Aprendiendo a decir adiós abre una ventana a los matices más profundos de la pérdida
Aprendiendo a decir adiós abre una ventana a los matices más profundos de la pérdida
Daniel López Aguilar
Periódico La Jornada
Martes 3 de diciembre de 2024, p. 4
La escritora e ilustradora taiwanesa Bei Lynn (Taipéi, 1973) llegó a México con un equipaje lleno de emociones, recuerdos y trazos delicados, dispuesta a compartir en la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara su novela gráfica más reciente, Aprendiendo a decir adiós.
Publicada por Ediciones Castillo en la colección Castillo Cómics e inspirada en la experiencia de la autora con su perro Bibi, la obra abre una ventana a los matices más profundos de la pérdida y la despedida.
En entrevista con La Jornada, la escritora compartió el origen de la historia que tardó años en concretarse. “Hace muchos años escribí dos versiones de este libro, pero sentía que no tenía la capacidad para expresar lo que realmente quería decir. Fue tras la muerte de Bibi, a los 10 años, que encontré la voz y la perspectiva necesarias para plasmar esa experiencia de manera adecuada.
Sin embargo, transformar una vivencia tan personal en una narrativa universal fue todo un reto. Es una historia real que se extendió por mucho tiempo. Mi desafío fue hacer que los lectores sintieran ese paso del tiempo a través de unas cuantas páginas.
La novela gráfica aborda dos tipos de despedidas: la anticipada y la definitiva. La primera ocurre cuando Bibi se escapa, acto que despertó en Lynn sentimientos de arrepentimiento. La segunda, más serena, llega con la muerte del can. Ya había vivido una despedida antes, y eso me ayudó a enfrentar la segunda de manera diferente
, compartió la narradora.
El proceso de creación fue, para Lynn, una forma de reconciliación. Explicó que al escribir y dibujar sobre su experiencia, pudo transformar la pérdida en algo más tangible y manejable. Lo concebí como un diario personal, porque sentí que podría conectar con personas de todas las edades
, añadió.
“Bibi fue mi fuente de felicidad”
Para la autora e ilustradora de más de 20 libros y cómics, las mascotas no sólo son parte de la vida cotidiana, sino que representan la sencillez y la paz.
“Muchos animales se convierten en parte indispensable de nuestras vidas. Para mí, Bibi fue eso: una fuente de felicidad y tranquilidad. Esta conexión entre humanos y animales es algo que trasciende culturas. Aunque la relación entre personas es más común, el vínculo con una mascota es algo que todos compartimos.”
▲ El libro se inspira en su experiencia tras la muerte de su perro Bibi, contó a La Jornada. Foto Anaís Ruiz
Mediante sus ilustraciones, Bei Lynn captura la dualidad de la pérdida y la memoria. Emplea un formato innovador y juega con los detalles visuales para contar la trama de manera más profunda.
“Uso hojas A4 y una fotocopiadora. A veces elimino elementos y luego los vuelvo a incluir; creo páginas que parecen iguales, pero no lo son. Eso refleja cómo cambian los recuerdos con el tiempo.
“Además, aprovecho espacios poco convencionales en el libro, como la parte interna cercana al lomo, para agregar simbolismo. En algunas páginas, Bibi sale del contorno, como si estuviera desapareciendo y reapareciendo, representando mis sentimientos durante su ausencia.”
Aprendiendo a decir adiós no fue creado específicamente para niños, ya que Bei Lynn cree que cualquier lector puede conectar con la historia.
“Nunca me pregunté si era para niños o adultos. Simplemente escribí desde mi experiencia, y creo que todos pueden identificarse con los sentimientos que proyecto.
Hace mucho tiempo, en una visita anterior a México, me llevé una piñata en forma de burrito. Esa figura aparece en una de las ilustraciones del libro. Nunca imaginé que ese detalle me traería de vuelta a este país.
Bei Lynn enfatizó que no todo en el ejemplar es exactamente como sucedió en la realidad, ya que “las historias necesitan ser transformadas. Modifiqué la secuencia temporal y la estructura, con el fin de que los lectores puedan sumergirse mejor en la narrativa. Mientras dibujaba los bocetos finales, comprendí que esos dos años sin Bibi fueron una preparación para el adiós definitivo. Así surgió el título.
Muchos llorarán al leer este libro, pero no fue intencional. ¡No teman abrirlo! El proceso de la historia no los sumirá en una tristeza infinita. Es como un paisaje que poco a poco transforma el arrepentimiento en algo bello.