Nvidia entra en el capital de OpenAI en una ronda de financiación de 6.600 millones de dólares
OpenAI ha cerrado su gran ronda de financiación para captar fondos con los que seguir desarrollando sus herramientas de inteligencia artificial. La compañía dirigida por Sam Altman ha captado 6.600 millones de dólares (unos 6.000 millones de euros) en una operación en la que ha sido valorada en 157.000 millones de dólares, según ha anunciado la firma. La ronda de financiación ha sido liderada por Thrive Capital, la empresa de capital riesgo dirigida por Josh Kushner, pero en ella han participado también Khosla Ventures, Microsoft y el gigante de los microprocesadores Nvidia, que entra en su capital, según ha indicado Reuters. Altimeter Capital, Fidelity, SoftBank, la firma MGX, respaldada por Abu Dabi, también han invertido.
“La nueva financiación nos permitirá redoblar nuestro liderazgo en la investigación de vanguardia sobre IA, aumentar la capacidad de cálculo y seguir creando herramientas que ayuden a resolver problemas difíciles”, ha asegurado la firma en un comunicado. La empresa va camino de generar 3.600 millones de dólares de ingresos este año, pero con unas pérdidas de más de 5.000 millones. El año que viene prevé un importante aumento de los ingresos, hasta 11.600 millones de dólares, según fuentes conocedoras de las cifras citadas por Reuters.
Esos cambios se producen en un momento en que OpenAI se plantea abandonar su actual modelo de gobernanza, en el que la firma comercial está controlada por el consejo de una organización sin ánimo de lucro, una especie de fundación, que Altman y sus socios crearon a finales de 2015. La compañía creó una filial con fines de lucro en 2019 para ayudar a financiar los altos costos del desarrollo de modelos de IA, y desde entonces ha atraído miles de millones en inversiones externas de Microsoft y otros inversores al tiempo que lanzaba y comercializaba con éxito sus productos.
La nueva ronda de financiación contemplaba eliminar cortapisas a que la empresa estaba sometida con esa estructura, de forma que sea más atractiva para los inversores, al otorgar más relevancia a la rentabilidad aun a costa de otras consideraciones de seguridad. Según Bloomberg, como parte de la reestructuración para que OpenAI sea una empresa, se está discutiendo entregar un paquete del 7% del capital a Altman, valorado en más de 10.000 millones de dólares. La organización sin ánimo de lucro OpenAI seguiría existiendo, pero con una participación minoritaria en la empresa y sin poder decisorio sobre ella. Ninguno de esos extremos ha sido confirmado aún por la firma.
La financiación se ha producido a través de bonos convertibles, y su ejecución depende de que OpenAI deje de estar controlada por el consejo de la organización sin ánimo de lucro y la eliminación del tope en los beneficios y la rentabilidad, según Reuters. Los inversores han negociado unas condiciones que les permitirían recuperar su capital o renegociar la valoración si los cambios no se llevan a cabo en un plazo de dos años, según las fuentes.
Con esa valoración de 157.000 millones de dólares, OpenAI se reafirma como una de las empresas emergentes no cotizadas más valiosas del mundo, solo por detrás de ByteDance (empresa editora de TikTok), que vale más de 250.000 millones de dólares, y de SpaceX, la empresa de cohetes y satélites fundada por Elon Musk, valorada en unos 200.000 millones. Como las empresas no cotizan, esas son referencias que proceden de valoraciones teóricas o de precios fijados en rondas de financiación y ventas de acciones, pero no hay un mercado que refleje oscilaciones en su valor en función de la coyuntura económica, los resultados de las compañías y otros factores.
OpenAI compite con las grandes tecnológicas y otras empresas de reciente creación, como xAI o Anthropic, que también están captando fondos para financiar su desarrollo. La firma xAI, creada por Elon Musk —que fue cofundador de OpenAI, pero luego dejó la firma—, captó 6.000 millones de dólares en mayo a través de una ronda de financiación, según anunció la propia compañía. La operación concedía a la empresa un valor de 24.000 millones de dólares, incluido el dinero captado. Safe Superintelligence (SSI, la nueva firma de Ilya Sutskever, otro de los cofundadores de OpenAI), logró el mes pasado 1.000 millones de dólares con una valoración de 5.000 millones.
Según publicaba este miércoles Financial Times, OpenAI ha pedido exclusividad a sus inversores, de forma que no inviertan también en firmas competidoras.
La operación se cierra en un momento algo tormentoso para la firma que revolucionó la inteligencia artificial generativa con su ChatGPT y que no termina de recuperar la estabilidad desde la crisis que atravesó el pasado año, cuando el consejo despidió al cofundador y consejero delegado, Sam Altman, y luego tuvo que readmitirlo. Su presidente y cofundador, Greg Brockman, declaró en agosto que se tomaba un periodo sabático hasta finales de año. Otro cofundador, Ilya Sutskever, que dirigía un equipo centrado en la seguridad de la IA y que fue uno de los protagonistas de la maniobra que acabó con el cese temporal de Altman, se marchó en mayo y fundó su propia firma de inteligencia artificial. Días después de la marcha de Sutskever, su colíder del equipo de seguridad, Jan Leike, también dimitió y lanzó críticas a OpenAI por dejar que la seguridad “pasara a un segundo plano en favor de productos brillantes”.
La semana pasada anunciaron su salida tanto la directora tecnológica, Mira Murati, como el director de investigación de OpenAI, Bob McGrew y un vicepresidente de investigación, Barret Zoph. Ninguno de ellos citó la conversión de la firma en una empresa con ánimo de lucro como causa de su salida, pero la coincidencia temporal apuntaba en esa dirección.