Miranda, una de las lunas de Urano, podría esconder agua líquida bajo su superficie
Un estudio del Laboratorio de Física Aplicada de Johns Hopkins propone una hipótesis que podría cambiar lo que se sabe sobre Miranda, una de las 28 lunas de Urano.
Los investigadores sugieren que este satélite, de sólo 500 kilómetros de diámetro, podría albergar un océano bajo su superficie. Esta posibilidad coloca a Miranda en la selecta lista de cuerpos celestes que podrían tener condiciones propicias para la vida.
Miranda fue descubierta en 1948 por el astrónomo neerlandés Gerard Kuiper, y es famosa por su extraña superficie, que fue apodada como un “Frankenstein”, por la yuxtaposición de terrenos irregulares y cañones varias veces más profundos que el Gran Cañón del Colorado.
Al igual que el monstruo de Frankenstein, Miranda parece haber sido ensamblado a partir de piezas que no se fusionaron del todo bien. Con unos 500 km de diámetro, es solo una séptima parte del tamaño de la luna de la Tierra, un tamaño que parece poco probable que soporte mucha actividad tectónica, explica la NASA.
En 1986, la sonda Voyager 2 de la NASA capturó imágenes que mostraron por primera vez detalles de su hemisferio sur. En estas fotografías, se observan áreas con cráteres, terrenos ásperos y patrones en mosaico, como “cuadrados en una colcha”, según describen los científicos.
Según parece, esta peculiar fisonomía es apenas el principio de su complejidad geológica. Recientemente, los científicos volvieron a analizar las imágenes de aquella primera exploración a Urano, y proponen que Miranda podría tener un océano en su interior.
Nuevos descubrimientos en base a las imágenes de Voyager 2
Tras analizar las imágenes de Voyager 2 con tecnologías más modernas, los científicos piensan que las extrañas formaciones de Miranda podrían ser consecuencia de la actividad tectónica y las interacciones gravitacionales entre esta luna y las otras cercanas a Urano.
Tom Nordheim, científico de la NASA y coautor del estudio que se publicó en Planetary Science Journal, explica que el “ballet orbital” de las lunas de Urano podría haber ralentizado el enfriamiento de Miranda, permitiendo que su interior mantuviera reservas de agua líquida en lugar de congelarse completamente.
“Si el océano de Miranda estuviera completamente congelado, habríamos detectado grietas características en su superficie, pero no las vemos”, agrega Nordheim. Esta ausencia de fracturas visibles da pie a la teoría de que el calor generado por las interacciones gravitacionales con otras lunas ha mantenido parcialmente líquido el interior de Miranda.
El ejemplo de Encélado, una luna de Saturno, es clave para entender esta hipótesis. En el pasado, los científicos también asumieron que Encélado era una simple bola de hielo. Sin embargo, cuando la nave Cassini exploró este satélite en 2004, se encontró con un océano global bajo su superficie, además de señales de actividad geológica.
No obstante, los investigadores insisten en que se necesita más evidencia para confirmar que hay agua en esta luna. Las imágenes de Voyager 2, aunque avanzadas para su tiempo, ya tienen más de tres décadas y muestran solo una parte de Miranda. Para los científicos, obtener datos actuales de las lunas de Urano sería clave para evaluar mejor su potencial para albergar vida.
Lo que la humanidad sabe de Urano
Urano es el séptimo planeta del sistema solar y uno de los gigantes helados. Se encuentra a unos 2600 millones de kilómetros de la Tierra, aunque esta distancia varía, debido a las órbitas de ambos planetas alrededor del Sol. Cuando están en lados opuestos de sus órbitas, pueden separarse hasta unos 3200 millones.
Urano tarda unos 84 años terrestres en completar una órbita alrededor del Sol y gira sobre su eje de manera muy inusual: está inclinado casi 98 grados, lo que significa que “rueda” por su órbita, con los polos apuntando en diferentes direcciones a lo largo de su recorrido.
Con un diámetro de aproximadamente 50700 kilómetros, Urano es el tercer planeta más grande en tamaño, aunque su masa es sólo la cuarta en magnitud, ya que es menos denso que Saturno o Júpiter.
Su atmósfera, compuesta principalmente de hidrógeno, helio y metano, le da un característico tono azul verdoso y hace que la temperatura promedio ronde los -195 °C.
Tiene un sistema de anillos, aunque no son tan prominentes como los de Saturno. En total, se conocen 13 anillos principales, formados principalmente por partículas oscuras y muy pequeñas, lo que los hace difíciles de observar desde la Tierra. Los científicos creen que el origen de los anillos podría ser la colisión de cuerpos menores atrapados en su gravedad.
Aunque Urano y sus lunas han recibido menos atención que otros cuerpos como Marte o la Luna, la comunidad científica espera que futuras misiones puedan brindar respuestas sobre el este gigante helado, que aún guarda muchos secretos por descubrir.
Referencias de la noticia:
Caleb Strom; Tom A. Nordheim; D. Alex Patthoff; Sherry K. Fieber-Beyer. Constraining Ocean and Ice Shell Thickness on Miranda from Surface Geological Structures and Stress Modeling Publicado el 15 de octubre de 2024 por la Sociedad Astronómica Estadounidense. The Planetary Science Journal , volumen 5 , número 10