Apertura de la Cumbre del Futuro, discurso del Secretario General
Excelencias,
Señoras y Señores,
Bienvenidos a la Cumbre del Futuro.
Doy las gracias a los cofacilitadores, al anterior y al actual Presidente de la Asamblea General, y a todos los Estados Miembros, por su firme dedicación, creatividad y espíritu de compromiso; y a todos mis colegas por sus inestimables esfuerzos durante los últimos tres años.
Estamos aquí para sacar al multilateralismo del abismo.
Convoqué esta Cumbre para estudiar reformas profundas que hagan que las instituciones mundiales sean más legítimas, justas y eficaces, basadas en los valores de la Carta de las Naciones Unidas.
Convoqué esta Cumbre porque los retos del siglo XXI requieren soluciones del siglo XXI: marcos que estén interconectados y sean inclusivos, y que aprovechen la experiencia de toda la humanidad.
He convocado esta Cumbre porque nuestro mundo se está descarrilando y necesitamos decisiones difíciles para volver al buen camino.
Los conflictos se multiplican, desde Oriente Medio hasta Ucrania y Sudán, y no se vislumbra el final.
Nuestro sistema de seguridad colectiva está amenazado por las divisiones geopolíticas, las posturas nucleares y el desarrollo de nuevas armas y escenarios de guerra.
Los recursos que podrían aportar oportunidades y esperanza se invierten en muerte y destrucción.
Las enormes desigualdades frenan el desarrollo sostenible. Muchos países en desarrollo están ahogados por la deuda y son incapaces de mantener a su población.
No tenemos una respuesta mundial eficaz a las amenazas emergentes, complejas e incluso existenciales.
La crisis climática está destruyendo vidas, devastando comunidades y asolando economías.
Todos conocemos la solución -una eliminación justa de los combustibles fósiles- y, sin embargo, las emisiones siguen aumentando.
Las nuevas tecnologías, incluida la Inteligencia Artificial (IA), se están desarrollando en un vacío moral y legal, sin gobernanza ni barandales.
En resumen, nuestras herramientas e instituciones multilaterales son incapaces de responder eficazmente a los retos políticos, económicos, medioambientales y tecnológicos actuales.
Y los de mañana serán aún más difíciles e incluso más peligrosos.
Cuando se crearon las Naciones Unidas hace casi 80 años, contaba con 51 Estados miembros. Hoy son 193.
La economía mundial era menos de una doceava parte de su tamaño actual.
En consecuencia, nuestros instrumentos e instituciones de paz y seguridad, así como nuestra arquitectura financiera mundial, reflejan una época pasada.
El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas está anticuado y su autoridad se está erosionando.
A menos que se reformen su composición y sus métodos de trabajo, acabará perdiendo toda credibilidad.
La arquitectura financiera internacional se estableció cuando muchos de los actuales países en desarrollo estaban bajo dominio colonial.
No representa las realidades de la economía mundial actual, y ya no es capaz de resolver los retos económicos mundiales: deuda, acción por el clima, desarrollo sostenible.
No proporciona la red de seguridad mundial que necesitan los países en desarrollo.
Mientras tanto, la tecnología, la geopolítica y la globalización han transformado las relaciones de poder.
Nuestro mundo atraviesa una época de turbulencias y un periodo de transición.
Pero no podemos esperar a que se den las condiciones perfectas. Debemos dar ya los primeros pasos decisivos hacia la actualización y la reforma de la cooperación internacional para hacerla más interconectada, justa e integradora.
Y hoy, gracias a sus esfuerzos, lo hemos conseguido.
Excelencias, señoras y señores,
El Pacto para el Futuro, el Pacto Mundial Digital y la Declaración sobre las Generaciones Futuras abren caminos a nuevas posibilidades y oportunidades.
En cuanto a la paz y la seguridad, prometen un gran avance en las reformas para que el Consejo de Seguridad refleje mejor el mundo actual, abordando la histórica infrarrepresentación de África, Asia-Pacífico y América Latina.
Sientan las bases de una Comisión de Consolidación de la Paz más ágil y de una revisión fundamental de las operaciones de paz para adecuarlas a las condiciones a las que se enfrentan.
Representan el primer apoyo multilateral acordado al desarme nuclear en más de una década.
Reconocen la naturaleza cambiante de los conflictos y se comprometen a adoptar medidas para evitar una carrera armamentista en el espacio exterior y regular el uso de armas autónomas letales.
Incluyen medidas para dar una respuesta inmediata y coordinada a las complejas crisis mundiales.
En cuanto al desarrollo sostenible, estos acuerdos representan un gran avance hacia reformas pioneras de la arquitectura financiera internacional.
Contribuirán a que sus instituciones sean más representativas del mundo actual, capaces de dar una respuesta más contundente a los retos actuales y capaces de proporcionar una red de seguridad mundial eficaz a los países en desarrollo en un momento en que muchos de ellos están asfixiados por la deuda y son incapaces de avanzar en los ODS.
El Pacto por el Futuro pretende impulsar los Objetivos de Desarrollo Sostenible y el Acuerdo de París, acelerar una transición justa para abandonar los combustibles fósiles y garantizar un futuro pacífico y habitable para todos los habitantes del planeta.
Incluye un compromiso pionero por parte de los gobiernos para escuchar a los jóvenes e incluirlos en la toma de decisiones, a nivel nacional y mundial.
Y se compromete a reforzar las asociaciones con la sociedad civil, el sector privado, las autoridades locales y regionales, etc.
El Pacto Mundial Digital se basa en el principio de que la tecnología debe beneficiar a todos.
Incluye el primer acuerdo verdaderamente universal sobre la gobernanza internacional de la Inteligencia Artificial.
Compromete a los gobiernos a establecer un Panel Científico internacional independiente sobre IA y a iniciar un diálogo global sobre su gobernanza en el seno de las Naciones Unidas.
El Pacto Mundial Digital representa el primer esfuerzo colectivo para alcanzar normas de interoperabilidad acordadas, esenciales para una medición coherente.
Y apoya redes y asociaciones para crear capacidad en materia de IA en los países en desarrollo.
La Declaración sobre las Generaciones Futuras se hace eco del llamamiento de la Carta de las Naciones Unidas para preservar a las generaciones venideras del flagelo de la guerra, comprometiendo por primera vez a los gobiernos a tener en cuenta los intereses de nuestros descendientes en las decisiones que tomemos hoy.
El respeto de los derechos humanos, la diversidad cultural y la igualdad de género se entretejen en los tres acuerdos.
Frente al auge de la misoginia y el retroceso de los derechos reproductivos de las mujeres, los gobiernos se han comprometido explícitamente a eliminar las barreras jurídicas, sociales y económicas que impiden a las mujeres y las niñas desarrollar su potencial en todos los ámbitos.
Excelencias,
A lo largo de mi vida -ya sea como activista político o en las Naciones Unidas- he aprendido que la gente nunca se pone de acuerdo sobre el pasado.
Para reconstruir la confianza, debemos empezar por el presente y mirar hacia el futuro.
La gente de todo el mundo espera un futuro de paz, dignidad y prosperidad.
Piden a gritos una acción global para resolver la crisis climática, abordar la desigualdad y hacer frente a los riesgos nuevos y emergentes que amenazan a todos.
Y consideran que las Naciones Unidas son esenciales para resolver estos retos.
Todo esto quedó confirmado durante las dos últimas e inspiradoras Jornadas de Acción.
La Cumbre del Futuro marca un rumbo para la cooperación internacional que puede satisfacer sus expectativas.
Felicito a todos los Estados miembros por desempeñar el papel que les corresponde al dar juntos estos primeros pasos importantes.
Ahora, manos a la obra.
Y les doy las gracias.