La ONU firma un futuro sin combustibles fósiles
Los países representados en Naciones Unidas han firmado en Nueva York, tras varios días de reuniones, y poco antes de la Cumbre por la Biodiversidad en Cali y la de Clima en Baku, el Pacto por el Futuro.
Desde Greenpeace resaltamos positivamente la inclusión en el texto final de la necesidad de poner fin al uso de combustibles fósiles y del reconocimiento de acelerar esfuerzos en la restauración, protección y conservación de la naturaleza para alcanzar el objetivo de temperatura del Acuerdo de París. Este nuevo Pacto incluye dos anexos: uno para un Pacto Global Digital y un segundo sobre Generaciones Futuras.
La directora de la Cumbre, Michele Griffin, ha afirmado que esta cumbre es el inicio de un proceso: “La mayoría de las semillas que plantamos en esta cumbre tardarán algún tiempo en crecer y florecer”. Un buen símil si de lo que estamos hablando es de lo que debemos hacer hoy para que el futuro sea bueno para quiénes les toque habitarlo.
Hablando del futuro desde el pasado
En la Cumbre de Naciones Unidas de Río de Janeiro de 1992 ya se habló de futuro, allí aprendimos que aquello del desarrollo sostenible tenía que ver con una manera de gestionar los recursos (a nivel local, regional o de mayor rango) permitiendo el desarrollo de las generaciones presentes sin poner en juego el de las generaciones futuras.
Hoy, con una Agenda 2030 ampliamente cooptada y con enormes dificultades para cumplir sus objetivos a tiempo y para construir un ahora, un presente a 2030, vivible para todas las personas, desde la ONU se nos invita a poner el foco en el futuro. De hecho, a nivel europeo, Úrsula Von der Leyen también ha anunciado que existirá una nueva comisaría enfocada a la justicia intergeneracional y la juventud, una petición que surge desde distintas voces y que debe permitir a la Unión Europea tomar en consideración, además del impacto económico, el impacto de sus políticas para las futuras generaciones.
Construir otros marcos
¿Nos sumamos a la ola de pensar el futuro? Con 6 de los 9 límites planetarios – procesos biofísicos fundamentales para la estabilidad de la vida en la Tierra – ya sobrepasados, Cumbres del Clima que avanzan a paso tortuga y miles de personas muriendo cada día en las fronteras, en genocidios y guerras, a bote pronto no convence mucho este juego de pensar en el futuro y en las generaciones que están por venir con los niveles de desprecio a la naturaleza y de deshumanización del prójimo que estamos alcanzando hoy.
Pero con una mirada más apreciativa y sin dejar de lado el ocuparnos del presente, colocarnos más allá del hoy o de los próximos años aporta elementos que permiten la construcción ahora de otros marcos desde donde incubar otros mundos posibles.
Así que ok. Vamos a hablar de futuros. Pero si vamos a sacar la cabeza del cortoplacismo y hablar de futuros responsables, dejemos claras algunas reglas de este nuevo planteamiento.
Puntos clave
Tras analizar la declaración que emana de esta Cumbre hay algunos puntos que conviene reafirmar y en otros casos, recordar:
-> Sin avanzar claramente hacia escenarios de transición ecológica que protejan decididamente la biodiversidad, restauren los ecosistemas dañados, se desarrollen sin combustibles fósiles y reduzcan la demanda global de energía y materias primas, la humanidad, y especialmente las generaciones futuras, vivirá en condiciones de inseguridad permanentes, por eso Greenpeace celebra la inclusión en el texto final del compromiso de los Estados firmantes de abandonar los combustibles fósiles así como la mención a la importancia de conservar y proteger los ecosistemas.
-> No es posible una vida buena para todas las personas sin sacar del centro de las decisiones políticas y económicas el crecimiento económico como fin último de progreso y bienestar. Este nuevo Pacto sigue hablando de la necesidad de sostener y alcanzar este crecimiento en todos los países a pesar de que es imposible sostener eso a largo plazo en un planeta limitado. Si bien destacamos como punto positivo que establece la necesidad de establecer unos indicadores de medida de este crecimiento que vayan más allá del PIB, reconociendo que no sirve como indicador de lo que de verdad importa.
-> Para alcanzar la justicia climática y la justicia intergeneracional, es preciso redistribuir la riqueza y el poder en el presente. El Pacto ahonda en la necesidad de revisar la arquitectura financiera internacional para que los países en desarrollo puedan financiar su senda de crecimiento sostenible como el resto de países, y la revisión de estructuras de poder como el BM y el FMI para la participación de estos países. Pero no se aborda el acaparamiento ilegítimo de riqueza de quienes ostentan posiciones de poder. Recordemos que en 2023, 500 multimillonarios europeos disponían de una fortuna de 2,4 billones de euros -doble del PIB español- en jurisdicciones de baja o nula tributación.
-> Sin blindar derechos hoy, ¿qué sociedades serán capaces de adoptar o coproducir los cambios necesarios para hacer transiciones que no pongan en riesgo el futuro? Hay un foco muy exhaustivo en el Pacto para el desarrollo digital sin avanzar, más allá de la declaración de intenciones, en las cuestiones nucleares que sostienen la vida como el acceso a alimentación, a vivienda, a salud o educación.
Futuros bienvenidos
Bienvenida esta senda de futuros responsables que debería permitirnos incorporar una mirada a largo plazo a la hora de aprobar y evaluar políticas o proyectos de cualquier índole. Necesitamos situar en el centro de las decisiones una idea de bienestar que regenere nuestra sociedad desde la ecodependencia e interdependencia; la suficiencia, la eficiencia y la precaución. Necesitamos avanzar en una transición integral para las mayorías sociales y hacerlo de la mano de los colectivos y movimientos sociales que ponen en marcha las soluciones necesarias para andar el camino.
Por lo pronto, tendremos que ver qué efectos tiene este Pacto por el Futuro en la ambición de la COP 16 de Biodiversidad en Cali el mes que viene, en la COP29 que tendrá lugar en noviembre en Azerbaijan y en la nueva legislatura europea.