¿Auroras boreales visibles en Cuba?
La más reciente tormenta solar, acaecida el pasado 10 de octubre, produjo una fuerte tormenta geomagnética que abarcó todo el planeta y ocasionó la aparición en el firmamento de impresionantes auroras boreales en buena parte de los hemisferios norte y sur.
Al igual que sucedió en mayo último, nuevamente estas fueron visibles en lugares tan insólitos por su baja latitud geográfica, como México, Puerto Rico, la Florida y Cuba.
En el caso particular de nuestro país, hay fotografías que ilustran su presencia en el cielo nocturno de la ciudad de Gibara, Holguín, y en La Habana. No se descarta que hayan podido observarse en otras localidades del territorio nacional.
Según precisó a Granma María Elena Muñiz Sánchez, especialista en Geomagnetismo del Instituto de Geofísica y Astronomía (IGA), perteneciente a la Agencia de Medio Ambiente del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, existe un ciclo de actividad solar que ocurre aproximadamente cada 11 años.
«Durante ese periodo, el número de manchas solares aumenta considerablemente, provocando explosiones que lanzan al espacio partículas cargadas de protones y radiación muy fuerte, las cuales llegan a la Tierra modificando el campo magnético.
«Este es el que permite la vida en nuestro planeta, pues sin él, toda esa radiación impactaría directamente al globo terráqueo. Cuando una tormenta solar es tan fuerte, «rompe», en cierta medida, esa protección y una parte de esa energía penetra, provocando las tormentas geomagnéticas.
«Los referidos eventos pueden dañar las comunicaciones por onda corta de radio, afectar las redes de distribución eléctrica, gasoductos y oleoductos, la telefonía celular, y provocar deriva e inexactitud en los sistemas de posicionamiento global (GPS)».
Nos acercamos al máximo de actividad solar de este ciclo, que se alcanzará a mediados de 2025. Por tanto, es muy posible que volvamos a observar este bello fenómeno natural, siempre que se cumplan las condiciones de actividad solar-medio interplanetario-Tierra, aunque no de forma tan espectacular, como sucede en latitudes altas, resaltó la especialista Muñiz Sánchez.
Anteriormente, indicó, hubo hechos documentados de observación de auroras boreales en la Mayor de las Antillas, entre los meses de agosto y septiembre de 1859, cuando tuvo lugar una tormenta geomagnética notablemente fuerte, conocida como evento Carrington, el 13 de marzo de 1989.