La NASA lanza el telescopio espacial James Webb, considerado el nuevo ‘Apollo’
Por Denise Chow – NBC News
Uno de los capítulos más misteriosos de la historia del cosmos es el momento después del Big Bang, cuando el universo estaba en su infancia y las primeras estrellas empezaban a existir.
Si los astrónomos estudiaran ese periodo caótico y excitante del universo primitivo, podrían empezar a desentrañar cómo evolucionó el cosmos durante más de 13,000 millones de años.
Sin embargo, incluso teniendo los observatorios más sofisticados en el espacio y en tierra, los científicos carecían hasta ahora de medios para ver los objetos más antiguos y distantes del universo.
Pero eso cambió.
La Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA) lanza este sábado al espacio el mayor y más potente telescopio de la humanidad, un monstruo de 10,000 millones de dólares llamado James Webb Space Telescope.
Está previsto que el observatorio, del tamaño de una pista de tenis, despegue desde un puerto espacial europeo en la Guayana Francesa, y será capaz de ver el espacio con mayor detalle y profundidad que cualquier otro telescopio anterior.
La NASA ha calificado la misión como un “momento Apolo”, un salto gigantesco que podría revolucionar nuestra comprensión del universo y el lugar de la humanidad en él.
[La NASA está lista para el lanzamiento del nuevo telescopio espacial James Webb]
“Es un cliché decir que va a cambiar el curso de la astronomía, pero bien podría hacerlo”, aseguró Marcia Rieke, astrónoma de la Universidad de Arizona.
Rieke pasó los últimos 20 años dirigiendo el desarrollo de uno de los cuatro instrumentos principales del telescopio Webb, una cámara infrarroja conocida como NIRcam.
Es un cliché decir que va a cambiar el curso de la astronomía, pero bien podría hacerlo”
Marcia Rieke. ASTRÓNOMA
El Webb, dijo, podría desvelar los misterios del universo primitivo, desde 100 millones de años después del Big Bang. También podría observar exoplanetas con instrumentos lo suficientemente sensibles como para estudiar sus atmósferas, en busca de posibles biofirmas de vida extraterrestre.
Pese a todos sus potenciales beneficios, la misión es también una de las más atrevidas de la NASA.
Un negocio riesgoso
Después del lanzamiento, el telescopio Webb deberá pasar al menos un mes viajando a un punto en la órbita alrededor del Sol que está a cerca de un millón de millas de distancia de la Tierra.
El destino del observatorio se conoce como el segundo punto de Lagrange, o L2, y fue elegido porque el telescopio puede permanecer en una órbita estable con un lado del telescopio permanentemente orientado hacia la Tierra y el Sol.
Esto ayuda a proteger los instrumentos del telescopio del calor y la luz que podrían interferir en sus observaciones.
Pero a un millón de millas de distancia la NASA no podrá enviar astronautas para realizar actualizaciones o reparaciones si algo va mal.
Los astronautas visitaron el telescopio espacial Hubble en la órbita terrestre baja en cinco misiones de servicio entre 1993 y 2009. Esta vez no será una opción, dijo Greg Robinson, director del programa Webb en la NASA.
“No hay ayuda en camino”, advirtió Robinson. “Una vez que salga del planeta, estará solo”, insistió.
Telescopio espacial de nueva generación
El James Webb Space Telescope es una colaboración entre la NASA, la Agencia Espacial Europea y la Agencia Espacial Canadiense. Propuesto por primera vez hace más de 30 años, el observatorio está diseñado para ayudar a los astrónomos a juntar las piezas sobre cómo se formó el universo moderno.
Pero el proyecto no ha estado exento de controversias. En el transcurso de su desarrollo, el telescopio superó el presupuesto por miles de millones de dólares y se terminó con más de una década de retraso. Para los miles de científicos e ingenieros de todo el mundo involucrados en el proyecto, ha sido un viaje largo y, a menudo, accidentado.
Ahora, Webb está finalmente lista para su lanzamiento.
Se basará en el legado del icónico telescopio espacial Hubble, que ha estado en funcionamiento desde 1990. Aunque el Hubble ha sido el responsable por décadas de descubrimientos científicos y algunas de las imágenes más asombrosas del cosmos, incluidos los famosos Pilares de la Creación, el telescopio tiene limitaciones en lo que puede ver y a qué distancia.
El espejo principal del telescopio Webb, que recoge y enfoca la luz de los objetos del cosmos, será el más grande que vuele en el espacio.
Con más de 21 pies de ancho, el espejo de Webb es casi tres veces el tamaño que el de Hubble, lo que le permite observar más del cosmos y con mayor detalle. En total, el telescopio Webb será 100 veces más poderoso, dijo Robinson.
En otras palabras, si Hubble abrió una ventana al universo, es probable que Webb derribe la puerta.
“Sabemos que puede encontrar cosas en las que Hubble ya ha dado algunas pistas tentadoras, pero no tiene el conjunto adecuado de capacidades para seguir indagando”, dijo Rieke.
Pero el impresionante tamaño del espejo de Webb también fue uno de los mayores desafíos en el diseño de la misión. Para caber dentro del cohete para el lanzamiento, el espejo debe plegarse y luego desplegarse una vez en el espacio. Cada uno de los 18 segmentos hexagonales recubiertos de oro requiere una alineación ultraprecisa para funcionar como un solo espejo.
El enorme parasol del telescopio también se desplegará una vez que el observatorio llegue al espacio. El parasol en forma de diamante está diseñado para mantener el espejo y los instrumentos del telescopio ultrafríos, lo que les permite captar las señales de calor más débiles del universo sin interferencia de la Tierra o el sol.
Una mirada al pasado
La capacidad de Webb para detectar estrellas y galaxias distantes se debe a los “ojos” infrarrojos del telescopio, que sondean más allá del alcance de la vista humana y más allá de otros telescopios, incluido el Hubble, que ven principalmente luz visible.
Las longitudes de onda más largas de la luz infrarroja pueden atravesar espesos velos de gas y polvo cósmicos que, de otro modo, podrían oscurecer algunos objetos celestes.
Los instrumentos infrarrojos también son más adecuados para tratar de detectar las primeras estrellas y galaxias del universo. Los telescopios funcionan esencialmente como máquinas del tiempo porque la luz tarda en viajar a través del espacio. Como tal, la luz que llega al telescopio Webb desde las galaxias más distantes no habla de las condiciones actuales, sino que ofrece información sobre cómo era el universo hace miles de millones de años.
Dado que el universo se está expandiendo, la luz de las primeras estrellas y galaxias se estira, cambiando a longitudes de onda infrarrojas más largas que el Hubble o el ojo humano no pueden detectar.
«Veremos cosas que nunca supimos que estaban allí, y veremos cosas que conocemos de manera diferente y mejor», dijo John Mather, científico principal del proyecto del telescopio Webb en el Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA.
Mather, quien ha estado involucrado en el proyecto del telescopio Webb durante los últimos 26 años, lo calificó como una misión única en una generación y agregó que los descubrimientos del telescopio «mantendrán ocupados a los astrónomos durante décadas».
«Podremos escribir una historia mucho mejor del universo en expansión. Veremos cómo sucedió que las galaxias tienen agujeros negros en el centro y cómo es posible que exista un planeta que sea capaz de sustentar a las personas», dijo.
Pero quizás lo más emocionante son las nuevas preguntas que podría plantear Webb, que los científicos aún no se han hecho. Mather dijo que espera que la misión inspire curiosidad en el público en general en las generaciones venideras.
«La ciencia trata sobre el descubrimiento y lo desconocido», dijo Mather. «Siempre estamos abriéndonos camino a través de lo desconocido, y quiero invitar a la gente a que venga y se una a nosotros en esa búsqueda», dijo.