Periodista evoca La eterna noche de los 43
▲ El relato de Juárez Franco revela la conspiración oscura que involucra a altos funcionarios gubernamentales.Foto tomada del Facebook del autor.
Daniel López Aguilar
Periódico La Jornada
Miércoles 25 de septiembre de 2024, p. 3
¿Los 43 normalistas de Ayotzinapa están vivos o muertos? La pregunta, planteada con angustia por el periodista Miguel Ángel Juárez Franco, desencadenó un intenso y conmovedor debate ayer durante la presentación de su novela La eterna noche de los 43, publicada por la editorial Almuzara.
Este 26 de septiembre se cumplen 10 años desde aquella noche trágica de Iguala, hito que pesa en la memoria colectiva de un país que se resiste a olvidar.
En un ambiente cargado de emociones y recuerdos, amigos, familiares y colegas se reunieron en la librería El Sótano, sucursal Miguel Ángel de Quevedo, para respaldar el trabajo del autor, así como su incansable compromiso con la verdad.
Con la voz entrecortada y los ojos humedecidos, el autor reflexionó: No ha sido fácil. Ya pasaron 10 años. ¿Viven o no viven? La interrogante es provocadora, pero detrás hay una trama compleja
. Este cuestionamiento refleja, a su vez, el dolor y la incertidumbre que persiste en la sociedad mexicana.
El relato de Juárez Franco revela la conspiración oscura que involucra a altos funcionarios gubernamentales, poderosos cárteles de narcotráfico y fuerzas de seguridad pública corruptas. En su novela-crónica, el autor teje un entramado de ficción basado en hechos reales que expone las profundidades de la corrupción y el narcotráfico, mientras resalta el indomable espíritu de aquellos que luchan por justicia y verdad.
La historia de Ayotzinapa, en palabras del periodista, no comienza en 2014, sino se remonta a luchas anteriores por un presupuesto más justo para la formación de los estudiantes. En 2011, los jóvenes de la Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos ya enfrentaban la indiferencia y represión de las autoridades al exigir un aumento en la ayuda alimentaria.
Este primer signo de resistencia sería el preámbulo a la tragedia que vendría, cuando en un intento de manifestarse, los estudiantes fueron brutalmente reprimidos.
Juárez Franco destacó la manipulación de la verdad histórica por parte de las autoridades, al construir relatos que distorsionan los hechos y protegen a los culpables. La construcción de la verdad es un proceso lleno de mentiras y omisiones. El Estado necesita que esto se olvide, pero no podemos permitirlo
, añadió.
También expuso cómo se intentó incriminar a los estudiantes utilizando tácticas engañosas que justificaban la represión en lugar de confrontar la violencia de las instituciones.
Además, la novela explora la influencia de la minería en esa región de Guerrero y cómo el control de recursos naturales ha desatado conflictos. Las minas canadienses, supuestamente libres de violencia, se han convertido en focos de corrupción y desplazamiento
, advirtió el escritor, al aludir a las múltiples capas de injusticia que enfrentan los jóvenes de Ayotzinapa, quienes han luchado incansablemente por su derecho a la educación.
El escritor no se detuvo en la narrativa de la desaparición, sino también recordó a los líderes estudiantiles que han enfrentado la represión a lo largo de los años. Mencionó el caso de Arturo Hernández, líder campesino asesinado por su activismo, cuyo legado continúa inspirando a los jóvenes a exigir justicia.
Sin embargo, los jóvenes de Ayotzinapa son parte de un movimiento más amplio que busca justicia para todos los que han sido silenciados.
En un fragmento de La eterna noche de los 43, Juárez Franco sostiene que “ha pasado una década de cortinas de humo y de mentiras, poderosos intereses entrelazados que amenazan con desatar huracanes de revelaciones que podrían estremecer al país.
“¿Acaso sería mejor que desapareciera la verdad? La verdad debe ser la luz del día, luego de la eterna noche, y sólo con ella se puede hacer justicia y castigar a los responsables, para enviar un mensaje claro de que no habrá impunidad.
En su alocución, el escritor, periodista y director de Almazura, Manuel Pérez-Peti, señaló que esta novela fue publicada por un sello joven que nació con la voluntad de servir y atender a la sociedad. Además, responde a la inquietud colectiva de un pueblo dolido.
Es un libro completo, detallado y determinante sobre un hecho que nos apela a todos, tanto a los mexicanos como a los mexicanos de adopción (como es mi caso).