Analiza muestra el encuentro florentino de los tres titanes del Renacimiento
▲ Batalla de Cascina, c. 1542, de Miguel Ángel. Holkham Hall, Norfolk. Colección del conde de Leicester.Foto cortesía de la Real Academia, con permiso del conde y los fideicomisarios de Holkham Estate
Alejandra Ortiz Castañares
Especial Para La Jornada
Periódico La Jornada
Viernes 29 de noviembre de 2024, p. 3
Florencia. La exposición Miguel Ángel, Leonardo, Rafael: Florencia, c. 1504, en la Real Academia de Artes, en Londres, analiza un periodo crucial en la historia del arte y la política florentina, marcado por la expulsión de los Medici y el establecimiento de la República Florentina (1494-1512). Durante esta etapa, Florencia, tras superar años de inestabilidad, atrajo a los tres grandes maestros del Renacimiento gracias a importantes encargos de una nueva élite de mercaderes de lana opuestos a los Medici.
El David de Miguel Ángel, convertido en símbolo republicano por excelencia como vencedor de la tiranía Medici en favor de un gobierno oligárquico de mayor participación ciudadana, después de haber sido originalmente comisionada para la catedral de Florencia. Se creó una comisión de políticos y 30 artistas para decidir su ubicación, en enero de 1504, incluyendo a Leonardo, que decidió ubicarlo en la entrada misma del Palazzo della Signoria, sede del gobierno.
Rafael llegó en octubre, cuando se instaló; durante su permanencia florentina, hasta 1508, dibujó la gran estatua de espaldas, obra que se incluye en la exhibición.
La exposición tiene la ventaja de ser relativamente pequeña; captura con obras bien seleccionadas las sutilezas de ese legendario encuentro artístico, con énfasis en Rafael, quien, al inicio de su carrera, se inspiró en los consagrados Leonardo y Miguel Ángel. El dibujo, como medio, resulta clave para entender el nivel de interacción entre ellos, al revelar los procesos creativos de cada artista y la versatilidad de su uso.
El diálogo creativo
El Tondo Taddei (c. 1504-05), obra maestra de Miguel Ángel, ilustra un tema típico de la Florencia renacentista: la Virgen con el Niño Jesús y San Juan Bautista, éste, patrón de la ciudad exaltado por los mecenas republicanos en un clima de fervor cívico. Su formato circular (tondo), muy popular en el mobiliario devocional doméstico de la época, refuerza su carácter contemplativo.
La pieza, una de las pocas obras renacentistas en la colección de la Real Academia, fue donada hace dos siglos para uso didáctico en la formación artística de sus estudiantes. Fundada en 1768 por el rey Jorge III, la Real Academia, primera institución de este tipo en el Reino Unido, conserva principalmente obras de artistas asociados con ella, como Joshua Reynolds y Turner.
Los curadores destacan la influencia creativa del encuentro entre los tres artistas, especialmente en Rafael, por quien –según la evidencia– ni Miguel Ángel ni Leonardo se interesaron, debido a que era novato. Estudió el Tondo Taddei, lo cual fue decisivo en su desarrollo. Este tondo, el más experimental por el movimiento de sus figuras que descentró, lo inspiró en más de media docena de pinturas. Según las fuentes, Rafael analizó esta obra en la residencia de Taddei, quien también fue su mecenas y para quien hizo dos piezas del mismo tema.
Entre estas obras destaca la inconclusa Madonna Esterhazy (c. 1508), presente en la muestra, o en La Virgen Bridgewater (c. 1507-08), de la Galería Nacional de Escocia, de Edimburgo.
Rafael incorporó la pose dinámica del Niño Jesús del Tondo Taddei de Miguel Ángel, suavizó la interacción entre la Virgen y el Niño, y añadió detalles personales. Mediante bocetos reinterpretó las ideas de Miguel Ángel y logró una composición más íntima y equilibrada acorde a su estilo. Dibujos presentes en la exposición ilustran su método de trabajo y estética. Per Rumberg, uno de los curadores de la muestra, describe cómo Rafael exploró la dinámica entre ellas probando posturas mediante improvisación, método inspirado por Da Vinci.
Cartón de Burlington House
El célebre dibujo de Leonardo da Vinci Cartón de Burlington House, nombrado así en honor del edificio que hospeda la Real Academia, donde se encontraba hasta ser vendida a la Galería Nacional, representa uno de sus mayores tesoros.
Esta pieza es reconsiderado en la muestra bajo una teoría que cuestiona su identificación tradicional como preparatoria para La Virgen con el Niño y Santa Ana, que está en el Louvre, según Giorgio Vasari. Por su acabado y la inclusión de San Juan Bautista, ausente en la pintura, se propone que sea un fragmento de un retablo nunca realizado para la Sala del Consejo Mayor. Este enfoque reubica su creación entre 1506 y 1508, cuando Leonardo estaba en Milán, sugiriendo que podría ser el otro cartón citado por Vasari, exhibido en la basílica de la Santissima Annunziata.
Las batallas
En la Sala del Consejo Mayor, diseñada para albergar a un millar de miembros del gobierno, se encargaron murales que exaltaran el poder republicano contra los Medici. Leonardo comenzó en 1505 Batalla de Anghiari (1441), que representa la victoria florentina sobre Milán. Usó una técnica experimental de óleo que falló, por lo que la obra quedó incompleta antes de ser llamado a Milán en 1506. Décadas después, Vasari cubrió el mural.
En 1504, Miguel Ángel recibió el encargo de representar la Batalla de Cascina (1364), cuando Florencia sometió a Pisa. Sólo realizó los cartones, pues en 1505 fue convocado a Roma por el papa Julio II.
Ambos murales influyeron en artistas contemporáneos que copiaron sus escenas: la violenta Disputa de la bandera, de Da Vinci, y el innovador momento pacífico de Miguel Ángel, con soldados sorprendidos al ser llamados a la batalla mientras se bañaban en el río.
Se destaca que estos episodios eran sólo el núcleo de composiciones más amplias, como evidencian los dibujos de Miguel Ángel sobre jinetes y soldados, posiblemente inspirados en Leonardo. Ambos artistas prepararon sus murales con numerosos bosquejos: de Miguel Ángel sobreviven estudios individuales de soldados y un carboncillo de la Batalla de Cascina, considerado uno de los más detallados de su carrera. Un dibujo de Leonardo, aunque no relacionado directamente con la Batalla de Anghiari, refleja la influencia de Miguel Ángel.
Mientras Leonardo exploró expresiones faciales y el movimiento de caballos para captar la brutalidad de la guerra, Miguel Ángel priorizó el heroísmo del cuerpo masculino. Según el curador Nethersole, Leonardo enfocó su arte en la fisionomía, transmitiendo la animalidad del conflicto, mientras Miguel Ángel se centró en el cuerpo humano, exaltando su fuerza y erotismo.