Nadie podrá reconstruir los recuerdos quemados de Los Ángeles – National Geographic
Como a todos los angelinos, a Spangle el fuego le resulta familiar. Recuerda haber visto a sus padres preparar la casa y empaquetar lo esencial, sabiendo que si las montañas se incendiaban, su padre se quedaría, a pesar de las órdenes de evacuación, para defender su propiedad. Spangle lo llamaba «el estilo Malibú». De hecho, cuando era mayor y se declaraba un incendio, lo consideraba un rito de iniciación: su padre le permitía quedarse y ayudar mientras su madre y su hermano pequeño evacuaban. Ahora, años después, viendo las noticias a miles de kilómetros de distancia, se sentía impotente. «Echo de menos Malibú todos los días, extrañamente aún más durante los incendios. La comunidad es realmente lo insustituible», dice.
La semana pasada me crucé con un hombre que tocaba el ukelele en su sedán, con cada centímetro de su coche repleto de pertenencias. ¿Era un sin techo antes de los incendios? ¿Fue víctima de lo sucedido estas dos últimas semanas? En Los Ángeles es imposible saberlo. Hace 10 días que salgo de mi apartamento con una mochila llena de artículos de aseo, pilas de repuesto y documentos importantes. Como alguien que ha tenido la suerte de no vivir en una zona incendiada, me enfrento a la culpa del superviviente de diferentes maneras. Actualizo constantemente las aplicaciones de control de incendios y del aire, y rezo para que llueva. Mientras escribía este artículo, se declararon dos incendios cerca de mi casa, aunque por suerte se apagaron rápidamente. Soy voluntario, hago donaciones, me he obligado a leer los obituarios que van llegando a medida que se identifica y describe a los fallecidos. Pero varias veces me he topado con un muro. Después de haber estado yendo de un lado a otro durante días, de repente apenas puedo levantarme de la cama, y me quedo mirando al techo, agotado como pocas veces me he sentido.
Los horizontes al este y al oeste de mi apartamento ya no están llenos de humo. Estoy deseando volver a las montañas, recorrer los senderos, darle los buenos días a la gente con la que me cruzo. Tomando prestado a Spangle, ¿cuál es el «estilo Los Ángeles» en este escenario? A pesar de todas las pérdidas, en las últimas semanas hemos visto ejemplos inspiradores de resistencia y humanidad: vecinos que ayudan a vecinos, extraños que se hacen amigos. Los Ángeles se reconstruirá, siempre lo hacemos. Se levantarán nuevos edificios donde estaban los antiguos, y serán diferentes: quizá no podamos sustituir los iconos de la arquitectura de mediados de siglo, pero podemos diseñar estructuras que resistan mejor futuras quemas. Y, con suerte, cuando vuelvan los incendios, todos los lazos y los recuerdos de este momento nos harán más fuertes y nos prepararán mejor.
El potencial de Los Ángeles sigue siendo inmenso.