
¿Qué oculta el universo oscuro? El telescopio Euclid podría estar más cerca de revelarlo
En una región remota del espacio, a casi un millón de kilómetros de la Tierra, una silenciosa máquina observa el universo. Lo que ha descubierto en apenas una semana está dejando sin palabras a la comunidad científica. Se trata de Euclid, un telescopio con un propósito ambicioso: descifrar el tejido invisible del cosmos. Aquí empieza una historia de galaxias ocultas, enigmas gravitacionales y tecnología que desafía toda lógica.
El enigmático hallazgo que podría cambiarlo todo
En su primera semana operativa, Euclid identificó más de 26 millones de galaxias, una cifra tan extraordinaria que muchos científicos aún intentan asimilarla. Las imágenes revelan un océano de formas galácticas, estructuras inusuales y agujeros negros supermasivos en actividad.
Pero más allá de la belleza visual, el propósito es profundo: estudiar aquello que no podemos ver. Euclid no busca imágenes bonitas, sino respuestas sobre dos componentes que conforman el 95% del universo: la materia y la energía oscuras.
Estas entidades, aún invisibles, mantienen unidas galaxias o provocan que el cosmos se expanda a velocidades inesperadas. La teoría dice mucho, pero las pruebas aún faltan. Por eso, el objetivo de Euclid es claro: construir un mapa tridimensional del cielo, detectando cada galaxia y midiendo su distancia para inferir lo que permanece oculto.
Las herramientas que convierten a Euclid en una máquina del tiempo
Euclid no es un telescopio cualquiera. Su diseño combina tres cualidades clave que rara vez coinciden: un amplio campo de visión, altísima resolución y una sensibilidad capaz de detectar luz estelar casi imperceptible.
Gracias a su cámara VIS de 600 megapíxeles y a un espectrómetro infrarrojo que mide distancias galácticas, los datos obtenidos permiten mirar hacia atrás en el tiempo. Literalmente. Las imágenes revelan galaxias que existieron hace más de 10 000 millones de años. No solo observamos el espacio, sino también el pasado.
Fenómenos extraños: lentes gravitacionales y cuásares luminosos
Entre los descubrimientos más intrigantes están las lentes gravitacionales, deformaciones de luz causadas por la presencia de masas invisibles como la materia oscura. En ciertos casos, estas deformaciones crean patrones brillantes conocidos como anillos de Einstein, una pista visual que puede delatar la masa oculta de galaxias cercanas.
Además, Euclid ha captado imágenes de cuásares lejanos, objetos tan luminosos que opacan a miles de estrellas juntas. La precisión del telescopio es tan alta que, en pocos días, identificó más lentes intensas que las encontradas en décadas de observación terrestre.
Inteligencia artificial para desentrañar un caos galáctico
La magnitud de información capturada por Euclid ha obligado a recurrir a la inteligencia artificial. Un programa llamado ZooBot, entrenado con la ayuda de miles de voluntarios, ha comenzado a clasificar galaxias a una velocidad imposible para los humanos. En poco tiempo, ha procesado cientos de miles de objetos espaciales según su forma, tamaño y características.
Esto es solo el principio. Con más de 100 gigabytes diarios de información y una promesa de más de dos petabytes para 2026, Euclid y sus algoritmos están construyendo uno de los catálogos más ambiciosos del universo conocido.
¿Estamos más cerca de comprender el cosmos?
Euclid no resolverá todos los misterios, pero ha abierto una puerta fascinante. Por primera vez, tenemos los medios para observar el universo con una claridad que antes solo podíamos imaginar. Las galaxias, antes apenas manchas en la distancia, ahora se revelan con nitidez, como piezas de un rompecabezas cósmico aún sin resolver.
Lo que está claro es que algo grande se está gestando. Y quizá, entre millones de galaxias, estemos a punto de encontrar la clave para entender lo que ha permanecido oculto desde el origen del tiempo.
Fuente: National Geographics.