
La otra mitad de la doble hélice: conoce a la mujer detrás del descubrimiento del ADN
La doble hélice del ADN es uno de los iconos más reconocibles de la ciencia moderna. Su elegante estructura en espiral representa la vida misma: cómo se hereda, cómo muta, cómo persiste.
Cada 25 de abril, el mundo celebra el descubrimiento de la estructura del ADN. Se honra el trabajo de Watson y Crick, quienes en 1953 propusieron el modelo de doble hélice que revolucionó la biología.
Sin embargo, lo que muchas veces se omite es que esa revelación no habría sido posible sin el trabajo meticuloso de una científica brillante: Rosalind Franklin.
No lo descubrieron ellos
A menudo se cree que Watson y Crick “descubrieron” el ADN, pero esa molécula ya tenía historia antes de ellos.
Fue el químico suizo Friedrich Miescher quien la identificó por primera vez en la década de 1860. Décadas después, científicos como Phoebus Levene y Erwin Chargaff fueron revelando sus componentes y patrones, construyendo una base fundamental para lo que vendría.
Watson y Crick, en rigor, fueron los primeros en proponer un modelo tridimensional correcto: la doble hélice.
Pero no trabajaron en el vacío. Se apoyaron en datos y observaciones de otros equipos, particularmente en los hallazgos realizados en el King’s College de Londres, donde Rosalind Franklin desarrollaba sus estudios con difracción de rayos X.
La «Foto 51»: una imagen reveladora con nombre de mujer
En este entramado de descubrimientos, la figura de Rosalind Franklin aparece con una luz propia. Esta talentosa química física trabajaba utilizando la difracción de rayos X para estudiar la estructura molecular.
Fue allí donde, en 1952, logró obtener la famosa «Fotografía 51», una imagen nítida del ADN en su forma B que revelaba por primera vez su estructura.
Como destaca una publicación del King’s College London, esta fotografía «mostró claramente por primera vez que las moléculas de ADN tenían una estructura helicoidal, y fue clave para que los científicos de Cambridge James Watson y Francis Crick construyeran su famoso modelo de doble hélice de ADN«.
Sin embargo, la historia tradicionalmente contada ha relegado el papel de Franklin, sugiriendo incluso que Watson y Crick llegaron a su modelo tras observar esta fotografía sin su consentimiento.

Una investigación reciente publicada en Nature desafía esta narrativa, revelando que Franklin fue una colaboradora equitativa en la resolución de la estructura del ADN, y que su comprensión de los datos fue fundamental.
Franklin versus el «club de los chicos» de la ciencia
En el King’s College de Londres, Franklin chocó con Maurice Wilkins, su compañero de laboratorio.
Él prefería trabajar en solitario; ella, discutir ideas. Cuando Randall, su jefe, dividió el trabajo, a Wilkins le tocó el ADN de mala calidad. Franklin, con una muestra pura, avanzó rápido. Pero la ciencia de los años 50 no era amable con las mujeres.
Watson, en su libro «La doble hélice», la describió como «antipática» y «poco colaborativa» ¿La realidad? Franklin era directa, meticulosa y no toleraba medias verdades. Un estilo que, en un hombre, hubiera sido aplaudido.
En realidad, Franklin eligió estudiar una forma más cristalina del ADN (la forma A), que entregaba más datos pero era más difícil de interpretar.
Su enfoque era más lento, pero no menos científico. Mientras tanto, Watson y Crick, con acceso a su imagen y otros datos, usaron el método de prueba y error con modelos de cartón hasta dar con la estructura correcta.
Más que un ícono feminista
A pesar de su prematura muerte a los 37 años, su legado perdura y sigue impulsando avances científicos cruciales en la actualidad.

Su comprensión del ADN es fundamental en la ciencia forense, permitiendo identificar individuos con mínimas muestras.
En biología estructural, su técnica de rayos X sigue revelando la organización molecular. El Proyecto Genoma Humano, un hito en la comprensión de la vida, también se basó en su descubrimiento.
Incluso estudios de gemelos, como TwinsUK, dependen del ADN para entender la influencia genética en la salud.
El Día del ADN debería celebrar colaboraciones, no solo a los ganadores del Nobel. Porque la doble hélice no fue un «eureka» solitario, sino un rompecabezas armado con piezas de Miescher, Chargaff, Wilkins y, sobre todo, Franklin.
Referencias de la noticia:
– Pray, L. (2008). Discovery of DNA structure and function: Watson and Crick. Nature Education.
– Cobb M., Comfort N. (2023). What Rosalind Franklin truly contributed to the discovery of DNA’s structure. Nature.
– King’s College London. (2020). Rosalind Franklin: How her legacy lives on. Publicado en la web de la institución.