Mazda 3 y CX-30 2025 con 2.5 e-Skyactiv G, un motor hecho para durar
Si ya estás pensando en un coche para más allá de 2030, fiable y sobrado, Mazda vuelve a ofrecer una de sus bazas atípicas, esta vez con un motor de gran cilindrada para sus modelos de tamaño compacto.
Al contrario de lo que sucede en las actualizaciones de otros fabricantes, el repaso para 2025 de los Mazda3 y Mazda CX-30 2025, mantiene inalterada su imagen, tanto interior como exterior. Nada de hacer antiguo a primera vista el coche que un cliente pudo comprar hace seis meses. Sin embargo, el cambio para 2025 es tan importante como que la versión básica de ambos recibe ahora un motor ¡con la misma cilindrada que su buque insignia, el CX-80!
La misma receta Mazda: sorprender
Cada vez más Mazda, cada vez más separado de las corrientes. Casi recién estrenado un motor de seis cilindros en línea -¡incluso Diesel!- para sus SUV más grandes, CX-80 y CX-60, o un motor rotativo Wankel para recargar la batería de su eléctrico MX-30, Mazda plantea un motor de 2,5 litros de cilindrada como motorización básica de sus dos modelos con carrocería compacta, el Mazda3 y el SUV CX-30.
Motor grande, que no busca potencia
La cilindrada a la que recurrirían otros fabricantes para hacer deportivos, en Mazda se enfoca a pasar con solvencia cualquier ensayo de emisiones,
manteniendo un consumo moderado y mejorando las sensaciones de conducción. Homologa consumos en la línea del motor 2.0 de 122 CV al que reemplaza, incluso inferiores. Como se ve, la tecnología Skyactiv de Mazda siempre ha desconfiado de los motores «apretados», eso del «downsizing», con turbocompresor, cilindradas tan bajas como 1.0 y tres cilindros.
El motor 2.5 e-SKYACTIV G ofrece 140 caballos nominales. A solo 5000 rpm ya están ahí, aunque estira voluntarioso hasta más allá de 6000 rpm. Los técnicos dirían que es de «carrera larga», que beneficia la fuerza a muy bajo régimen. Desde el mismo ralentí empuja suave, pero contundente. Hay quien encuentra como un pequeño empuje inicial, que bien puede ser el efecto de la hibridación eléctrica.
Mantiene las mismas relaciones de cambio que su antecesor 2.0, por lo que la respuesta siempre es mejor (según Mazda, hasta que se superan las 5500 rpm). Sin hay turbo, no hay retrasos en la respuesta al acelerador. Funcionaría bien incluso si solo tuviera tres velocidades, la primera para iniciar la marcha, la sexta para carretera y vías rápidas, y la tercera para tramos de curvas. En cualquier situación se puede elegir entre tres marchas distintas y el coche saldrá con la misma sensación de poderío. El motor incorpora un árbol de equilibrado para hacerlo aún más suave en cualquier situación.
Un regalo de conducción
Si uno quiere, casi no tiene que ocuparse del cambio. Existe una transmisión automática de seis marchas para quien quiera olvidarse ya totalmente de manejar la palanca (éste lleva unas levas tras el volante, por si se quiere «jugar» con las marchas). Sería una pena, porque si algo resulta destacable en los Mazda es el esfuerzo palpable en que la conducción resulte un regalo.
La palanca de cambios del manual tiene un tacto muy agradable, que invita a cambiar aunque no haga falta. Una tentación, aunque con el tiempo, uno se acostumbrará a tirar de marchas largas y obtener consumos esos bajos consumos que homologa, que concuerdan también con su ligereza (arranca en torno a 1.350 kilos en función del equipamiento) y con la desactivación de dos de los cilindros cuando no se exige al motor (sería un motor 1.25 y mejora los consumos).
A los conductores de la antigua escuela, les encantará la sensación de precisión de la dirección, el tacto firme del freno -y de la suspensión, que tira a durita-, lo bien que sujetan los asientos e incluso la facilidad con que se puede hacer esa maniobra con los pies del punta-tacón (¿habíamos dicho que invita a jugar con el cambio y reducir, aunque no haga falta?). Ojo, que entonces te podrá sorprender con un pitido y una advertencia en el cuadro de instrumentos de que se está pisando a la vez el freno y el acelerador (ojo a los entusiastas de la conducción que frenen con el pie izquierdo). Los pitidos del lector de señales de velocidad, que advierten de cada variación de los límites, se pueden desactivar al arrancar.
Cambio interno en el infoentretenimiento
También poco visible, ahora el sistema de navegación es híbrido, con datos embarcados, pero también incorpora información de tráfico en tiempo real. Se puede conectar con los móviles de forma inalámbrica, sean Apple CarPlay y Android Auto. En este caso, si se elige la navegación del móvil en lugar de la nativa, aparecerán las indicaciones de guiado en el Head Up Display (de serie en varios de los seis acabados en ambos modelos). También está disponible un cargador inalámbrico para el móvil.
Alexa embarcado
Otra de las novedades poco visibles es la incorporación de Alexa tanto para el control de diversas funciones del coche, por ejemplo, reglajes de la calefacción, como para mejorar el reconocimiento vocal o el manejo remoto domótico si se dispone de ello en el hogar, con posibilidad de programar rutinas de Alexa.
Con unos precios que arrancan en 27350 euros para el Mazda3 y 30790 euros para el Mazda CX-30, se ofrecen seis años de garantía o 150000 km, así como descuentos a partir de 550 euros para antiguos clientes y un descuento de lanzamiento a partir de 2000 euros.