La oportunidad europea: el controvertido legado de Merkel que debería entender Von Der Leyen
En alemán, el verbo merkeln describe el acto de posponer decisiones importantes durante el mayor tiempo posible. Esta palabra resume gran parte de los dieciséis años de mandato de Angela Merkel. Su cancillería es a menudo recordada por su liderazgo tranquilo y decisivo durante las crisis, desde el colapso de la eurozona hasta la crisis de refugiados. Su estilo mesurado le valió el apodo de Mutti (madre, en alemán).
«El pragmatismo de Merkel, que, en el pasado, se admiraba como una fuente de estabilidad, ocultó la ausencia de importantes reformas, dejando a Alemania sin preparación para los cambios tectónicos de la segunda década del siglo XXI»
Sin embargo, casi cuatro años después de dejar el cargo, Merkel ha roto su silencio para defender su legado política con la publicación de sus memorias. La que una vez fuera celebrada como la salvadora de Europa durante la crisis del euro, es ahora la figura que muchos analizan para comprender las crisis que enfrentan hoy Alemania y la UE. El país germano se enfrenta a un modelo económico obsoleto y a una extrema derecha en ascenso. Mientras que la Unión afronta una de sus etapas más decisivas con un panorama geopolítico adverso y una economía global que la está dejando atrás.
Alemania, una crisis que lleva décadas gestándose
El pragmatismo de Merkel, que, en el pasado, se admiraba como una fuente de estabilidad, ocultó la ausencia de importantes reformas, dejando a Alemania sin preparación para los cambios tectónicos de la segunda década del siglo XXI. «La situación política y económica actual en Alemania lleva décadas gestándose», afirma Judith Arnal, investigadora principal del CEPS y del Real Instituto Elcano.
Durante el mandato de Merkel, el país funcionaba con un modelo económico dependiente de las exportaciones manufactureras y de la energía rusa barata. Alemania, explica Arnal, «fue la campeona de la era analógica, sobresaliendo en ingeniería mecánica, ingeniería química y la fabricación de vehículos de combustión interna». Sin embargo, este predominio cegó a los responsables políticos del país ante la necesidad de reformas mientras la economía seguía fuerte.
«Este dominio industrial se basó en un modelo respaldado por el Estado en el que políticos, bancos e industriales trabajaron en estrecha coordinación, retroalimentándose unos a otros», resume la investigadora principal de Elcano. Si bien fue eficaz en su momento, sostiene Arnal, creó puntos ciegos. «La concentración en la industria automovilística y pesada impidió que Alemania llevara a cabo las transiciones necesarias», señala.
Arnal señala varias decisiones estructurales y geopolíticas durante este periodo han acabado provocando las vulnerabilidades actuales de Alemania. La investigadora cita ejemplos como el cierre de sus últimas centrales nucleares en abril de 2023, que limitó gravemente sus opciones energéticas. Su dependencia del gas ruso, perturbada por la guerra en Ucrania, y su dependencia de China como mercado de exportación clave, ahora cada vez más inestable, expusieron aún más estos defectos. El Brexit también eliminó a un socio comercial vital, eliminando un pilar del superávit comercial de Alemania.
«Alemania debe revisar su modelo de producción: las exportaciones masivas y la industrialización pesada ya no son viables»
Esta frágil base se tambalea ahora en una economía global donde «el comercio ya no está impulsado únicamente por la eficiencia económica, sino que está moldeado por la seguridad, el empleo e incluso las preocupaciones medioambientales», explica Angel Saz-Carranza, director de EsadeGeo. Para Alemania, el cambio ha expuesto los riesgos de una economía fuertemente exportadora. «Los aranceles y las tensiones geopolíticas, como las políticas comerciales de Donald Trump, han puesto de relieve la fragilidad de este enfoque», añade. Arnal está de acuerdo: «Alemania debe revisar su modelo de producción: las exportaciones masivas y la industrialización pesada ya no son viables».
El «estilo de vida europeo» en crisis
Al igual que Alemania, la UE se enfrenta a las consecuencias de un marco económico obsoleto, que amenaza el «estilo de vida europeo», en palabras de Mario Draghi. Sin embargo, a diferencia de Merkel, Ursula von der Leyen parece haber sabido anticipar su diagnóstico de los cambios en la economía global. Durante los meses finales de su primer mandato como presidenta de la Comisión, Von der Leyen encargó sendos informes para identificar las necesidades de reforma de la Unión a dos destacados líderes europeos, Enrico Letta y Mario Draghi. Sus conclusiones fueron claras: Europa debe adaptarse urgentemente a las transiciones digitales y verdes mediante la profundización de su integración y la ampliación del mercado único.
Pese a la urgencia, Europa sigue paralizada. La polarización política y la resistencia a las reformas por parte de Estados miembros clave, en particular Francia y Alemania, presentan barreras formidables. La UE enfrenta tres riesgos críticos: un retroceso democrático, un crecimiento económico lento y un creciente sentimiento antiinmigración. Muchos de estos desafíos se remontan al mandato de Merkel, durante el cual se evitaron reformas clave y decisiones como proteger a Orbán por intereses económicos o dar la bienvenida a millones de refugiados sirios —por admirable que fuera— alimentaron la subida de la extrema derecha en toda Europa.
El mandato de Von der Leyen II
Von der Leyen llega a su segundo mandato con un capital político mucho más fuerte. Durante su primer mandato, la Comisión logró hitos históricos, incluida «la implementación de gran parte del Pacto Verde y el plan NextGenerationEU de recuperación tras la pandemia de la COVID-19», recuerda Saz-Carranza.
Sin embargo, llega con mucho menos apoyo político. La aprobación en el Parlamento Europeo de su Colegio de Comisarios ha sido la que menos votos a favor ha tenido en la historia de la UE, apoyada por una incómoda coalición de los principales partidos proeuropeos y fuerzas de extrema derecha, que incluye una parte del grupo ERC de Meloni. Tras las inhábiles maniobras de algunas delegaciones nacionales, ni siquiera su propio partido, el PPE, votó en bloque a favor de la nueva Comisión.
Alberto Alemanno, profesor de Derecho de la UE en HEC París y el College of Europe, advierte que esta frágil mayoría «debilitará la capacidad de la Comisión para definir y dirigir de forma independiente una agenda política clara, corre el riesgo de quedar como subsidiaria del Consejo», un órgano mucho más sensible a los cambios políticos en Europa. Añade que «la coalición centrista que ha gobernado Europa desde sus inicios puede haber llegado a su fin natural». Esto, aunque positivo en términos de representatividad democrática, acabará «aumentando la volatilidad política, precisamente cuando más se necesita un acción de gobierno decisiva», advierte el profesor Alemanno.
«Von der Leyen ha diseñado una Comisión en la que, mediante la introducción de bloqueos internos y competencias no delimitadas entre los distintos miembros, ella misma siempre será la decisora final»
Saz-Carranza también muestra preocupación sobre el funcionamiento interno de la nueva Comisión, que cataloga como «presidencialista». «Von der Leyen ha diseñado una Comisión en la que, mediante la introducción de bloqueos internos y competencias no delimitadas entre los distintos miembros, ella misma siempre será la decisora final», argumenta el director de EsadeGeo.
Por ejemplo, Teresa Ribera, como vicepresidenta para la Transición Limpia, Justa y Competitiva deberá trabajar en coordinación con los comisarios de Acción por el Clima, de Medioambiente y Economía Circular y de Energía, mientras que comparte responsabilidades con el vicepresidente ejecutivo para la Prosperidad y la Estrategia Industrial, Stéphane Sejourné. En caso de no poder encontrar compromisos entre las partes, las decisiones pasarán a la presidencia.
Modelo de dependencias del Colegio de Comisarios de la Unión Europeoa. Foto: E3G
También acechan limitaciones estructurales. El conservadurismo fiscal de Alemania sigue siendo una barrera para la profundización financiera, como la creación de eurobonos, una propuesta defendida por Draghi —como explicó Bernardo De Miguel aquí—. «La resistencia a los eurobonos trasciende la ideología en Alemania», explica Arnal, señalando que incluso cuando el Canciller Scholz era ministro de Finanzas de Merkel, mantuvo esta postura.
Francia, la otra potencia tradicional de la UE, también parece debilitada. Según Saz-Carranza, «la coalición implícita de Barnier con Le Pen ha disminuido la influencia de Macron en la política europea». Además, su recién nacido Gobierno enfrenta la amenaza de un colapso inminente antes de fin de año si finalmente no logra aprobar el nuevo presupuesto del país.
Este vacío de liderazgo deja a la UE sin un motor claro para la reforma, ya que países como España y Polonia, aunque ambiciosos, «siguen limitados por sus posiciones periféricas, tanto geográficamente como en materia económico e intereses divergentes», explica Saz-Carranza.
El segundo mandato de Von der Leyen encierra tanto promesas como peligros
Para Saz-Carranza, la Comisión puede tener un cierto éxito: «Es posible avanzar en ámbitos como el mercado único y la seguridad, pero las ambiciones medioambientales, incluido el Pacto Verde, pueden quedar apartadas». «Es probable que el próximo marco financiero plurianual de 2026 se reduzca, lo que limitará aún más la capacidad de la UE para satisfacer las expectativas de los ciudadanos», explica el profesor Alemanno. Además advierte que «la brecha entre las expectativas de los europeos y las capacidades de la UE podría fortalecer las fuerzas nacionalistas y eurófobas». Las elecciones alemanas de febrero serán un buen punto de control para comprender la evolución de esta trayectoria.
«La brecha entre las expectativas de los europeos y las capacidades de la UE podría fortalecer las fuerzas nacionalistas y eurófobas»
Von der Leyen debe entender el mandato de su madrina política: un liderazgo fuerte puede estabilizar las instituciones en tiempos turbulentos, pero sin transformación, deja una base frágil. Mientras la presidenta de la Comisión afronta su segundo mandato, la pregunta es si será capaz de romper el ciclo; o si la UE, al igual que Alemania bajo Merkel, continuará merkeln— y aplazará sus reformas críticas para la próxima generación de líderes. Aun a sabiendas de que Europa no se puede permitir ni una legislatura ni una década perdidas.
Si no se actúa con decisión, el futuro de la UE ha sido claramente descrito por Mario Draghi: un continente económicamente vulnerable y políticamente fracturado. Lo que podría allanar el camino para que las fuerzas de extrema derecha exploten el creciente descontento. El legado de Merkel ahora representa para Von der Leyen a la vez una advertencia y un desafío para el futuro de Europa.