El Museo Whitney de NY ofrece una inmersión en la vida del bailarín Alvin Ailey
El Museo Whitney de NY ofrece una inmersión en la vida del bailarín Alvin Ailey
▲ En imágenes superiores, bailarines de la academia Ailey. Sobre estas líneas, el coreógrafo con la actriz Carmen de Lavallade en la obra House of Flowers, que se interpretó en Broadway en 1958.Foto cortesía del recinto y de John Lindquist
De La Redacción
Periódico La Jornada
Martes 19 de noviembre de 2024, p. 3
Coros de espiritualidad negra del sur de Estados Unidos resuenan con la magnitud del cuerpo en la exposición Edges of Ailey, la cual revela de manera irrepetible en el Museo Whitney a uno de los coreógrafos más célebres del siglo XX, cuyo 35 aniversario luctuoso (que será el primero de diciembre) se conmemora.
Soy Alvin Ailey. Soy coreógrafo. Soy un hombre negro cuyas raíces están en el sol y la tierra del sur
, escribió uno de los artífices de la danza moderna y de la cultura afroestadunidense.
La segregación y el racismo, la admiración por mujeres como Maya Angelou, Carmen de Lavallade, Katherine Dunham, Billie Holiday y la lucha contra el VIH son algunos de muchos temas a explorar en los 5 mil metros cuadrados que le dedicó el museo ubicado en Nueva York.
La muestra se centra en Alvin Ailey (Texas, 1931-Nueva York, 1989), sus historias de formación, preocupaciones e inspiraciones en el camino visionario de sus obras de danza y la creación de su compañía, en 1958, la cual también permite, hasta hoy, la formación de generaciones de bailarines.
Objetos pocas veces vistos que pertenecen al archivo personal de Ailey, como grabaciones de entrevistas, imágenes de actuaciones, diarios, cartas, poemas, notas coreográficas, dibujos y programas de espectáculos se conjuntan con pinturas, fotografías, música y una instalación con pantallas que reproducen partes del repertorio de la compañía Alvin Ailey American Dance Theater.
De esta manera se ahonda en el rango personal y creativo al acudir a la exposición que abrió el 25 de septiembre y que permanecerá en el recinto junto al río Hudson hasta el 9 de febrero de 2025.
Contrastante con la contemplación estática, su forma de ver la vida, trabajo y legado de Alvin Ailey incitan al movimiento y a los sentidos. Junto con la exposición instalada en el quinto piso, de manera complementaria se realiza un programa con ejecuciones en vivo de algunas de las piezas más representativas del coreógrafo, así como clases de danza para todo público.
De acuerdo con el museo neoyorquino, estos elementos forman un relato histórico, proporcionan un estudio de la constelación y se desarrolla como un tributo a la vida, carrera y gran alcance del artista legendario, su impacto en la historia de la danza, la creatividad negra y la cultura estadunidense
.
Revelations, ballet creado en 1960 cuando tenía 29 años, sigue resonando más de seis décadas después de su estreno. La pieza insignia de Ailey y su compañía retoma los cantos espirituales del gospel y el blues para narrar la experiencia de negritud estadunidense; explora fervientemente los lugares más profundos, dolor y alegría más sagrada del alma
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Este creador y activista, quien realizó su trayectoria en periodos de dificultad económica y en medio de la lucha por los derechos humanos, falleció en 1989 por complicaciones del VIH. Entre sus ideas, defendió que la danza es para todos. La danza viene del pueblo y siempre se debe devolver al pueblo
.
La inmersión en el Whitney aborda en un inicio las blood memories
(recuerdos de sangre) que surgieron de las experiencias de su infancia en una zona rural de Texas, al lado de su madre, Lula Cooper, como recolectores en los campos de algodón. El origen estuvo definido por la migración, la pobreza y el racismo. Estos años fueron la base de sus coreografías. Vio un espíritu perdurable, una fuente de orgullo y creatividad, con un profundo sentido de humanidad en las personas y lugares que recordaba
.
A los 10 años fue parte de la gran migración negra y se mudó con su familia a Los Ángeles. El escenario lo deslumbró a los 14, pero se dio cuenta de que no había gente negra en el ballet. Sin embargo, Katherine Dunham y Lester Horton le permitieron ascender al sueño de convertirse en bailarín y coreógrafo.
El imaginario sureño se amplió junto al del Caribe, Brasil y África occidental, e incorporaría enredos diaspóricos en sus danzas a través del movimiento, el ritual, la cultura y la mitología, todo instigado e imaginado a través del ingenio y la inventiva de los creadores y comunidades negras
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La curadora Adrienne Edwards celebró que después de seis años de soñar, planear e investigar, logró salir a la luz esta producción espectacular. Las audiencias ahora tienen la oportunidad de conocer la historia de Ailey. No es una tarea fácil conservar el legado de alguien de tal magnitud cultural. Hemos hecho algo más que pretender tener la misma imaginación, brillo, generosidad, rigor y audacia que él
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