
Un posible cráter de impacto en un rincón histórico de América Latina reescribe la historia geológica del Atlántico Sur
Las Islas Malvinas, escenario de disputas territoriales y riqueza natural, podrían sumar ahora un nuevo elemento a su historia: un cráter de impacto de proporciones colosales, comparable al de Chicxulub en México. El descubrimiento, impulsado por el geólogo argentino Maximiliano Rocca, podría alterar lo que hasta hoy se conocía sobre la geografía profunda de la región y su rol en la historia de la vida en la Tierra.
El hallazgo de una anomalía inquietante
Todo comenzó con un artículo científico firmado por Michael Rampino, de la Universidad de Nueva York, que sugería la existencia de un posible cráter de impacto en la región del Atlántico Sur. Intrigado por la propuesta, el geólogo Jaime Báez Presser entregó a Rocca una base de datos que incluía mapas gravimétricos generados por el Servicio Geológico Minero Argentino (SEGEMAR) en 1997.
En esos mapas aparecía una estructura circular de 250 kilómetros de diámetro, ubicada al noroeste de las Islas Malvinas. Rocca la bautizó como el “Cráter de Impacto Malvinas”. La similitud con Chicxulub —el cráter asociado a la extinción de los dinosaurios— es sorprendente: ambas formaciones presentan patrones circulares similares a un plato hondo, lo que sugiere un impacto violento como causa de su formación.
Una conexión con la gran extinción del Pérmico

Según Rocca, el cráter podría haberse formado hace más de 250 millones de años, coincidiendo con la llamada “Gran mortandad”, una extinción masiva que acabó con la mayoría de las especies marinas y terrestres. Esta coincidencia cronológica ha despertado el interés de geólogos de diversas partes del mundo.
La estructura presenta características consistentes con un impacto de asteroide o cometa: un anillo de valores gravimétricos positivos rodea un centro con energía magnética negativa, una huella típica en cráteres de gran escala. Además, se destaca una curiosa formación magnética en la zona, apodada por Rocca como “La rosa de las Malvinas”, debido a su parecido visual con los puntos cardinales de una brújula.
A pesar del entusiasmo, hasta el momento no ha sido posible obtener financiamiento para realizar perforaciones en la zona y confirmar la hipótesis de forma definitiva.