualdad está presente todo el tiempo”.

Esta obra forma parte de una serie que aborda la inclusión a partir de subrayar la diferencia. “La belleza está en lo raro. Lo bello es feo y lo feo es bello, como dicen las brujas de Macbeth. En el arte no hay lógica, hay libertad”.

Entre otros aspectos, los Siameses Company explicaron su método creativo: “Trabajamos simultáneamente. No recordamos quién hizo el primer trazo o puso el primer color. Es un danzón improvisado. Buscamos que el espectador entre al cuadro, lo habite”.

Un performance interactivo fue el clímax de la sesión. El público se observó en espejos, imitó gestos de alegría y tristeza y ejecutó movimientos opuestos. “El arte es un hecho gozoso, no algo ajeno. Ustedes ahora son parte de él”, destacaron los creadores.

Con un estambre rojo –símbolo de destino y conexión– se tejió una pieza colectiva que se sumó a las de activaciones anteriores “para alimentar el corazón de la muestra”.